Por Miguel Pérez Valiente
Fotos: © Wilfried Hösl | Bayerische Staatsoper
Una delicia barroca
La primera vez que el nuevo género operístico, creado hacia el 1600 como actividad meramente cortesana, se midió en el competitivo mundo comercial escénico, es decir, pasó de ser un entretenimiento aristocrático a convertirse en ‘show business’ y tuvo que bregar con la presión de conseguir la aquiescencia, no de un príncipe que mediante su mecenazgo buscaba dar lustre a su estirpe, sino de un montón de individuos independientes que, con intención de divertirse, habían pagado el precio de una entrada, fue en Venecia con ocasión de los carnavales de 1637.
Para cuando en 1651 Pietro Francesco Caletti-Bruni (1602-1676), más conocido como Francesco Cavalli, estrenó, también en el carnaval de Venecia, la que sería su decimotercera ópera, el ‘dramma per musica’ titulado La Calisto, la fórmula comercial ya estaba bien establecida; por encima de todos los condicionamientos estilísticos del momento, el objetivo estaba claro: el público debía pasarlo bien. Cavalli no defraudó y con La Calisto consiguió una pieza musicalmente espléndida que, explorando las relaciones mitológicas siempre truculentas entre dioses y humanos, resultó dramáticamente funcional, gracias a su un ritmo fluido y a una acertada mezcla de personajes serios y cómicos.
Con esta producción invitada de la ópera de la Bayerische Staatsoper de Múnich creada por David Alden en 2005, el Teatro Real nos da la oportunidad de ver representada una ópera anterior a Handel, algo muy poco frecuente en Madrid. Además, contaremos con el aliciente de disfrutar de la primera colaboración en el terreno operístico de la Orquesta Barroca de Sevilla con el Teatro Real. Por fin, el coliseo madrileño cuenta con esta agrupación española de magnífica trayectoria en el repertorio barroco en vez de recurrir a orquestas extranjeras.
A la batuta estarán dos maestros que ya han dirigido esta misma producción, Ivor Bolton, el director titular del Real, quien cosechó un enorme éxito y el director invitado Christopher Mould. Sin duda, el feliz encuentro allá por el 2005 de aquella ‘divina tríada’ del barroco formada por Ivor Bolton, David Alden y el, por entonces, director artístico de la Bayerische Staatsoper de Múnich, Sir Peter Jonás, tuvo frutos perdurables como esta interesante producción que ahora podremos ver en Madrid.