Por Sergio Díaz

 

Marta Alonso es una de las protagonistas de La Venus abierta, una obra escrita y dirigida por Juanma Romero Gárriz, basada en el acto de vandalismo que cometió la sufragista Mary Richardson en 1914 contra la Venus de Velázquez en la National Gallery de Londres. Bajo esta premisa, la compañía Vuelta de Tuerca, de la que Marta Alonso es fundadora, aborda cuestiones de género, amor e identidad en el Teatro Lagrada.

 

Cuéntanos un poco cómo surge este proyecto, ¿cuál fue el detonante que desencadenó la historia?

El ataque de la sufragista Mary Richardson a La Venus frente al espejo le rondaba en la cabeza a Juanma desde hacía tiempo. Nos reunió y nos dijo que quería escribir algo sobre eso. Sabía que podía dar mucho de sí (y así fue). ¿Qué pasaría si esa mujer de espaldas, desnuda, estuviera hoy en día expuesta en el Museo del Prado y otra mujer no pudiera dejar de mirarla? ¿Qué tipo de embrujo ejerce el cuadro sobre ella? ¿Le mira a través del espejo? ¿Le habla?

¿Por qué alguien quiere se erige en destructor de una obra de arte? Los motivos del ataque, ese cóctel explosivo entre crisis de identidad, crítica social y las diferentes interpretaciones de la obra de Velázquez fueron nuestros motores para arrancar.

La rebeldía de Mary nos llegó a todos y tocó a ese adolescente tierno y libre que llevamos dentro. Nos metimos de lleno en la mesa de trabajo con la premisa de contarnos historias los unos a los otros sobre lo que nos interesaba y nos atraía de la historia de Mary y la Venus. Ya solo el cuadro de Velázquez nos sugería muchas cosas con las que entrar en contacto, nuestro cuerpo, la vergüenza, la mirada (tela marinera).

En la compañía queríamos probar la metodología que Wajdi Mouawad nos había transmitido en un taller que yo misma coordiné en la UIMP, en Santander. Aquel encuentro nos había vuelto la cabeza (como dicen los argentinos). Trabajar la historia desde la mesa sin un texto previo en búsqueda de La Historia (con mayúsculas) que uniera todas y cada de las historias que se generasen en esa mesa.

Vimos que la rabia que había que sentir para destruir una obra de arte era la misma que sentíamos nosotros frente a lo que estaba pasando en esos momentos (y que sigue pasando desgraciadamente) en las calles (las instituciones impasibles ante los desahucios, la desacreditación del discurso político, etc.). Creo que esto es lo que más unió al equipo y actuó a modo de detonador de nuestra energía. Hacia dónde dirigir esa rabia, frustración e incapacidad para poder hacer realmente algo. El mundo del Arte como metáfora de la realidad circundante. El museo como refugio de una desahuciada. Y la idea de pertenencia a un grupo que conspira frente al poder establecido.

Estrenasteis 2016. ¿Cómo ha ido evolucionando la obra en estos tres años?

Estrenamos en 2016, pero llevábamos con la mesa de trabajo casi un año reuniéndonos una o dos veces a la semana, investigando y poniendo en común nuestras historias. Desde nuestro paso por los Luchana (marzo – abril 2017) hasta nuestro siguiente encuentro en la Mirador (julio 2018) había pasado casi otro año sin vernos. Cuando hicimos balance, y a partir de lo que nos cuentan (desde fuera) y lo que sentimos (desde dentro), decidimos cambiar el final, concentrándonos en cuál sería la evolución natural de los personajes, especialmente de aquellos que tenían un conflicto más íntimo y secreto (Ángeles y Verónica). En Vuelta de tuerca no dejamos de interrogarnos sobre las obras (de ahí, en parte, nuestro nombre). Para nosotros el actor, la actriz, es alguien que tiene una mirada, además de política, poética sobre el mundo -como decía Bartís- y no solo alguien que ejecuta directrices.

La obra tiene una estética cinematográfica muy clara… ¿En qué os habéis basado para construirla?

