Patricia Benedicto, una de las dramaturgas y directoras más interesantes del panorama teatral contemporáneo, estrena un nuevo montaje tras cosechar grandes éxitos con su anterior pieza, Moscú (3.442 kilómetros) con la que llegaron incluso a la emblemática sala Timbre 4 de Buenos Aires. Este espectáculo de la compañía La trapecista autómata nos habla del amor como fuerza creadora y destructora, una pulsión humana que modifica para siempre el destino de nuestras vidas.
“Que el amor existe es todo lo que sabemos sobre el amor”. Emily Dickinson
Tres canciones de amor es un proyecto escénico escrito y dirigido por Patricia Benedicto, que está concebido como un tríptico que se despliega para hablar del amor como emoción, del amor visto desde el pensamiento actual, de la construcción de género, de la violencia en las relaciones de pareja, de los hombres y de las mujeres, de feminismo y de nuevas masculinidades, del encuentro con el otro, de la necesidad de ser amados y de la búsqueda del amor.
Tres mujeres y tres hombres se encuentran en una sala de baile con karaoke. Ellas deberían ser perfectas: Doris Day, Katharine Hepburn y Norma Jeane Baker. Ellos deberían ser tipos duros: Montgomery Clift, John Wayne y James Dean. Los seis lo intentan pero no lo consiguen, nunca ha sido fácil ser lo que los demás te dicen que seas. Mientras tanto bailan, cantan, beben y se confiesan. También se enamoran. También se matan. También se preguntan qué significa mirarnos de verdad, frente a frente, sin escondernos.
Este texto, como indica su título, está dividido en tres partes: tesis (Los hombres que bailan, la parte de los hombres), antítesis (Las mujeres y las flores, la parte de las mujeres) y la síntesis (“Everything is love”, o eso dicen, la parte del encuentro; tres canciones que hablan de hombres, mujeres y amor y que serán interpretadas por Elena Corral, Laura Lorenzo, Lúa Testa, Eugenio Gómez, Sergio Torres, Carlos Jiménez- Alfaro.
«Un año y cuatro meses después de haber perdido al que yo creía que era el amor de mi vida, pensé que estaba de nuevo preparada para enamorarme o, al menos, para que otro hombre me gustara, así que decidí apuntarme a una web de citas. Por aquellos días en los que yo rellenaba un perfil con mis aficiones, mis virtudes y mis defectos, intentando ser ingeniosa, inteligente, simpática, intentando, al fin y al cabo, gustar al mayor número posible de hombres, cuatro mujeres fueron asesinadas en cuatro días. Cuatro mujeres murieron a manos de los hombres que decían amarlas. Comencé a pensar en si detrás de esas fotos de hombres sonrientes, de amigos de sus amigos, aficionados a los viajes y amantes de los animales, se escondía el hombre que acabaría con mi vida. Y descubrí que, pese al miedo, estaba dispuesta a correr el riesgo con tal de volver a sentir que alguien me amaba o que yo amaba a alguien. Y empezaron a surgir preguntas.
Me pregunté no solo qué era el amor como fuerza, como potencia creadora y destructora, sino de qué manera aprendemos a relacionarnos con los otros, con aquellos que no somos nosotros mismos. Empecé a preguntarme si nuestros anhelos amorosos nos eran propios o impuestos y qué pasaba cuando las expectativas no se cumplen… puede que rompamos como seres civilizados o puede que nos matemos. Esta obra no es, por supuesto, una respuesta, es solo una forma de continuar pensando». Patricia Benedicto
Proyecto
Tres canciones de amor parte de la idea de que el amor romántico es una construcción en la que convergen diferentes mitologías y estereotipos y a cuya cimentación han contribuido notablemente las películas, los libros, las canciones y la sociedad en general. En base a esa mitología y a ese ideal del amor romántico construimos parte de nuestra identidad de género, de lo que somos o debemos ser como mujeres y como hombres, determinando, además, la forma en la que nos relacionamos.
Nuestra intención ha sido explorar esa mitología para ponerla en cuestión, explorar los límites del amor romántico y conocer los mecanismos de construcción de género en esta faceta trascendental de nuestras vidas; hablar del amor como encuentro, como rebelión, como fuerza arrolladora capaz de construir y de destruir. Y para poder hablar del encuentro que supone el amor, del encuentro con el otro, con el diferente, con el opuesto, es necesario hablar de las partes: del hombre y de la mujer, de masculinidad y machismo, de feminidad y feminismo. La idea de concebir el proyecto como un tríptico responde a pensar la propuesta desde el método dialéctico en el que se establece una tesis, su antítesis y la síntesis de las anteriores; siendo la tesis las mujeres, la antítesis los hombres y la conclusión, el encuentro entre ambos.
La compañía
La trapecista autómata es una compañía de teatro que nace con la intención de buscar la fusión de diferentes disciplinas escénicas, el uso de estructuras fragmentarias y fragmentadas, dramaturgias de lo real, ruptura de la cuarta pared, búsqueda de experiencia escénica frente a la idea de representación y disolución de la frontera personaje/actor a favor del concepto de ejecutante.
Su trabajo más reciente ha sido Moscú (3.442 kilómetros), un diálogo con Tres hermanas de Antón Chéjov, estrenada en noviembre de 2015 en el Teatro del Bosque (Móstoles) y cuyo recorrido aún continúa.
Esta personal visión del clásico chejoviano les ha llevado por varias salas del circuito alternativo madrileño (Sala Kubik, Sala El Umbral de Primavera y Nave 73). Además han formado parte de la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid, del I Ciclo de Mujeres Creadoras de la Red de Teatros de Lavapiés y han tenido la oportunidad de entrar en la programación de la emblemática sala Timbre 4 de Buenos Aires.
Asimismo, Patricia Benedicto ha ganado, por la puesta en escena de Moscú (3.442 kilómetros), el Premio José María Rodero en el XX Certamen Nacional de Directoras de Escena Ciudad de Torrejón y el Premio José Luis Alonso a la Mejor Dirección Emergente otorgado por la Asociación de Directores de Escena.