Fotos: Pablo Mekler
Enmarcado como obra de teatro autodocumental, el proceso de este trabajo no se parece a ninguna de las creaciones que cada uno de nosotros ha llevado a cabo en su país. Partimos de trabajar con lo que tenemos, el tiempo y las herramientas que se nos dan: a veces juntos en procesos de residencias (Madrid y Buenos Aires), a veces en un solo lugar, a veces a través de Skype o por correo electrónico.
Hemos grabado nuestras conversaciones, nos hemos escrito cientos de emails, y nos hemos dejado mensajes de voz a través del whatsapp. Durante las residencias hemos llevado a cabo ejercicios y entrevistas que versan sobre nuestra familia, la herencia política, el viaje o las manifestaciones… etc.
Entrevistas que se han convertido en material dramatúrgico y escénico. Hemos entrevistado a nuestras madres, hemos hablado con los hijos que algún día nos gustaría tener, hemos bailado y cantado y hemos recuperado videos y material de nuestra infancia y juventud para crear un puzzle que relaciona nuestra vida con la de nuestro país.
Hemos explorado la idea de testimonio, de memoria y de recuerdo, de su materialización y su evolución en un mundo digital como en el que se mueve nuestra generación.
La propuesta es un viaje al espectador hacia un país clandestino, el de la sala de ensayo viéndonos trabajar en directo, dirigiéndonos y reescribiéndonos en cada función, en un tiempo particular, el que dura la representación, el aquí y ahora.