Más que cinematográfica yo diría que pictórica. Juanma escribe y dirige, y sin duda lo del cine lo lleva en la sangre. Pero también las artes plásticas. Su abuelo fue pintor y, curiosamente, una de sus mejores obras sufrió un ataque durante una exposición. Por no hablar de la implicación del equipo de arte, Iván Arroyo y Victoria Blasco (que estuvo muy presente en el trabajo de mesa). La idea de que el cuadro no apareciera nunca y que el público reconstruyera dos ambientes diferentes (el Museo del Prado y La casa roja), fueron algunas de las ideas que quisimos probar desde el principio. Esto nos llevó a un juego de sombras y proyecciones que, sin duda, entronca con los orígenes del cine.

 

Marta Alonso: "Es terrible que hayamos olvidado a muchas mujeres que hicieron cosas maravillosas por la sociedades futuras" en Madrid

 

La feminidad, la identidad sexual y la igualdad de género son los temas centrales de la obra, ¿no?

­­“Todavía hay gente que se mira en el cuadro y compara su culo con el culo de la Venus”, dice Ángeles. Es el propio Velázquez el que nos sirve en bandeja todos esos temas. Esa mujer de espaldas, desnuda, con un secreto por descubrir… Nos interesaba el tema del cuerpo, cómo nos vemos y cómo nos ven. Todo eso está presente además en la representación de las mujeres en los museos y la conocida proclama de las Guerrilla Girls: “¿Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar en el Metropolitan?” Partimos de todo esto para encontrarnos temas que no esperábamos: la vergüenza, por ejemplo. De qué nos avergonzamos y por qué, desde los sueños más fantásticos hasta las perversiones más tontas.

También habláis de la familia, el amor, la religión de alguna manera… Un gran repaso a los pilares sobre los que se sustenta una sociedad

Evidente, esos temas son el contexto en el que nos movemos. Las obras de Juanma hablan siempre de muchos temas. Al final del viaje se generan varios planos de significado y cada espectador es el que elige en qué centrar su atención; pero tiene que elegir y eso es a lo que no estamos acostumbrados en el teatro mayoritario. Volviendo al tema de la vergüenza, resultó inevitable plantearla como un umbral que hay que cruzar antes de encontrar el amor. Un umbral que -según qué religiones o al menos formas de inculcarlas- se transforma en una cárcel. Especialmente para las mujeres.

Los personajes viven en permanente contradicción al hilo de numerosos temas vitales, aunque sí tienen algo muy claro… ¿Nos puedes hablar un poco de cada uno de ellos?

Estudiamos más de cien casos de ataques a obras de arte y cada uno de los personajes de la obra tiene a uno de ellos como referencia. Hans (Karlos Aurrekoetxea), el profesor que no puede evitar ponerse cachondo frente un desnudo pintado, remite a Brounis Maigis, lituano de 41 años que en 1985 roció con ácido la Dánae de Rembrant en el Ermitage de San Petersburgo; para Violeta (Eva Boucherite) nos inspiramos en Ruth van Herpen, que en 1977 besó un lienzo completamente blanco, obra de Jo Baer: “Estaba demasiado soso. Le faltaba color”, declaró a la Policía cuando la detuvieron. Ángeles (Patricia Quero) sería más parecida a una activista de Femen por un lado, y a la propia Mary Richardson por el otro. Guarda un gran resentimiento contra el hombre y contra el pintor. Ángeles no se reconoce en su verdadero talento y estalla en una violencia que ella cree su verdadero talento. Hace poco salió una noticia sobre un suicidio de una de las fundadoras de Femen. Ahí está Ángeles. Entre el miedo a enfrentarse a ella misma y la coherencia con un discurso político. Y finalmente Verónica (yo). Una exiliada a la fuerza que llega a conocer a este grupo atraída por la personalidad de Ángeles y el cuadro de Velázquez. En este caso nos inspiramos más que en personas, en miradas. Miradas encontradas en fotografías. La mirada de Virginia Woolf. La mirada de María Zambrano. Esos ojos ven -en la realidad o en un cuadro- universos a los que otros tenemos más dificultades para acceder. Así nos imaginamos a Verónica.

¿Por qué no sabemos quién fue Ms. Emmeline Pankhurst? ¿Por qué no se habla de ella en los libros de texto?

Todavía no sabemos bien quiénes fueron muchas mujeres que hicieron cosas fantásticas y maravillosas por la sociedades futuras. Sus nombres nos suenan más a nombres de calles o plazas. Esto es terrible. El discurso predominante ha sido el patriarcal y el ámbito principal de acción de las mujeres el doméstico. Aún hoy nos cuesta salir de ahí y aunque es cierto que el paradigma está cambiando a grandes pasos hay un problema de culpabilidad heredada que no creo que sea buena. Parte de ese sentimiento de culpa -mal digerido- está reflejado en la obra.

