«La ofensa es muy buen camino para saber qué tienes pendiente de sanar»
Carmen Romero representa ya un icono del humor negro. Sus monólogos son su mejor reflejo, un refugio que le permite ser más libre y deslenguada.
Así lo cuenta en Godot una cómica que venció su timidez ancestral, se hizo viral con vídeos cortantes como puñales y, pánico mediante, saltó a los escenarios para disparar alto con un ingenio marca de la casa.
El humor es su forma favorita «de transitar por la vida» y la podemos encontrar haciéndonos reír por doquier. Atentos a sus redes, que la madrileña Carmen Romero –sosa cáustica verbal, tono inconfundible y aura oriental- ha llegado para quedarse. Sin anestesia. ¡Bienvenida a Godot!
Carmen Romero
Por Jorge Gª Palomo/@jorgegpalomo
¿Quién es Carmen Romero para la propia Carmen Romero?
Soy una tía muy normal y tranquila, con muchas ambiciones. Reservada, tímida y desconfiada. Muy familiar y de poca gente. Me hace feliz ayudar a los demás y cuidar mucho a la gente que quiero. Me agobio fácilmente en contextos sociales y necesito estar sola muy a menudo. Tengo mil batallas mentales diarias, como todos. Adoro tanto escuchar a alguien cuando me parece interesante como odio cuando es al revés. Intento ser abierta de mente y cambio de opinión a menudo, cosa que creo que está infravalorada. Me gusta crecer y mejorar en todos los ámbitos. Soy bastante incoherente y te diría que un poco bocazas también, pero creo que me estoy reformando. Aunque después de esta primera respuesta no me lo creo ni yo…
¿Cómo nace tu comedia, cómo afrontas la timidez y te conviertes en un fenómeno del stand up comedy? Me pongo estupendo: ¿cuál fue tu Rubicón?
Empecé haciendo vídeos porque quería probar las ideas que tenía y era la forma más cómoda que encontré. Fue mi zona de confort porque no era consciente de que esos vídeos los podía ver mucha gente y cuando lo fui no me incomodó: me seguía sintiendo a salvo. Por aquel entonces tenía pánico de hablar en público, me daba mucha ansiedad y me veía incapaz. Asumí que jamás iba a ser capaz de hacer un monólogo. Hasta que tuve la movida por el vídeo de los tópicos andaluces pensé que mi comedia se iba a limitar a vídeos y tuits, pero ahí fue un punto y aparte. Lo pasé tan mal, en el sentido de enfrentarme al rechazo de una manera tan directa y violenta, o así lo viví yo, que pensé: «Ya no puede ir peor». Así que me lancé a hacer stand up, cosa que me moría de ganas por probar.
Me enfrento a la timidez día a día. He ganado mucha seguridad y confianza en mí misma desde que empecé en los escenarios, pero la timidez es algo que va conmigo siempre. Me da por pensar que tengo algo que ofrecerle a la gente que le puede interesar y que soy capaz de hacer reír. A veces, me flipo mucho y pienso «¡Buah!, es que he nacido para esto». Relativizo el éxito y el fracaso y eso también me ayuda bastante. Al final, poniéndolo en una balanza, me compensa porque me hace feliz.
¿Y qué significa la comedia para ti, Carmen?
Poniéndome intensa, es mi forma favorita de transitar por la vida, además de una de las mejores ayudas para sanar y salvar que he encontrado.
¿Qué es el humor negro? ¿Y de dónde te viene el sarcasmo áspero e hilarante?
Creo que mucha gente entiende el humor negro como hacer chistes sobre temas que son tabú o incómodos de hablar y que está al alcance de muy pocos, pero a mí me parece que el humor negro es algo muy común. La mayoría de gente tiene un punto de ese humor, forma parte de nuestro día a día. Casi todos entramos a bromear con cosas graves y con nuestras desgracias: es algo mucho más normal y sano de lo que queremos hacer ver; me parece algo muy humano. El sarcasmo viene de mi madre, que es andaluza y me ha enseñado bien lo que es la ‘mala follá granaína’.
¿Cómo son tus monólogos? ¿Y dónde verte actuar?
