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DT y Pradillo. Comisariado y transparencia

«No necesitamos excusas para que las creadoras de la danza estén aquí»

 

DT Espacio Escénico, pequeña sala para las artes vivas y del movimiento, está cumpliendo 20 años y su equipo gestor lo celebra haciendo balance con nosotros sobre este lugar, que es referencia en la escena alternativa. También lo es el Teatro Pradillo, que el mismo equipo conduce desde 2017. Y de todo esto nos hablan Violeta Frión, Carlos A. Alonso y Alberto García, parte del equipo que gestiona ambos proyectos.

 

DT Espacio Escénico y Teatro Pradillo

 

 

Por Mercedes L. Caballero

Foto de portada: Violeta Frión y Carlos A. Alonso

 

«Si quieres te mando las memorias, aquí está todo». Y la palabra transparencia, término y estado que suele acompañar su manera de hacer y quienes les conocen saben de su importancia, casi se hace cuerpo en la habitación. La frase la dicen con toda naturalidad Violeta Frión y Carlos A. Alonso, dos de los tres integrantes del núcleo duro de DT Espacio Escénico, la Compañía DT y desde 2017, también el Teatro Pradillo. Alberto García, el tercero, se encuentra en México en el transcurso de esta entrevista, aunque nos atiende por teléfono. «A mi modo de ver, la labor DT Espacio Escénico después de 20 años se puede resumir en tres aportaciones: La primera es haber servido de sede de El Curro DT, permitiendo que como compañía tuviésemos una sala para exhibir de manera continuada, lo que nos ha convertido en uno de los pocos colectivos con un repertorio vivo que cuenta con más de 20 títulos en activo y cerca de 2500 representaciones realizadas. La segunda, es haber proporcionado un espacio para que toda una generación de coreógrafas hiciese sus primeros trabajos. La tercera se relaciona con las acciones que hemos realizado alrededor del movimiento LGTBIQ+ a través de los festivales Versión Original (de temática queer) y Más bonita que ninguna (con trabajos de travestis)».

«Aquí está todo», insiste Violeta con la mirada en el ordenador, «subvenciones recibidas, equipos, sueldos… gestionamos dinero público porque vivimos gracias a las ayudas y para nosotras es importante que se sepa en qué se invierte». Estamos en la pequeña oficina de la pequeña sala DT, ubicada en la calle Reina del barrio de Chueca. Un antiguo almacén de iluminación convertido en teatro, centro de residencias, sede intermitente de compañías, lugar para la reflexión y espacio para pasar a saludar. En la oficina, que también hace las veces de taquilla, a través de una pequeña ventanilla como las de antes o como las de los cines, pero sin cristal, sin distancias, Violeta y Carlos cuentan abiertamente la historia de esta pequeña casa de la danza, las artes vivas  o las nuevas dramaturgias de pequeño formato, que ha superado las dos décadas con esfuerzo y afecto. Un diálogo abierto convertido en relato de toda una vida escénica en común.

 

Los orígenes: apuesta y necesidad

Violeta Frión: El Curro DT, nuestra compañía, residía habitualmente en la antigua Sala Triángulo donde también asumíamos la escuela, y la actividad fue creciendo hasta el punto de necesitar un espacio propio. Buscamos local y encontramos éste. Al principio, como sede de nuestra compañía, pero poco a poco fue abriéndose a la programación.

 

Carlos A. Alonso: Enseguida ya tuvimos el ciclo Versión Original.

Violeta Frión: El pasado 31 de octubre se cumplieron 20 años del montaje y taller de la pieza Una melodía que no recuerdo, que fue con la que inauguramos DT Espacio Escénico. La verdad es que no le hemos dado mucho bombo, esa patita puede que nos falte.

Carlos A. Alonso: Ha pasado tanto tiempo y estoy en un lugar tan diferente, que en aquel momento, hace 20 años, tampoco era muy consciente de lo que pasaba a nivel de salas en la escena. Sí que es cierto que en la apertura tuvimos mucha repercusión por el hecho de empezar a descentralizar la escena alternativa, que ocurría en lugares muy concretos. Fuimos la primera sala que abrió en el barrio de Chueca.

 

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Alberto García

 

No es una sala de danza, no es un teatro, no es un cabaret

Violeta Frión: Con la lista de gente que ha pasado por aquí en estos 20 años te sale una red de la escena madrileña. En DT hemos hecho muchísimos primeros trabajos. Al principio teníamos un ciclo que se llamaba Bailautoras, donde se mostraban solos de danza. Era el sitio perfecto para hacerlo, para las primeras veces, para el ensayo-error en nuestra una cajita escénica de 20 butacas. También hemos tenido residencias extraoficiales, es decir, compañías o creadores que na montado aquí sus trabajos porque simplemente hemos cedido el espacio, sin más.

Carlos A. Alonso: Sin necesidad de que después tuvieran que estrenarse en DT.

Violeta Frión: Es un espacio raro. Pequeño y diferente: 4 metros de ancho, 7 de largo y 3 y medio de alto.

Carlos A. Alonso: El inconveniente y la ventaja de DT es el tamaño. Es un espacio reducido, con lo que puede remar a favor o en contra. Somos muy conscientes de que con esta caja negra nunca vamos a ser un gran teatro, pero tampoco queremos serlo.

Violeta Frión: De hecho hay compañías que están haciendo cosas a un nivel más grande, en otros espacios, pero que también vienen a DT o han pasado por aquí con montajes más pequeños e íntimos que no funcionan en otro sitio.