 

Marta Alonso: "Es terrible que hayamos olvidado a muchas mujeres que hicieron cosas maravillosas por la sociedades futuras" en Madrid

 

Igual ocurre con Mary Richardson ó Emily Wilding Davidson y tantas y tantas mujeres que han dado su vida para conseguir derechos e igualdad.

Las sufragistas practicaron la desobediencia civil con un coraje insólito. Me parece necesario volver una y otra vez a estas historias. Sin embargo, para nosotros Mary Richardson se sitúa en otro lugar, un lugar más contradictorio y ambiguo. Su acto de destrucción anticipa, por un lado, muchas de las corrientes artísticas del presente; y al mismo tiempo responde a un acto muy personal. Al principio ella lo defendió desde la necesidad política, pero bastantes años después habló del daño que esa pintura le hacía, sólo por el modo en que los hombres la miraban. Ahí hay algo más.

En el caso de las sufragistas, hicieron bastantes actos de protesta en el Reino Unido a principios del s.XX. Algunos muy ‘heavys’. ¿El fin justifica los medios en casos de adquirir derechos sociales o luchar por protegerlos?

Es que no nos podemos poner de un lado o de otro. También las cargas policiales y lo que les hacían a ellas en las cárceles era horrible. ¿De dónde viene el terrorismo? ¿Quién fue primero? ¿Quién responsable? ¿Qué daños pesan más? Me surgen preguntas, muchas preguntas…

Una de las cosas más interesantes para mí en este proceso de ‘la Venus’ fue darme cuenta de que cualquier acto humano (y todo acto humano es político) está teñido de una emoción y tú puedes empatizar más o menos con esa emoción y en consecuencia con esa acción. Por supuesto que el fin no justifica todo, pero el gran teatro de la política, que ha venido a desprestigiar nuestro teatro de acción y creación, es tan repulsivo que dan ganas de gritar. De gritar muy alto. Actualmente la política es una parodia. Todo es mentira, entonces nuestra mentira teatral pierde significado. Hay que girar la tuerca y buscar un lenguaje y una puesta en escena que nos cambien de plano. Del real al poético.

¿Es el arte machista?

A nosotros, como a Ángeles, nos ofenden las mujeres violadas, las mujeres programadas parar parir de prisa, para dar descendencia pronto (frente a las mujeres de las cuales no se espera nada, ni siquiera descendencia). Pienso, por ejemplo, en el caso de Artemisa Gentileschi. El Arte no tiene género, pero lo hacen personas que sí tienen género. Y edad. Y circunstancias sociales y económicas. Todo cuenta.

El problema es el acceso a los derechos, la igualdad entre hombres y mujeres en este ámbito y en cualquiera. Por eso las estadísticas siguen siendo importantes. Mira lo del Festival de Cine de San Sebastián: la Asociación de mujeres cineastas (CIMA) acaba de firmar la carta por la paridad y la inclusión de las mujeres en el cine, para que estén en los jurados y en los centros de toma de decisiones que eligen las películas a exhibir. Esto no significa que una mujer tenga que elegir a otra mujer por ser mujer, su decisión tiene que regirse por criterios artísticos y no de género. Sin embargo, estos acuerdos ayudan a abrir caminos donde antes había puertas cerradas.

¿Puede una obra de arte ser más valiosa que una persona? Si el Louvre se quemara. ¿Salvarías La Gioconda o a una persona?

Depende de quién sea la persona, jajajaja. Lo que está claro es que el arte provoca respuestas, las imágenes tienen un poder de comunicación muy fuerte y las podemos interpretar o quedar sublimados ante su fuerza expresiva. Las imágenes no son enteramente responsables de su agresión, pues es alguien quien decide finalmente si son algo más que un objeto de contemplación.

 

Marta Alonso: "Es terrible que hayamos olvidado a muchas mujeres que hicieron cosas maravillosas por la sociedades futuras" en Madrid

 

¿Quiénes son Las hermanas de Marte? ¿Quiénes serían hoy en día?