Son el mejor reflejo de mí porque es el sitio donde me permito ser más libre. En el escenario el personaje toma el mando, pero me encuentro a mí misma todo el rato. Intento, por encima de todo, hacer reír, pero también normalizar cosas que nos cuesta hablar en cualquier conversación. Además, hay un punto de que me gusta incomodar un poco a la gente sacando ciertos temas o diciendo ciertas cosas, pero siempre sin que se me vaya de las manos y se cree mal ambiente, sino todo lo contrario: que al final todos seamos cómplices. Es un reto y a la vez algo muy divertido para mí. Me encanta tensar la cuerda.
Todo lo que he vivido que no ha sido agradable va dentro de mis monólogos si soy capaz de darle una vuelta y hacer reír. También me gusta mucho lo absurdo, señalar la hipocresía y, por supuesto, dar mi opinión, como a todos.
Ahora mismo estoy con Bianca Kovacs en el teatro Soho de Madrid con nuestro show Odio a la gente. Espero que vayamos por muchas más ciudades el próximo año y también empezar con mi show…
¿Los referentes más golfos de aquí y allá?
Tengo referentes muy distintos porque no me fijo en el estilo de comedia, sino en otros aspectos que me parecen más importantes, como el recorrido que tengan, su carrera… De aquí admiro mucho a Raquel Sastre, Bianca Kovacs, Ana Morgade, Pilar de Francisco, Victoria Martín, Inés Hernand, David Suárez, Álvaro Carmona, Pablo Ibarburu, Tomàs Fuentes, Ignatius Farray, Venga Monjas y mil más.
Y de allá: Sarah Silvermann, Dinah Hashem, Carmen Lynch, Taylor Tomlinson, Anthony Jeselnik, Bo Burnham, Ricky Gervais…
La cultura es para ti, Carmen…
Depende del día. A veces es una forma de no sentirme sola; otras, una buena opción para encontrar respuestas y aprender; y otras, solo una manera no dañina para evadirme de la realidad, pero siempre es un buen chute de esperanza, aunque no sea su intención.
Las redes sociales son (sé que esenciales en tu caso)…
Como dices, desgraciadamente muy necesarias para mi trabajo. Aparte, son las dos caras de la moneda: a veces son una risa y un punto de encuentro muy guay y otras veces son un horror.
Varios conceptos unidos a ti. Mi test raudo para Carmen Romero.
– Stand up comedy… Un regalo.
– El Golfo Comedy Club… Un buen sitio para ver comedia muy variada.
– Beer Station… Uno de los templos de la comedia en Madrid y mi primera casa.
– Phi Beta Lambda… Una hermandad muy filántropa.
– El cómico David Suárez… Único en España y uno de mis favoritos.
– No haber venido… Un oasis para hacer lo que nos dé la gana.
– La cómica Bianca Kovacs… De las mejores del panorama. Tiene mucho talento, va a llegar muy lejos.
¿Me olvido algún concepto clave, amiga?
Por ponerme tiquismiquis e impertinente, mis ‘chochitos’, la gente a la que inexplicablemente le gusta lo que hago y a los que estoy eternamente agradecida.
Un momento inolvidable o una anécdota fuera de los escenarios.
Cuando salió mi entrevista en El sentido de la birra me escribió mucha gente que había pasado por cosas similares diciendo que les había servido de inspiración y me agradecían que hablara de ciertos temas de forma natural para visibilizarlos. Lo hice sin ninguna intención, sin darme cuenta, siendo yo tal cual, pero ver que eso ayudó a la gente me caló hondo. Fue de los momentos más reconfortantes que recuerdo.
Un lugar o contexto para reír a carcajadas, al margen de los templos aludidos.
Una reunión con amigas de toda la vida recordando mil anécdotas de hace años o cualquier rato con alguien con quien tengas mucha complicidad.
Una película, canción o libro para sentirnos bien en épocas difíciles.
Película: Una noche en la ópera, por decir una, pero en realidad cualquiera de Los Hermanos Marx. Canción: Bailar, de Jarabe de Palo. Libro: Bravo, de Xavi Daura, y Vive como un mendigo, baila como un rey, de Ignatius Farray, Dinah Robledillo y Rosa Ponce. Te da un subidón que te quieres comer el mundo entero.
¿Algo que te parezca ignominioso que se me pase preguntar?
Si soy china de verdad (risas).
Carmen Romero… ¿Un mensaje para la posteridad sin ofender a nadie?
La ofensa es muy buen camino para saber qué tienes pendiente de sanar.
¡Mil gracias, abrazos y viva la comedia! ¡Grande, Carmen!
Un placer. ¡Muchísimas gracias!
