«Desde el principio supimos que había que contar esta historia, no por posicionamiento político, sino por documentar algo que era desconocido»
Hablamos con Leticia Barrios y Guillermo Bacariza creadores de ENAVAI Teatro, una compañía que quiere utilizar el teatro como un elemento transformador social. Quieren que los espectadores se sientan interpelados directamente para que se conviertan en los verdaderos protagonistas de lo que están viendo.
Eso mismo es lo que hacen en Las 50 mariposas de la Isla de Kerguelen, una obra que podrá verse en Teatro Lagrada y que narra un terrible suceso de nuestra historia ocurrido en mayo de 1939, cuando el doctor Antonio Vallejo-Nágera se traslada a la prisión provincial de Málaga con el objetivo de experimentar con cincuenta presas republicanas para desarrollar su teoría llamada Biopsiquismo del gen marxista.
El doctor Antonio Vallejo-Nágera creía que la mujer roja, y la mujer en general, era notablemente inferior al hombre. Apuntaba que el marxismo y la revolución unidos a la mujer debían ser tratados médicamente, no políticamente. Esta necesaria obra, protagonizada por Anna Gavilá y Andrea Sisternes, es un canto a la memoria, una búsqueda en el recuerdo perdido. Es una construcción dramática documental que trata de reconstruir, a día de hoy, el horror que vivieron aquellas mujeres en la cárcel de Málaga
Las 50 mariposas de la Isla de Kerguelen
Por Sergio Díaz
Foto de portada: Leticia Barrios y Guillermo Bacariza
Lo que narráis en Las 50 mariposas de la Isla de Kerguelen es un episodio muy poco conocido de nuestra historia. ¿De dónde surge el interés en hablar de este caso?
Es curioso porque lo hemos hablado en numerosas ocasiones con el equipo. Creemos que nosotros no encontramos la historia sino que la historia nos encontró a nosotros. Estando investigando sucesos relacionados con las mujeres en la primera etapa de la dictadura, así cómo documentando sus vivencias en las cárceles surgió una cita muy impactante y misógina, en la que el doctor Vallejo-Nágera comparaba a las mujeres con las mariposas de la Isla de Kerguelen. El impacto nos llevó a investigar al doctor y ahí fue dónde empezó todo: descubrimos unos experimentos raciales y su vínculo con unos hechos muy conocidos en la actualidad, de los que no se conocía su origen: el robo de niños en España. Desde el primer momento supimos que había que contarlo, no por posicionamiento político, sino por esclarecer y documentar algo que era desconocido.
Vuestra propuesta es teatro documento. ¿Cómo habéis conseguido reunir todo el material que reproducís en el montaje?
Nos hubiera encantado haber obtenido todo el material documental pero no, lo que conseguimos son los resultados de los experimentos escritos y firmados por el propio doctor. Hemos contactado con varias expertas en el tema que nos han ido allanando el camino de la propia investigación. Tras su paso por la cárcel malagueña el doctor publicó una serie de informes con los resultados, que más tarde aparecerán en su obra Eugenesia de la Hispanidad. Desde dramaturgia el trabajo estaba claro: se trataba de reconstruir aquellos interrogatorios que formaron parte del experimento de la manera más veraz posible. El trabajo no fue fácil ya que cualquier dato sobre la identidad de las presas fue eliminado.
¿Cómo habéis elaborado la puesta en escena?
En ENAVAI Teatro llevamos años investigando sobre los nuevos lenguajes escénicos, en especial sobre el teatro documento posmoderno. La puesta en escena parte de toda nuestra experiencia en este campo. Trabajamos con lo documental como premisa que va dando forma al montaje. Jugamos con dos paradigmas que son inherentes a nuestra forma de entender la escena: el participativo y el argumentativo. Pero en este montaje hemos ido más allá introduciendo el elemento asociativo y jugando a sugestionar al participante. Lo que buscamos realmente es que se planteen interrogantes y que cada uno obtenga sus propias respuestas.
¿Desde qué premisas partía el régimen franquista para llevar a cabo estos experimentos?, ¿qué tipo de cosas hacía Vallejo-Náhera con esas 50 mujeres reclusas?
Todo el estudio tenía carácter experimental. El propio Vallejo-Nagera así lo constató años después, tras la caída del Tercer Reich, ya que gran parte de las teorías eugenésicas fueron rechazadas. En cuanto a los experimentos y acciones llevadas a cabo con las presas, sabemos de los interrogatorios que se llevaron a cabo, sabemos que ellas no participaron por propia voluntad pero para saber que es lo que ocurrió en aquellas sesiones tendréis que acudir al teatro para vivirlo en primera persona.
Al final, más allá del odio a todo lo diferente a sus ideas, lo que subyace es una profunda misoginia durante el régimen franquista…
La misoginia es un problema que ha existido siempre y en ese momento histórico en concreto no iba a ser menos. Ha sido estas últimas décadas cuando hemos comenzado un cambio.
