“El ejercicio del poder no debe conllevar violencia”
Nueva creación de Lagrada Producciones Teatrales, con versión y dirección de su alma mater, Miguel Torres. Para este nuevo proyecto se han decantado por un autor poco conocido -pero que dará que hablar en el futuro-, Iván Vallejo, cuyos Ensayos no destructivos se descubren como un interesante texto en el que se abordan las convenciones sociales y las apariencias, la relación de poder dentro de la familia, de la empresa, entre amigos, la debilidad del poderoso… Eva Bacardit, Jorge Izquierdo y Yago Angullo son los protagonistas del montaje
Análisis de las convenciones sociales en Teatro Lagrada
Por Sergio Díaz
¿Qué te ha llevado a querer montar este espectáculo?
He montado pocas comedias a lo largo del tiempo porque es un género al que tengo mucho respeto, pero la lectura de Ensayos no destructivos me abrió el apetito por lo que cuenta y por cómo lo cuenta.
¿Conocías la obra de Iván Vallejo? Por lo que he podido ver no es un autor que se haya prodigado mucho, pero ha conseguido bastante reconocimiento con sus trabajos.
Le conocí en la entrega del segundo premio de Teatro breve organizado por la Asociación Cultural Trotea. Yo fui jurado y me tocó la entrega de su premio. Ensayos no destructivos era una versión corta de un original más extenso. A mí, este texto fue el texto que más me gustó de todas las lecturas y le pedí a Iván Vallejo que me enviara la versión larga con la posibilidad de producirlo, y así ha sido. Es un autor joven que escribe teatro y también poesía y efectivamente cuenta con varios premios en su haber.
Algunas de las últimas producciones de Teatro Lagrada han sido textos de Jean-Luc Lagarce, Leonardo Sciascia, ahora Iván Vallejo… ¿Es empeño tuyo ofrecer a los espectadores textos de autores poco conocidos aquí?
No es un propósito consciente pero la lectura de autores desconocidos, también para mí, me lleva a montarlos para de ese modo conocerlos más en profundidad. Datos biográficos de Sciascia o de Lagarce podemos conocer a través de internet pero montar alguna de sus obras te ofrece una perspectiva más amplia. En este caso de Iván Vallejo todavía no hay muchos datos en las redes pero los habrá.
Los Ensayos no destructivos son una práctica científica que se realiza desde hace tiempo. ¿A qué hace alusión aquí en el título?
Las costumbres sociales no son axiomas, son convenciones que nos sirven para convivir, pero el devenir nos lleva a cambiarlas, anularlas, reformarlas… en función de su utilidad. Lo legal, lo justo, va cambiando paulatinamente sin ocasionar riesgos ‘destructivos’, se va adaptando al medio. La idea de familia está cambiando permanentemente, la asignación de funciones del hombre y la mujer, la homosexualidad ya no es una enfermedad ni un delito, el uso del cannabis, etc… vamos ‘ensayando’ normas que no comporten un riesgo exagerado.
¿Cuáles son los temas centrales que se tratan en la obra?
Las relaciones humanas entre pareja, entre los hijos, entre los amigos, en el mundo laboral, la doble moral, lo aparente y lo real, y esa frase que se ha repetido tantas veces de que “aquello que es correcto en privado también lo es en público”.
¿Cómo has abordado la puesta en escena? ¿Has tenido que introducir muchas modificaciones con respecto al texto original?
Cinco espacios escénicos los hemos reducido a tres, además se alternan varias veces; lo hemos resuelto con telones. Una escena con perro nos ha roto un poco la cabeza pero creo que lo hemos solucionado con solvencia.
¿Y cómo has elegido a los intérpretes que dan vida a los tres personajes? ¿Son gente de la casa? ¿Has trabajado antes con ellos?
