Una escritora ofrece una conferencia ante unas jóvenes estudiantes sobre el tema de ‘las mujeres y la literatura’, en 1928. Sus palabras, irónicas y afiladas, son el relato vivo de un descubrimiento: para dedicarse a la literatura, una mujer necesita dinero y una habitación propia. Solo hace nueve años que se le ha concedido el voto a la mujer.
“¿Por qué los hombres beben vino y las mujeres agua? ¿Por qué un sexo es tan próspero y el otro tan pobre? ¿Cuál es el efecto de la pobreza en la literatura? ¿Qué condiciones requiere la creación de obras de arte?”. Estas son solo algunas de las preguntas que Virginia Woolf lanza al aire en su ensayo Una habitación propia, un compendio de las charlas y conferencias que mantuvo en torno a la figura de la mujer en la literatura y que María Ruiz adapta y dirige para la escena en un monólogo interpretado por Clara Sanchis.
Tras la aprobación de la ley del sufragio femenino en Reino Unido, Woolf indaga en el papel que la mujer ha desempeñado en la historia del arte, tradicionalmente dominada por hombres, y analiza los pormenores del incipiente movimiento feminista del que formó parte a principios del siglo XX. En su discurso, una defensa apasionada de los derechos de la mujer y una particular contribución literaria a la emancipación femenina no exenta de opiniones polémicas, Woolf critica los prejuicios a los que debe hacer frente como novelista, aborda las condiciones en las que han vivido las mujeres a lo largo de los siglos y cómo la discriminación y la pobreza han afectado a su creación artística.
¿Por qué apenas sabemos nada de las mujeres antes del siglo XVIII? ¿Qué habría pasado si Shakespeare hubiera tenido una hermana prodigiosamente dotada? ¿Por qué hasta mediados del XIX se le negó al género femenino la posesión de bienes materiales? ¿A qué ocupación podía aspirar una mujer antes de 1918? ¿Por qué el poder, el dinero y la influencia siempre han sido cotos reservados a los hombres? Cuestiones que convierten a Woolf en un mito del feminismo y que ni siquiera hoy, casi 90 años después, han perdido su relevancia.