A día de hoy seguís siendo víctimas de abusos en todos los lugares del planeta. ¿Lograremos como sociedad, algún día, alcanzar la plena igualdad?, ¿de qué depende que eso suceda?
No sabemos de qué dependerá, pero estamos luchando por ello. En nuestro equipo el número de hombres y mujeres siempre ha sido muy equitativo e igualitario. Creemos que es algo que compartimos tanto nuestra generación como las posteriores. El cambio se está dando y va a darse de manera natural, ya que ha ido disminuyendo y confiamos en que siga así. Pero si miramos el problema desde una perspectiva global todavía queda mucho por hacer.
¿Vuestro objetivo con este montaje, esta mirada al pasado, es que no olvidemos a esas mujeres?, ¿es un aviso de cara al futuro?, ¿ambas cosas?
Efectivamente, es una mirada al pasado que nos ayuda a entender el presente para mejorar el futuro. El pasado es algo que no se puede cambiar, la historia es la que es pero podemos aprender de ella. Algo que tuvimos claro desde el primer momento es que buscamos despertar al público, hacerlo consciente de los mecanismos de manipulación del propio sistema para que pueda detectarlo en su día a día. Cuando nos hacemos conscientes elegimos con libertad.
Estos experimentos con mujeres nos lleva a una deriva posterior que ya habéis comentado antes. Al ‘demostrar’ esta teoría del ‘gen rojo’ se sintieron legitimados a secuestrar a niñas y niños republicanos. Se estima que fueron unos 30.000 los pequeños robados. Aún quedan muchísimas heridas por cerrar de esos 40 años de terror. ¿Qué se le puede decir a aquellos que piensan que es mejor no remover el pasado?
Lo que podríamos decirles es que la historia es la que es. Y que como ciudadanos de un mismo territorio tenemos derecho a conocer lo sucedido en el pasado porque, como ya hemos dicho anteriormente, es el requisito sine qua non para entender nuestro presente. No es mirar la historia desde la perspectiva de víctima o de verdugo sino desde unos hechos concretos que no deberían de repetirse.
La eugenesia, técnica muy asociada a los nazis, lamentablemente, es una práctica muy común entre todos los pueblos supremacistas (la han hecho los suecos con los sami, los estadounidenses con los inmigrantes, las dictaduras comunistas…). ¿Por qué existen todos esos prejuicios por la raza? ¿Por qué ese empeño en seguir discriminando por la tonalidad de la piel o el origen si la ciencia ya ha determinado que sólo existe una única raza?
Quien sabe, quizás sea la influencia del entorno, la educación recibida o las experiencia a lo largo de la vida de una persona la que la lleven a rechazar o discriminar racialmente.
¿Cómo surge ENAVAI Teatro? ¿Os unió las Artes Escénicas o una forma de ver y entender el mundo?
ENAVAI Teatro surge de la mano de ENAVAI Films. Cuando nosotros decidimos crear la productora lo hicimos para hacer aquello que nos apasiona: producir historias. Su nacimiento supuso fusionar toda la experiencia adquirida durante los últimos años y nuestra visión del teatro como arma para la transformación del individuo y de la sociedad. Trabajamos con un equipo, una familia creativa que camina de la mano hacia una misma dirección: generar una experiencia con el público.
Uno de vuestros objetivos principales como compañía es volver a la esencia primigenia del teatro. ¿Creéis que se está perdiendo esa esencia?
Creemos en un teatro vivo, participativo y abierto. Un teatro que vuelve a su esencia más primitiva: la del acontecimiento. Cuando el espectador se siente partícipe de aquello que sucede, algo dentro de él se transforma. Está claro que nos apartamos del concepto de teatro moderno y narrativo para indagar en los nuevos paradigmas teatrales, pero sabemos que cualquier estética es transitoria y, en estos momentos, nuestro objetivo es evolucionar y explorar con todo aquello que nos es nuevo, ya sean las nuevas tecnologías o la hibridación de formatos. No somos de una temática concreta, ni de un estilo determinados. Los nuevos proyectos que estamos generando van desde experiencias inmersivas a espectáculos participativos en los que el espectador es el propio protagonista.
En ENAVAI Teatro también tenéis como objetivo indagar en todos los rincones de la teatralidad y sus límites. ¿Cuáles son esos límites y esos rincones que queréis explorar?
Los límites están para sobrepasarlos, para explorar sobre ellos. La hibridación de paradigmas y la presencia del lenguaje audiovisual en nuestras piezas nos lleva a visionar al teatro del futuro como una mezcla difícil de definir. La participación del espectador, la introducción de las nuevas tecnologías, así como la experiencia streaming nos permiten indagar en límites como la realidad y la ficción, los espacios o el sentido mismo de las piezas. En cada espectáculo nos preguntamos, ¿qué es lo que queremos transmitir o provocar en el espectador? Cuando lo sabemos nuestro objetivo es llevarlo a cabo a través de las herramientas que sean necesarias, ya pertenezcan al cine, al teatro o a experiencias más interactivas como la realidad virtual. Por ello, creemos que no existen límites sino limitaciones.
