Por David Hinarejos

 

Miguel del Arco se pone al frente de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico para abordar al Calderón más cómico en una versión de La señora y la Criada que traslada los enredos amorosos y los habituales y divertidos malentendidos a la Italia de los años 50 y 60. Podrá verse del 10 de diciembre al 2 de febrero en el Teatro de la Comedia.

 

La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico estrena su segundo montaje este año, tras La vida es sueño que dirigió Helena Pimenta, en una temporada que cerrará en marzo con Sueño de una noche de verano, bajo la batuta de Bárbara Lluch. En esta ocasión, Miguel del Arco ha aceptado el reto de la ya exdirectora (desde septiembre) de la CNTC, la propia Pimenta, de aprovechar la frescura y vitalidad de la quinta promoción de este proyecto para llevar a escena La criada y la señora, una comedia palatina de Calderón de la Barca, enmarcada dentro de las consideradas cómicas. Del Arco destaca que para él es una «alegría sobre alegría que la compañía que voy a dirigir sea La Joven, es decir, estar rodeado de actores que rebosan talento, conocimiento de la materia que manejamos, disciplina, rigor, energía y juventud», al tiempo que hace hincapié en el valor lúdico de la propuesta: «Mi único propósito es poner en pie este divertimento y que ustedes tengan que repasarlo en casa porque las innumerables risas les hayan impedido escuchar algún verso».

 

Una versión que viaja a la Italia de los años 50 y 60

La versión del texto realizada por Julio Escalada traslada la acción de la obra desde la Italia atemporal del original, habitado por nobles y cortesanos, hasta la Italia de los años 50 y 60, donde los valores reinantes de la dolce vita sirven de perfecto marco para la profusión de pasiones y deseos. El vestuario de Sandra Espinosa, la escenografía de Amaya Cortaire, y sobre todo, la música de Arnau Vilá se encargan de recrear e ilustrar a la perfección en escena este viaje en el tiempo. De acuerdo al tono con el que Miguel del Arco quería abordar este montaje, Escalada también ha trabajado otros aspectos del texto para «potenciar la parte lúdica, desenfadada -incluso gamberra- del texto calderoniano, para lo cual se han hiperbolizado algunas señas de identidad de lo que se entiende por ‘lo italiano’, llevándolas en ocasiones más allá de sí mismas: el peso de la música, los desgarros emocionales, el petrarquismo o las negociaciones últimas y acordadas que hacen posible que la sociedad italiana subsista, persista y progrese alejada de lances patéticos».

 

El juego del trueque de identidades

Fiel a las constantes del género, la obra nos presenta una historia de amor plagada de contratiempos y equívocos, muy coral, dinámica y con múltiples tramas que aborda temáticas como la rígida e injusta estructura social o la transgresión de códigos éticos decadentes. Conoceremos a Diana y Crotaldo, dos enamorados que tienen que superar las desavenencias políticas entre sus dos familias para poder llegar a estar juntos. El motor del enredo será la confusión originada por un lujoso vestido que pertenece a Diana pero que lleva puesto la rústica Gileta. Alrededor de este divertido trueque de identidades desfilarán personajes típicos palantinos como los galanes enamoradísimos, damas ardientes e ingeniosas, criados astutos y osados, o nobles padres, entre otros. Muchos de ellos utilizados por el propio Calderón para homenajear o incluso reírse de protagonistas de otras de sus obras.

Vicente Fuentes ha sido el asesor de verso en este montaje protagonizado por Víctor Sainz, Alejandro Pau, Aisa Pérez, José Luis Martínez, José Cobertera, Mariano Estudillo, Alba Recondo, José Luis Verguizas, Irene Serrano, Anna Maruny y Pau Quero.