Todos necesitamos ser escuchados, aunque sea por un desconocido. A esto precisamente se dedica Rey, un homosexual cincuentón, parlanchín y algo desfasado, en Orgullo SOS, la línea de atención telefónica al colectivo LGTBIQ: a dar consejos, más o menos acertados, sobre la felicidad a todo un catálogo de ciudadanos anónimos que comparten sus dudas, sus inquietudes y sus desvelos.
Un joven enganchado al Grindr, un transexual femenino que se siente lesbiana, un famosísimo artista que se plantea su sexualidad, una joven que busca desesperadamente un amigo gay, un médico que ofrece cursos para ser heterosexual o una madre que pide pautas para reconocer los gustos de su hijo son sólo algunas de las llamadas a las que Rey, con su incasable defensa de la alegría, tendrá que resolver en esta comedia intimista sobre lo que somos y lo que sentimos, sobre la búsqueda de aceptación y el miedo al rechazo, sobre eso tan humano de necesitar que los demás nos quieran.
Orgullo SOS no sólo es un guiño a las minorías, sino también un homenaje a esos homosexuales que vivieron (y sufrieron) el Franquismo, los golpes y la persecución, y un retrato sobre el respeto y la tolerancia de la sociedad española. Porque, a veces, en la vida no queda otra opción que posicionarse: y tú qué eliges, ¿el amor o el odio?
Orgullo SOS, ¿dígame? ¿En qué puedo ayudarle?