Chispis Woman es la nueva producción de Tarambana Espectáculos, una historia de mujeres maduras de Carabanchel, sin referentes, de las que luchan con armas inventadas, como si fueran súperpoderes para resistir al olvido a la vez que se hacen invisibles. Un bonito homenaje en clave de cómic a la mujer y al barrio en el que se crece y se vive.
Ozkar Galán (autor), Ricardo Cristóbal (director) y Eva Bedmar (una de las intérpretes junto a Laura García Marín y Marina Muñoz) nos cuentan los secretos de este montaje que ya cautivó al público de su barrio natal y que ahora extiende su magia a otros rincones de la ciudad, llegando en marzo y abril a los Teatros Luchana.
Chispis Woman, la heroína del barrio llega a Teatros Luchana
Por Sergio Díaz
-Eva Bedmar (Actriz)
La cultura, a lo largo de la historia, ha silenciado a la mujer en general. Pero es aún más sangrante lo que ocurre cuando la mujer va cumpliendo años. ¿Por qué crees que la cultura contemporánea oculta a la mujer madura?
Pues por los estereotipos que la sociedad impone, porque hay una sociedad enferma, en la que importa la belleza y ser joven, y si pasas de los 50 años ya eres una vieja y eres invisible. La sociedad no es capaz de reconocer el talento de una mujer madura; la experiencia, la sabiduría, el equilibrio emocional… son valores que no están de moda. Habrá que seguir luchando por el derecho a hacerse mayor y a envejecer con dignidad.
Eres actriz y tienes tu propia compañía y te creas tus personajes, ¿pero has optado a trabajos que no te han dado por tu edad? ¿Conoces a compañeras que les sucede eso, que no encuentran personajes para ellas?
Llevo muchos años en Tarambana y no he optado a otros trabajos, pero tengo amigas a las que sí les ha pasado. Cuando eres mujer y te acercas a los 50 años no te ofrecen papeles, porque no eres ni jovencita, ni demasiado mayor… no hay muchos personajes femeninos de mediana edad.
¿Qué es ser una superheroína en estos días? ¿Todas las mujeres lo sois de alguna manera?
Siempre. Las mujeres son superheroínas y actualmente hay muchas que se encuentran con situaciones difíciles y se enfrentan a ellas con valentía y dedicación. Tienen que poder con todo lo que trae el día a día; con el trabajo, la casa, los niños, las desigualdades, injusticias… son admirables.
¿Quiénes han sido tus referentes, esas mujeres que te han marcado?
Pues han sido muchas… lo primero porque en mi familia somos todas mujeres, once ni más ni menos, es un matriarcado. Mi abuela, mi madre y mis hermanas han sido mis referentes, mujeres luchadoras, trabajadoras, independientes y sobre todo cariñosas, con una necesidad de querer por encima de todas las cosas.
Siento admiración por Clara Campoamor, luchadora infatigable por la igualdad de derechos, y como actriz admiro mucho a Sara Bernhardt y a La Calderona, actrices con un carácter perseverante, que se enfrentaron a la sociedad machista y demostraron una gran profesionalidad y dedicación a su arte.
¿Te sientes identificada con Chispis Woman? ¿Cuáles son tus súperpoderes?
Sí, en algunas cosas sí que me puedo identificar. Chispis es una mujer luchadora y que intenta ayudar a los demás, y aunque la vida no la ha tratado muy bien, ella sigue con esperanza y aferrada a la lucha por la justicia y la igualdad. Yo también lucho por la cultura, por el teatro, no es lo mismo, pero es una lucha y el súperpoder común de ambas: la esperanza, el poder hacer teatro en estos tiempos…
Ser invisible en este caso no es un súperpoder, ¿no?
Al revés, es un lastre. Un lastre que muchas mujeres de este país han tenido que acarrear durante todas sus vidas, y el que tienen que acarrear todavía muchas en el mundo. El súperpoder podría ser el de hacerlas visibles.
Imagino que también te sientes muy identificada con Carabanchel. ¿Qué significa tu barrio para ti?
Encuentro, familia, refugio… Mi barrio es mi pueblo, donde comparto, sobre todo, cultura. Carabanchel es Tarambana, y no es casualidad, queríamos que estuviese aquí, que creciese aquí. No podía ser de otra manera. Pero, aunque Chispis es una historia de Carabanchel, podría perfectamente estar ubicada en cualquier otro barrio obrero, de lucha y de pasión de cualquier ciudad de España.
En esta época individualizada en la que no conocemos ni nos relacionamos con los vecinos, ¿Volver al barrio, volver a crear comunidad, nos ayudaría a superar momentos difíciles como los que hemos vivido en estos dos últimos años?
Nosotros, sí, nunca hemos salido del barrio, realmente. Aunque hemos abierto Tarambana a Madrid y al resto del país, el barrio siempre ha estado en las entrañas del proyecto.
Creo que sí, hay que crear comunidad, vivir en los barrios y ahora más que nunca, porque no podemos salir, vernos, abrazarnos, tocarnos… por lo menos entre los vecinos, que son los más cercanos que tienes, nos ayudamos y nos apoyamos.
