Qué malito estoy, ¡Llevadme a una bar! es una comedia en la cuál el autor se apoya en un actor y dos actrices para poder afrontar las distintas situaciones de la obra. Las actrices se desdoblan hasta conseguir ocho personajes sobre el escenario que con forme va transcurriendo la función comienzan a enredarse unos con otros provocando una situación frenética e hilarante.
Parodiando aspectos de nuestra sociedad como pueden ser el matrimonio, determinadas situaciones laborales o lo que mismamente puede ser una consulta al psicólogo, esta obra no solo logra provocar la risa por lo variado y cómico de los personajes, si no también, por un texto ágil y dinámico que no dejará de sorprender al espectador. El público será transportado constantemente de un escenario a otro, generándole finalmente la sensación de haber visto algo más que una función de teatro.
A lo largo de la función determinados temas y situaciones pueden estar subidos de tono, pero nunca tanto como para llegar a incomodar a nadie. Tampoco se tocan temas políticos o se mencionan colectivos susceptibles de ser heridos, con la finalidad de que el espectador consiga evadirse, relajarse y disfrutar sin ningún tipo de incomodidad, pues es esa, la intención última del autor.