Kourtney Kardashian es el cierre de una trilogía de piezas escénicas acerca de los conceptos de realidad y ‘reality’, arte y celebridad, al tiempo que reflexiona lúcidamente sobre la sensación de pérdida de control sobre el mundo que nos rodea. La pieza sigue a Kim Kardashian, el ballet creado en Brasil en 2016, y a Khloé Kardashian, la obra dramática creada en Reino Unido en 2017 y representa el nacimiento, irremediable y lúcido, de la primera ópera de Sleepwalk Collective.
Kourtney Kardashian es una carta de amor-odio a la opulencia y al genio artístico, y el brillante y espantoso colofón de un cuento, que de tanto contarlo, se ha desgastado hasta tal punto que ahora a través de él podemos ver lo que hay al otro lado.
Kourtney Kardashian opera en el territorio fracturado que se abre entre estas formas artísticas clásicas y la fiebre individualista y frívola de la era moderna: un fluido paisaje de opulencia, exceso, alto dramatismo, y una cristalina y ensoñadora irrealidad que comienza sutilmente a tomar las riendas de nuestras vidas.