Carlos A. Alonso: Nuestro espacio también puede usarse de otro modo, se pueden utilizar todas las dependencias y nunca hemos puesto peros a que así sea. Se puede decir que la arquitectura de DT es lo bueno y lo malo de DT.

Violeta Frión: Nuestra primera definición como espacio fue no es una sala de danza, no es un teatro, no es un cabaret. Durante un tiempo éramos tres o cuatro personas, ahora hemos crecido como colectivo, y en aquel tiempo hacíamos la contabilidad, el diseño, la limpieza, el montaje de luces y la taquilla. Teníamos efecto hotel rural: recibo a la compañía, le friego el suelo, etc.

Carlos A. Alonso: Al principio, seguramente para compensar toda esa precariedad de medios técnicos y logísticos, se trabajaba mucho la relación humana y esto se ha quedado en nuestro ADN y tenemos con un trato muy cercano con la gente y con las compañías que pasan. Intentamos que el tiempo que van a estar aquí se encuentren como en casa.

Violeta Frión: Sí, hay una confianza y se ha establecido una relación de familia. Muchos se han convertido en amigos.

 

Es una casa de la danza. Reconocimiento

Carlos A. Alonso: Apostamos por la artes vivas, por las nuevas dramaturgias y se tiene muy en cuenta el cuerpo. Somos conscientes de la gran dificultad para los trabajos que parten de ahí. Y aunque los límites se hayan diluido mucho entre disciplinas, seguimos pendientes. Igual somos las únicas que incluimos la danza de manera regular en una programación, más allá de un festival o un ciclo. No necesitamos excusas para que las creadoras de la danza estén aquí.

Violeta Frión: De hecho hemos tenido vínculo con los conservatorios. Algo bonito que pasa es que a muchas coreógrafas que han montado sus trabajos aquí, se les nota en el resultado porque bailan hacia atrás y hacia adelante, en lugar de hacia los lados, por las características de nuestro espacio, con más profundidad que anchura. Cuando lo veo pienso, «ese trabajo se ha montado en DT».

Carlos A. Alonso: Con el tema del reconocimiento tengo sentimientos encontrados. A veces reconozco que me viene cierto complejo de hermana pequeña o pobre de las demás, igual por una cuestión de tamaño o visibilidad, no lo sé. Pero una vez hecho el reseteo mental, creo que todo el mundo es consciente del lugar que podemos ocupar. Y eso lo compensa todo.

Violeta Frión: Creo que la gente que se dedica a la danza, compañías, creadoras, sabe quiénes somos y lo veo cuando voy a algún encuentro. De cara al público general, ya no somos tan conocidos. Pero somos conscientes de las 20 butacas y para mí, esas 20 butacas, son algo más positivo.

 

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Teatro Pradillo

 

Pradillo 2017

Carlos A. Alonso: A Pradillo también llegamos por una aparente necesidad. A raíz de unas obras que hicimos en DT nos llegó una carta de próximo cierre de actividad. Pradillo en ese momento estaba buscando gestión, lo vimos como una opción y nos fuimos allí.

Violeta Frión: Pero tampoco fue de repente, no pusimos en google «espacios disponibles» y salió Pradillo.

Carlos A. Alonso: Claro, teníamos una vinculación con este teatro dinamizando colectivos allí. Y estuvimos una época de celestinas, a ver quién se hacía cargo del espacio. Así que adoptamos ese papel de tomar las riendas de una manera muy natural.

Violeta Frión: Pradillo iba a desaparecer y toda la comunidad escénica se puso en alerta. Hubo un intento de hacer una especie de cooperativa de artistas, pero la cosa no salió. Nos llegó el problema de la licencia en DT y como otra cosa no, pero experiencia en gestión sí tenemos, lo asumimos, en principio temporalmente.

Carlos A. Alonso: Era gestionar algo que ya existía.

Violeta Frión: Empezamos a trabajar el doble por el mismo dinero y pusimos la estructura de DT al servicio de Pradillo. Si hago una contabilidad hago dos, si gestiono unas subvenciones, gestiono dos, etc.

Carlos A. Alonso: Al final no cerraron DT, se legalizó la parte de abajo y nos quedamos con dos proyectos.

Violeta Frión: En un año y medio aproximadamente, y con muchísima ayuda, conseguimos saldar la deuda que tenía Pradillo. Mucha gente puso de su parte. Y gracias a todos, ahí está. Entramos a Pradillo siendo conscientes de lo que es ese lugar tan emblemático sin intención de apropiarnos de nada. No queríamos replicar DT en un espacio mayor. Pradillo tiene su propia identidad, y se trataba de gestionarlo. Se eligió un comisariado, se idearon las jornadas Pensar Pradillo en las que podía participar la comunidad escénica y una vez arrancó, el dinero para programación se dividió a partes iguales y todas las compañías programadas cobran lo mismo.

Carlos A. Alonso: Tratamos de que lo que ya existía seguir que siguiera existiendo. Pradillo daba respuesta a una comunidad de creadoras muy grande.

Violeta Frión: Con el comisariado y las jornadas Pensar Pradillo, que se siguen repitiendo, además de la convocatoria pública que lanzamos, el gremio legitima al gremio, de alguna manera.

 

Alberto García, concluye al otro lado del teléfono. «Es pronto para sacar conclusiones definitivas sobre los resultados que como Equipo Pradillo vamos obteniendo de nuestra gestión de la estructura desde hace casi 5 años, pero lo que sí es definitivo es que hemos conseguido consolidar una institución permeable que empodere las acciones de las creadoras sobre los intereses de la gestión, a través de comisariados colectivos».

 

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