Fotografías: Javier del Real. Ensayo general de Policías y ladrones. Teatro de la Zarzuela, abril de 2018
La zarzuela Policías y ladrones es el último encargo y estreno del Teatro de la Zarzuela, aunque la lista de obras líricas contemporáneas se remonta a los años ochenta y noventa del siglo pasado con un ciclo para la antigua Sala Olimpia. Además, este título se suma a una serie de nuevas producciones de autores españoles en el mismo escenario de la Plazuela de Jovellanos.
En esta ocasión Tomás Marco vuelve con una zarzuela, casi medio siglo después desde el estreno de Fuenteovejuna, de Moreno Buendía, con el fin de actualizar, en cierta forma, el género. Para el compositor esta nueva producción es «una aventura artística que creo merecía la pena intentar», ya que se trata de afrontar un proyecto creativo novedoso, subir a la escena la corrupción política con la intención de mostrarla como «una farsa peculiar, sin la gravedad de una crítica demoledora, con el desparpajo y la ligereza de un argumento cuya intriga incorpora la tensión del ‘suspense’ en un despliegue de tipos, figuras, lances hipotéticos y absurdos verosímiles».
Esta nueva zarzuela, con un tono tragicómico, escorado hacia el sarcástico escepticismo, resultará atractiva musicalmente; el encargado de llevar a la orquesta será José Ramón Encinar, un maestro que conoce como pocos la música contemporánea del país. Y, según indica la propia directora de escena del espectáculo, Carme Portaceli, esto será «como una especie de expiación, vamos a ver si, mediante la ironía, mediante un lenguaje escénico que nos permita representar el horror de esta historia, como un fuego en la noche de San Juan, conseguimos crear distancia con eso que nos pesa como una losa y nos avergüenza cada día: la corrupción».