«El humor es una manera ideal de transmitir los valores del feminismo al público más general»
Núria Cano es sexóloga, Diplomada en terapia ocupacional con un Máster Sexología, en educación sexual y asesoramiento sexológico de la Universidad Camilo José Cela. También es Profesora adjunta de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y del Máster de sexología de la Universidad Camilo José Cela. Cuenta con amplia experiencia en el trabajo con personas con diversidades funcionales de todas las edades y con colectivos LGTBIQ+. Es terapeuta en FUNPRODAMI, y editora y redactora en la revista feminista digital, Proyecto Kahlo.
Cuenta con formación en clown, improvisación teatral y danza. Ella es una de las abanderadas de unir espectáculos clown con sexualidad feminista, como ya demostró con su anterior montaje En clownstrucción. Ahora ha creado una nueva compañía que se llama Menudas Pájaras y próximamente podremos ver sus nuevos trabajos.
Núria Cano y la sexualidad feminista a través del clown
Por Sergio Díaz
Fotos: Sara Sda
¿Qué es ser una clown?
Para mí ser payasa es ser tú misma pretendiendo no serlo (Risas).
¿Ser clown o payasa puede ser una de las formas más libres de expresión que haya?
Pienso que sí, porque todo pasa dentro de ti y eso que vives, lo que sientes, es lo que entregas al público. Por tanto, la vivencia es totalmente libre cuando eres generosa y honesta. Eso es la riqueza que tiene el clown.
¿Cuándo comprendiste que el clown iba a ser la forma artística en la que querías expresarte?
Cuando uní el clown con la sexología. Vi que hacer educación sexual a través de la sonrisa era la fórmula perfecta para mí. También es una manera de mostrarme y que la gente vea una fortaleza en las vulnerabilidades, y se pueda sentir identificada con eso también.
¿Quiénes fueron tus referentes?
Marta Sitjà ha sido y es una persona clave en todo mi crecimiento como payasa, con ella he descubierto todo este mundo. Además ella, como payasa, me encanta. La conocí con Las XL y después gracias a ella conocí a otra grande y referente, Fanny Giraud, con quien comparte dúo en Las Polis. También me gusta mucho Pepa Plana, Virginia Imaz, Mage Arnal y por supuesto, he sido de las que ha crecido con Pepe Viyuela y su espectáculo Encerrona.
¿Es muy necesario resignificar y reivindicar la palabra payasa?
A mí me encanta, aunque a veces, me gusta escribir clown porque no tiene género. Sin embargo, apropiarnos de payasa, como han hecho colectivos como el gay con la palabra maricón, me gusta aunque haya habido veces, que por evitar la broma, me he protegido diciendo que soy clown. En mi Instagram por ejemplo, uso la palabra clown. Estoy en ello…
En tus trabajos se parte de la sexualidad femenina y feminista. Háblanos un poco de los códigos en los que te mueves en tus creaciones…
Sexualidad feminista, no femenina. Lo femenino parece que es exclusivo de mujeres y además como de un determinado tipo de mujer (no pensamos en mujeres trans o mujeres con diversidad funcional por ejemplo). Por eso me gusta la etiqueta feminista, porque es inclusiva, ya que me dirijo a todas las personas. Pienso que el humor es una manera ideal de transmitir los valores del feminismo al público más general. Y en mis creaciones uno eso con la sexualidad. Mi pretensión es ayudar a las personas a romper con las imposiciones del Patriarcado ya que nos limitan a la hora de vivir nuestra sexualidad. Hemos aprendido que unos cuerpos son más válidos que otros, cuando conoces a alguien se presupone que es heterosexual, que una persona con diversidad funcional no tiene sexualidad, sigue habiendo relaciones de malos tratos, palizas a personas del colectivo LGTBIQA+… Siendo sexóloga feminista tenía que hacer algo con todo esto, ¿por qué no crear algo donde podamos reírnos de todo y de nosotres mismes? Pienso que si pretendo generar cambios, primero hay que verlos venir.
Tu último trabajo En clowstrucción fue todo un éxito en el circuito teatral. Pronto vas a estrenar un montaje nuevo, ¿qué nos puedes decir de él?
