He de confesar que siempre he visto a La Joven como ese espacio al que mi yo adolescente, que soñaba con ser actor, le hubiera encantado acceder. Supongo que, por eso, y por la energía que transmiten, siempre les he sentido tan cercanos. Hace unos días invitaron a Godot a asistir a una sesión de ensayos de Eneida (Playlist para un continente a la deriva) en el Circo Price. Versión del clásico de Virgilio firmada por Paco Gámez y con dirección de José Luis Arellano.
Circo, música, teatro y danza para rememorar los orígenes de Europa
Foto de portada Ilde Sandrin
Sé que para muchas personas puede resultar tedioso eso de presenciar cómo se monta un espectáculo. Lo de hacer, corregir y repetir hasta el infinito, puede acabar con la paciencia de cualquiera, sin embargo, a mí, ver ese trabajo, ese esfuerzo, ese empeño por pulir y perfeccionar, me fascina. De hecho, la sesión a la que asistimos, resultó ser una de las más complicadas en cuanto a ejecución. Además de la fragilidad en la que se haya un espectáculo días antes de su estreno, tocaba montar un número con báscula – para los que no somos iniciados en las artes circenses: El balancín desde donde se realizan saltos mortales – El nivel de concentración era enorme, dada la complejidad y la importancia de su precisión. La iluminación de Juanjo Llorens, los movimientos diseñados por Andoni Larrabeiti debían estar al servicio de quienes ejecutan el número, nada se puede dejar al azar, por su seguridad y la de quienes les rodean en escena. De hecho, presenciamos un momento que pudo suponer en grave accidente, pero que, afortunadamente, quedó en un simple susto, cuando el propio Andoni, al que veremos en escena junto al resto de artistas, durante una de las acrobacias recibió un golpe en la cabeza, confirmando la importancia, el compromiso y la minuciosidad con la que debe trabajar el equipo al completo para que la emoción y el riesgo solo sea una sensación vivida por el público.
Apostando por “el más difícil todavía” para el regreso
Sí, parece que me he saltado un detalle en mi crónica: ¿La Joven en el Circo Price? Todo tiene su explicación.
Es verdad que La Joven nunca ha ido por el camino sencillo, y aunque este pueda parecer un tiempo para caminar sobre seguro, ellos han preferido “jugársela” y hacer eso tan circense que es probar “el más difícil todavía”, apostando por estrenar no uno, sino dos espectáculos casi simultáneamente: Ulloa de Irma Correa en Teatros del Canal, para conmemorar el centenario de Emilia Pardo Bazán, y esta versión de la Eneida en el Circo Price a manos de Paco Gámez; ambas dirigidas por José Luis Arellano.
Siguiendo el camino ya explorado en Proyecto Homero, se han dispuesto a abordar el clásico de Virgilio. Eso sí, yendo un paso más allá, mezclando el teatro, el circo, la música y la danza. “Surgió como todas las locuras – Dice su director José Luis Arellano – nos apetecía muchísimo que estuviera la idea del circo y eso nos llevó a esta vorágine de querer contarla con un montón de artistas”. Nada más y nada menos que una veintena de jóvenes artistas, encabezados por nombres ya conocidos para los seguidores de La Joven con Samy Khalil, Javier Ariano y Jota Haya, junto a nuevas incorporaciones como María Heredia, Marta Velilla y Ana Jara (Sí, la chica Disney de Soy Luna), junto a una nueva hornada de artistas salidos de la Escuela de Circo Carampa, el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila y la Escuela de Música Creativa, con Alberto Granados al frente; todos ellos bajo el amparo del propio Circo Price y su directora María Folguera, quien lleva tiempo queriendo que las diferentes disciplinas encuentren en el Price un lugar de encuentro donde hermanarse y fusionarse.
“Ha sido demencial tratar de unir todas estas artes que, en esta ciudad, están tan separadas, pero ha sido un viaje muy inspirador – nos cuenta Arellano – Lo bueno es que la gente joven está vacía de prejuicios y ha sido muy bonito ver cómo enseguida maridan unos con otros, ver a la gente de teatro empezar a hacer acrobacias, a la gente de circo interesándose por el texto hablado, o cantando. Hemos presenciado esto como padres orgullosos”.
¿Cómo afrontar un clásico casi inabarcable?
“Nosotros siempre nos planteamos historias que nos hablen de dónde venimos. En este caso es una historia épica, patriótica, sobre la búsqueda de Roma, cuál es su inicio y el de Europa. Pero también habla de las etapas vitales de un ser humano. Intentamos contar el viaje emocional de un individuo que se da cuenta que lo importante es lo viajado. Me interesa cómo lo ven los jóvenes” Dice un entusiasmado Arellano sobre el origen del espectáculo. Emoción compartida por Gámez, que además de firmar la versión, realiza labores de ayudantía de dirección y que, ante lo inabarcable de la Eneida, ha preferido establecer un diálogo con el clásico y buscar los aspectos que mejor encajan y apelan a la juventud actual. “Después de la pandemia, queríamos hacer una función luminosa, pero pensando en qué Europa le estamos dejando a los jóvenes – nos dice su autor – La idea era hablar sobre la Europa del Sur, sobre quiénes somos. Sobre llegar a un sitio donde se va a generar algo nuevo”.
Aviso a los puristas: aquí las guerras y las batallas son conflictos entre ciudadanos y barrios, con el auge de los extremismos, la xenofobia o el machismo. Al igual que la aparición de los dioses y seres mitológicos aparecerán entre números circenses y creando paralelismos con el catolicismo «al fin y al cabo, sigue siendo una relación complicada con las deidades», nos explica Gámez.
Una playlist como acompañamiento vital
La Eneida está compuesta por doce cantos que en su puesta en escena han sido traducidos como una especie de playlist, tal y como anuncia el subtítulo, que formarán parte de las diferentes vivencias de su protagonista, Eneas, interpretado por Samy Khalil. “Queríamos meter músicas que acompañen en los momentos – Nos explica Gámez – Hay músicas de todo tipo, de todo el continente, española, inglesa, italiana, francesa… Son las canciones que a uno le acompañan en los momentos vitales, que cuentan cómo estás, cómo te sientes. Es algo clave en el montaje. La está haciendo Alberto Granados y tiene un rollo de banda de verbena, de pachanga.”
Ante la situación que estamos viviendo, tanto José Luis Arellano como Paco Gámez, son conscientes de que, en este momento, lo que el público necesita es olvidarse por un instante de la oscuridad del momento, “intentemos insuflar un poco de vida, acariciar al público” por eso han optado por este formato lleno de luminosidad y ritmo en el que prevalecerá la esperanza. “Me gusta que el discurso entre suave para que sorprenda” concluye Gámez.
Por lo que pudimos ver la mañana de ensayos que vivimos, esta Eneida va a llenar el Price de la energía de sus canciones, de acrobacias llenas de poesía y la fuerza de una palabra que, siendo tan lejana en el tiempo, sigue reverberando en quien la escucha. La fastuosidad de su envoltorio, ¡qué belleza la luz del gran Juanjo Llorens!, nos va a regalar una reflexión sobre la vida, ahora más que nunca, sobre el camino que elegimos y la importancia de apreciar esas pequeñas cosas que nos encontramos en él. “Da igual si lo dice Virgilio, Machado o Serrat” nos dicen con entusiasmo los componentes de La Joven, ya dispuestos a dar el salto definitivo subidos a la báscula con este “más difícil todavía” teatral con el que han regresado.