Sí, siempre cuento con gente salida de la casa porque facilita mucho la labor pues trabajamos con los mismos códigos. Además que nos conocemos como personas y las cosas fluyen de otra manera. Los tres intérpretes pasaron por la escuela y han participado en varios montajes, El Diputado, Yo estaba en casa y esperaba que llegara la lluvia, El Enfermo Imaginario, Guardo la llave…
Se ha hecho desde siempre, vivir en función de las apariencias, de lo que opinan los demás. ¿En eso hemos mejorado algo con respecto a otros tiempos más oscuros?
Una cosa es ser un fariseo y otra el pudor de la intimidad; la radicalidad de los cínicos era correcta a la hora de criticar la doble moral o la hipocresía, pero la vida pública y la privada son cosas inevitables. Yo creo que algo hemos mejorado pero el riesgo de involución está al acecho, salir del armario ya no comporta demasiado riesgo, ser ateo no conlleva ser antirreligioso, ser gitano, negro o indio es cada vez más cotidiano, en fin, se respira algo más de tolerancia y esto facilita que cada cual no tenga que aparentar algo que no es, pero repito, es un ejercicio de todos los días.
Actualmente son las RRSS las que marcan la pauta. ¿Por qué crees que el ser humano necesita mostrar todo lo que hace? ¿Y por qué necesita inventarse que todo lo que hace es alegre, bonito, feliz?
Uno es en tanto es percibido, el afianzamiento del yo, del yo soy. De todas maneras las RRSS son una especie de careta donde ocultarse, muchas de las cosas que se hacen en las redes se ocultan presencialmente. Somos seres deseosos y nos guía la búsqueda del placer, las técnicas de marketing lo saben y te venden cualquier cosa con la falacia de que poseyéndolo serás feliz, pero una vez que lo tienes necesitas otra cosa. Desear lo necesario y desechar lo superfluo (otra vez los cínicos) es otra manera de ser feliz.
Al hilo de no seguir al rebaño, creo que Teatro Lagrada sigue desde siempre su propia hoja de ruta sin fijarse mucho en las tendencias o en la moda escénica imperante. E imagino que es impronta tuya. ¿Es muy complicado ser un verso suelto?
Ser un verso suelto quizás sea la consecuencia de una manera de ser, aunque suene pedante soy lo que soy, mi trabajo profesional nunca le ha condicionado el lucro, otra cosa es que intente, con aquello que hago, que económicamente tenga una mínima rentabilidad para continuar. Hay mucho de ecléctico en mi trabajo; antes comentábamos lo de autores no muy conocidos pero también he trabajado con Molière, Valle Inclán o Chéjov, quiero decir que la mayoría de las veces me guío por impulsos independientemente de si es demasiado clásico o demasiado contemporáneo.
Siempre he pensado que una persona tiene tres personalidades o tipo de pensamiento. Los que usa para vivir en sociedad, los que usa con sus seres cercanos y los que tiene para sí mismo, que no comparte con nadie. ¿Crees lo mismo, que nadie es realmente 100% transparente para los demás?
No somos 100% nosotros viviendo en sociedad, conlleva parte de renuncia para corresponder a la parte de renuncia del otro y lo mismo sucede con familiares y amigos, unos te vienen dados y otros los eliges, pero en ningún caso debe comportar hipocresía. En cualquiera de los dos ámbitos anteriores hay una parte que nos guardamos para nosotros pero pertenece a algo muy íntimo que no sé si es necesario compartir.
También se tratan relaciones familiares. ¿Cómo se conjuga el otorgar libertad a los hijos con las normas de convivencia en una casa? ¿Cómo se logra ese equilibrio?
Una vez escuché la frase de “educar es reprimir”, y yo creo que educar es enseñar a controlar los impulsos. Un niño pega y hay que enseñarle a que controle ese impulso, tolerar todo no es bueno pero reprimir tampoco. El ejercicio del poder no debe conllevar violencia.
Y ya para finalizar, en estos tiempos complicados, ¿Cómo es la salud de Teatro Lagrada?
No estamos ni bien ni mal sino todo lo contrario pero en fin, creo que pasaremos el Rubicón.