Verónica Pallini es actriz, productora, directora, antropóloga y todo lo que se propuesto durante todos estos años. Mujer todoterreno, se centra ahora en las problemáticas sociales para dar un giro de 180 grados a la sala y a la escuela que regenta en el Barrio de Gràcia de Barcelona, Porta4, que además exporta sus producciones propias, como la que recala ahora en Madrid, en la sala El Umbral de Primavera: En Alquiler.
Por Albert Martí / @Albertillu9
Estrenas En Alquiler, una obra que pone el acento en los desahucios y la gentrificación. ¿De dónde nace la idea? ¿Cómo se ha gestado?
La obra nace por iniciativa de Mikel Fernandino, el autor, y mía. Los dos somos antropólogos, además de estar vinculados al mundo del teatro, y queríamos trabajar juntos. Así que nos reunimos varias veces y estuvimos discutiendo ideas, temas, hasta llegar a la problemática de los desahucios, porque consideramos que hoy en día, en España, es una preocupación muy seria que abarca muchos sectores pero que, en contra de lo que pueda parecer, sigue oculta en muchas de sus dimensiones.
A mí, particularmente, como actriz y productora de esta propuesta, me interesa llevar a escena temas de carácter social porque considero que es necesario reflexionar cerca del espectador, a su lado; crear disparadores que nos conduzcan a repensarnos como sociedad.
Te desdoblas en dos personajes. ¿Cómo los has trabajado?
¡Con mucho, mucho trabajo! Hemos echado horas y horas en esta producción. He trabajado un personaje de época y otro contemporáneo, dos mujeres de edades similares con un tema común, con una familiaridad y con dos energías muy diferentes por la historia de vida de cada una de ellas. Para mí ha sido todo un viaje descubrirlas y encontrar claves en ellas que me conectan con mi propia historia social y cultural.
Y para hacer este viaje he podido contar con un gran director que es Tony Casla, que me ayudó a transitar esta nueva exploración con humor, con emoción y con juego.
¿El Buenos Aires de 1907 no es tan diferente de la Barcelona de 2018?
Increíblemente, con más de 100 años de diferencia y un océano por medio, temas como los alquileres, la pobreza, los desahucios o la inmigración parece que no quieren que se resuelvan. La «huelga de las escobas» de Buenos Aires de 1907 fue realizada por mujeres inmigrantes para poner freno a los precios absolutamente desmesurados de los alquileres (una perla que encontró Mikel). Lo que pasa hoy en ciudades como Barcelona o Madrid es muy similar…
Afirmas que, con este proyecto, quieres dar voz clara y potentemente a un teatro político y comprometido. ¿Cómo ha sido este proceso?
Creo que estamos tan aplastados por la información mediática y al mismo tiempo más oprimidos por un mercado internacional que arrasa los sectores más desprotegidos, que siento la necesidad, te diría que moral, de al menos ofrecer un espacio reflexivo. No me interesan los dogmas. Me interesan pensamientos y lenguajes inclusivos, abiertos, plurales que hagan posible repensarnos, dialogar y construir. Creo en el teatro como lugar de transformación humana y social, y eso que parece un eslogan, es uno de los resultados de mi tesis doctoral.
Hace más de 10 años que Porta4 apuesta por el teatro emergente en Barcelona. ¿Qué valoración haces al respecto?
Yo vengo del teatro independiente de Buenos Aires, mi ciudad natal. Si dividimos el ámbito teatral analíticamente en tres categorías, comercial, estatal e independiente, podemos decir que las diferencias entre los tres, además de estar en las formas de producción, están en el riesgo que asumen. En el teatro independiente se arriesga en la esfera de la estética, hay un permiso creativo… Porta4 nace con la idea de dar soporte al teatro independiente en y desde Barcelona, dar soporte al teatro local e internacional. Y cuando se consolidó, en el año 2010, comenzaron a nacer muchas compañías, paradójicamente en plena crisis. A nosotros nos interesa dar soporte, dar espacio, compartir los riesgos, ser de alguna manera una plataforma para que las compañías apunten luego a otros espacios.
Ahora después de casi 10 años, comenzamos a dibujar dos líneas de programación: una de producción propia, que contenga proyectos de carácter social y político, y otra que continúa ofreciendo el espacio, como hasta ahora, a las compañías emergentes.
Sois sala de programación y además apostáis también por la formación con La Escuelita. ¿Cómo se llevan estas dos vertientes del proyecto?
¡Muy bien! Porta4 tiene tres ejes: escuela, espacio de exhibición y producciones propias. Son vasos comunicantes. Considero que una formación teatral debe dar al alumno la posibilidad de exhibirse, primero porque el teatro comienza con un espectador y, segundo, porque después el alumno que acaba es importante que cuente con un espacio de creación. Por otro lado, es interesante que podamos crear nuestras producciones. Nosotros estamos continuamente investigando y generando proyectos, poniéndonos en juego todo el tiempo con nuestra esencia teatral. No me imagino una formación sin dar la posibilidad de exhibición, ni ser escuela sin crear.
¿Cuál es el teatro ideal para Verónica Pallini?
Un teatro con verdad, sin pretensiones, donde nos olvidemos de que estamos haciendo teatro para vivirlo…
El Umbral de Primavera
3 y 17 de mayo