Este colectivo emana de nuestras ganas de significar a las personas que hay detrás de los actos vandálicos. Nos dimos cuenta de que era muy difícil seguir el rastro de las personas que habían cometido actos vandálicos, las instituciones les niegan lo que más buscan: el reconocimiento o la fama. A Las hermanas de Marte les unen sus deseos, sus miedos y vergüenzas. Todos tienen una fobia con un cuadro, como he explicado antes. Se sienten atraídos irremediablemente por lo que muestran y lo que les dicen las pinturas. Cuando se juntan tienen sesiones tan políticas como terapéuticas. Y ahí es donde surge el humor. Ven esos cuadros como adicciones de la que se tienen que curar. Para nosotros Las hermanas de Marte tienen mucho que ver con cualquier colectivo o grupo de hoy en día que trata de resistir desde una situación vulnerable, sin perder de vista lo cómico de las situaciones que generan. En una compañía de teatro como la nuestra, sin ir más lejos…

¿Cómo ves la lucha feminista? Parece que se empiezan a cambiar conciencias, o eso queremos creer, pero la realidad sigue siendo desoladora…

Bueno, yo creo que estamos saliendo, hay directoras y dramaturgas muy interesantes en la escena contemporánea. Profesiones típicamente masculinas que están siendo ocupadas por mujeres. A mí no me gusta verlo como una guerra, sino como un diálogo. Hay que seguir en alerta y trabajando por la igualdad en la diferencia que evidentemente existe entre hombres y mujeres. Las bajas por paternidad, los techos de cristal, el acceso a los puestos de responsabilidad. Nuestra generación tiene por delante la tarea de flexibilizar y adaptar los derechos sociales que se han conseguido desde décadas atrás, desde la propia lucha sufragista.

¿Qué crees que debemos hacer como sociedad para lograr la plena igualdad?

La educación es fundamental, parece un tópico pero es que es verdad y el ejemplo que damos cada uno con nuestras acciones cotidianas. Ahora que tengo pequeños a mi alrededor me doy cuenta de lo que absorben y lo que devuelven. Son espejos que reflejan lo que somos. No lo queremos ver. Por eso es tan difícil la crianza porque nos estamos re-educando a nosotros mismos. Ahí pienso que hay una clave fundamental para trasmitir ideas de igualdad (y de diferencias dignas), de empoderamiento, de trato. En el reparto de tareas, en lo que tiene o puede hacer uno u otra. Hay que estar muy atentos y darles modelos a seguir tanto de mujeres como de hombres, ya sean niños o niñas.

Lleváis desde 2003 trabajando como compañía… ¿Cómo está siendo este camino? ¿Cuáles son vuestras señas de identidad?

Me hizo gracia leer en vuestro número anterior la reflexión de Jaroslaw Bielski. Decía que las compañías de teatro tienen la vida de un perro. A los 16 años mueren o renacen. Nosotros estrenamos nuestro primer montaje, Las criadas de Jean Genet, en 2003. Estamos a punto de cumplir juntos esos 16 años. Y nos toca, de alguna manera, morir o renacer. La compañía ha sido un lugar único para nosotros, para aprender y desarrollarnos. Conocernos de otra manera e invitar a personas a participar con nosotros, personas que nos han transformado y a los que estamos muy agradecidos. Hemos montado obras de Juanma, pero también de Kafka, Beckett, Edward Bond o Caryl Churchill: un lujo. Hemos actuado en salas, pero también en la calle, en la universidad, en las manifestaciones contra la Guerra de Irak, en casas okupas, en un garaje semi-abandonado, en cárceles … Nuestra prioridad siempre ha sido la experiencia que íbamos a vivir, por encima de otras consideraciones. Es el valor del teatro que defendemos: un teatro 100% independiente. Aunque nos obligue a diversificarnos, tener otros trabajos y limitar el número de creaciones, intentamos concentrar toda nuestra atención en el montaje que tenemos entre manos. Preferimos evolucionar con la obra, pulirla e interrogarla a pie de escenario, el tiempo que sea necesario. De ahí la tuerca y su vuelta.

 

Marta Alonso: "Es terrible que hayamos olvidado a muchas mujeres que hicieron cosas maravillosas por la sociedades futuras" en Madrid

 

LA VENUS ABIERTA

Teatro Lagrada

Del 9 al 18 de noviembre