-Ricardo Cristóbal (Director)
¿Cómo ha sido el trabajo con las actrices? ¿Les has ‘obligado’ a ver muchas películas de superhéroes?
Ha sido un trabajo maravilloso, muy divertido. Hemos visto sobre todos series de Superhéroes de los 80 que para mí son los auténticos. Ahora, con tanto efecto especial cualquiera puede ser Superhéroe.
¿Y cómo es la puesta en escena que habéis creado para Chispis Woman?
Hemos jugado con la idea del cómic para definir cada escena. De tal forma que todas pueden funcionar tanto independientes como en conjunto. Aunque la estética es de cómic, el código de trabajo actoral es muy realista, con alguna pincelada de absurdo para resalar la comedia. Además la presencia de Carabanchel como barrio también me parecía importante, así que gracias a la utilización de proyecciones, rendimos nuestro humilde homenaje al que es nuestro barrio.
Ahora que la imagen de las películas de súper héroes es tan sofisticada, Chispis Woman tiene una estética como de película de serie B. Imagino que lo que queréis contar va más con ese estilo, ¿no?
Exactamente. Al acción de la obra está situada a finales de los 80 principios de los 90. Un momento en el que en muchas ciudades la heroína barría a la juventud y en el que surgieron muchas heroínas anónimas para luchar contra ese problema.
La cultura, a lo largo de la historia, ha silenciado a la mujer en general. Pero es aún más sangrante lo que ocurre cuando la mujer va cumpliendo años. ¿Por qué crees que la cultura contemporánea oculta a la mujer madura?
La cultura contemporánea tiene un problema serio con la madurez en general. Envejecer no vende. Si además eres mujer, que históricamente ya te han tenido reprimida, pues te toca doble cazo de injusticia. Mi idea es que la cultura contemporánea oculta a las mujeres maduras porque creo que ellas tienen una verdad tan contundente que contar que nos dejarían a todos callados. No hay valor para darles voz.
-Ozkar Galán (Autor)
¿Cómo surge la idea de crear este espectáculo?
Siempre digo que Tarambana es casa. Es una sensación que tengo y manifiesto. Cuando desde Tarambana me proponen escribir un texto, pensé en lo que la sala significa para mí, y es eso, casa, microclima, barrio, mujer. Sumando todo, sale Chispis Woman.
Habéis dado voz a mujeres a las que normalmente no se escucha. ¿Cuánto perdemos como sociedad arrinconando a un grupo tan importante de nosotras? ¿Y por qué crees que es así?
No sé si les hemos dado voz, a veces pasa que no las escuchamos, pero eso no quiere decir que no hablen, que no estén ahí o que no tengan siempre cosas que contarnos. A veces no apreciamos como debiéramos a esas personas que tenemos tan cerca, a esas tías, abuelas, hermanas. No es que las despreciemos, es que no somos conscientes de lo grandes que son, de lo terrible que sería perder su voz siquiera durante una semana. Notaríamos un silencio ensordecedor.
También rendís un homenaje a los barrios y sus gentes. En esta época ¿Habría que volver la mirada al barrio? ¿Habría que ser ‘barrionalistas’?
Pues sí. Habría que ser de barrio, muy de barrio. Habría que ser de barrio para mojarnos en ellos, para dejar nuestra esencia, para darles una personalidad. Hay barrios que por haberlo hecho, caen bien, por ejemplo Carabanchel. No hay que ser de Carabanchel para sentirse de Carabanchel. Creo que Carabanchel se define en el diccionario como “Habitante y amante de su barrio”.
En la obra tratáis temas complejos que habéis preferido abordar desde la comedia. ¿A través de la sonrisa nos entran mejor las cosas?
Hay un dicho latino ‘Castigat ridendo mores’ que habla del aprendizaje de las costumbres a través de la sátira. Lamentablemente cada vez cuesta más crear algo gracioso para explicar algo trágico. Cada vez adquirimos más la densidad del pellejo de una mierda y eso nos lleva a una apatía insoportable.
¿Por qué lo has llevado al mundo del cómic?
Bueno, soy un lector de cómic de toda la vida. Me entusiasman los cómics. Los he leído, los sigo leyendo y los sigo comprando (esto no debería publicarse porque a mi mujer le digo que ya no -risas-). El cómic es ese maravilloso mundo que existe entre el texto teatral y el cine que puedes leer y releer y disfrutar tantas veces… Muchas veces explico el proceso y evolución de un personaje a través del cómic. Si nos paramos a pensarlo, Batman tiene mucha más psicología que Hamlet, porque Batman ha sido guionizado por miles de autores que han puesto su miguita en él.
¿Qué súperpoder tienen Chispis Woman y Star Girl?
Esa es una pregunta que será respondida en escena.
¿Y cuál es el Stablishment al que hay que hacer frente?
La apatía. Sobreviviremos a todo, excepto a la apatía. La apatía es el final de los tiempos. Yo quiero morir antes de que termine de instaurarse.
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