Quiebra el silencio de la Ciudad. Los murmullos pasar a ser un repique de raíces bajo el suelo, la palabra es una daga que silba por el aire hasta llegar al coco y al pecho; no se sangra, se instala una semilla de movimiento; sigue sonando música electrónica. El techo pasa a ser luz estroboscópica, para acompañar la convulsión del cuerpo; la música no ha parado en ningún momento; se recita con amor para dignificar la rabia del tiempo. Se sigue bailando. Lo salvaje te levanta del asiento. Antes de entrar calienta lA cuerpA, esta subversión es como una fiesta.
El creador Arturo Babel ha dado vida a un nuevo capítulo de su Decálogo de La Ciudad Sin Nombre. Capítulo III (Apéndice 1o): Salvaje Manifiesto de las Flroes, se llama esta nueva entrega, y en esta ocasión pone ante el público el estímulo de la palabra, de la música y de la luz. Una catarsis electrónico-poética para reivindicar el brote de una nueva sociedad. Una llamada a celebrar el fin del mundo para dar paso a uno más libre y salvaje. Esta fiesta también es tuya.