Es un espectáculo clown que se llama Lo normal, en el que una sexóloga quiere romper la idea de que existe una única forma de vivir la sexualidad. Está harta de que la gente en consulta le diga que quiere ser normal. Pero ¿es que hay alguien normal?
La sexualidad y el clown no son dos conceptos que hayan ido muy unidos en el tiempo, parece como que no casaba. Y ya si eres mujer… no hay muchas clowns que os dediquéis a hablar de sexualidad, ¿no?
Específicos de sexualidad no conozco mucho, tan solo Sex o no sex, de la gran Virginia Imaz. Ahora se está hablando más y reivindicando el ser mujer* (mujer cisgénero) dentro del mundo payasa, con esa perspectiva. Espectáculos como Veus que no veus de la Cía. Pepa Plana, Bye bye feminity de Mage Arnal, Ovolucionando de Kancaneo Teatro, cada vez están más presentes y esto es maravilloso.
Lo que sí he visto en números de payasas más clásicos es que sin hablar de sexualidad aparece el desnudo, el sacar a un hombre para ligar… y esto sin querer, sigue perpetuando ciertas ideas como la heterosexualidad obligatoria.
¿Te consideras doblemente valiente por hablar de sexualidad y ser mujer y clown?
¡Para nada! De hecho Núria Cano y su payasa, son todo lo contrario ¡nos da miedo casi todo! Lo que hago es porque me puede más lo que hago y cómo lo hago, que otra cosa. Esto es como los curas en las Iglesias, yo también necesito alzar la voz con la idea de ayudar a las personas a sentir algo de alivio, y si encima después hacen algunos cambios, reflexionan en el bar y se echan unas risas ¡perfecto! Esto no lo considero valentía, es más bien necesidad (Risas).
Tanto los clowns como su dramaturgia nacen de una parte muy íntima de los intérpretes. ¿Cuáles de esas emociones internas has trasladado a tu alter ego escénico?
Diversión, ternura, frustración, placer y ¡zascas!
El clown ha sido una disciplina mayoritariamente masculina históricamente. Ahora las cosas van cambiando y hay mujeres payasas, claro que sí, pero aún hoy se hace necesario visibilizarlas. ¿Crees que las mujeres lo seguís teniendo más complicado para encontrar vuestro hueco? ¿Qué conquistas por la igualdad en tu oficio hacen falta a día de hoy?
Necesitamos que haya programadores que no piensen que lo que hacemos es cosa de mujeres o que es cuestión de nicho. Es decir, lo que nos pasa a nosotras y a nosotres, es igual de universal que lo suyo. Pero todavía hay mucho machismo y por desgracia, el poder y las decisiones suelen venir de hombres que tienen estas ideas.
¿Cómo reacciona el público masculino frente al cambio del código tradicional? ¿O ya se ha asumido con naturalidad a las clowns?
Cuando pienso en público masculino, hablamos de hombres cisgénero heterosexuales ¿no? Si pienso en este colectivo y en mi experiencia, también encuentran alivio. Además, quizás a talleres o la consulta de sexología no vayan, pero al teatro sí. Así que es una manera de llegar a este público que de otra manera no. También los ha habido que se han sentido muy interpelados y han hecho su ‘mansplaining’ o se han enfadado. Pero por suerte, han sido los menos.
¿Echas en falta un circuito más amplio para tu disciplina artística en el que poder mostrar tu trabajo?
Echo en falta un circuito donde haya una programación más diversa, con otros cuerpos, otras miradas y donde quepamos todes. Ahora mismo en este mundo pandémico se ha tirado mucho de caras conocidas, de grandes éxitos… y al final, los discursos son los mismos. Esto está bien para un público, pero no para todas las personas.
Vivimos en un mundo desigual, individualista, alejado de las emociones… ¿Ser payasa hoy día se hace más necesario si cabe precisamente por eso?
Se hace necesario porque hace falta divertirse. Nos hemos aislado socialmente, hacemos menos planes… el mundo es más rollo ahora mismo, así que necesitamos ir a una sala a pasarlo bien. Pienso que no hay nada que una más que la risa colectiva.
¿Qué sientes cuando te pones la nariz roja?
Una tontería y un placer inmensos.