Una de las obras más extrañas y desgarradoras de Shakespeare nos trae de nuevo a Madrid al director británico Declan Donnellan al frente de un elenco francés, coproducción de 5 entidades teatrales inglesas y francesas.
Declan Donnellan viene tanto a España que parece uno de esos ingleses que termina comprándose una casa en algún lugar de nuestra extensa costa. Casi cada temporada tenemos algo dirigido por él en algún teatro, normalmente del Centro Dramático Nacional, aunque también ha pasado por el Matadero o por el Español. A veces viene con su compañía, Cheek by Jowl, que fundó en 1981 junto a su compañero el escenógrafo Nick Ormerod, y en otras ocasiones se pone al frente de compañías de otros lugares, Rusia y Francia fundamentalmente. Este año, por ejemplo, viene con una obra muy poco representada de Shakespeare, Pericles, Príncipe de Tiro, con un elenco de actores franceses en una coproducción en la que han participado Cheek by Jowl, el Barbican de Londres y tres entidades francesas. Así se viene produciendo últimamente en Europa, aunando esfuerzos entre diversas instituciones. El teatro es un lenguaje común y eso lo ha llevado a gala siempre Donnellan, experto en darle vueltas de tuerca a los clásicos, sobre todo a Shakespeare, del que ha montado casi todo: Macbeth, La tempestad, Medida por medida, Cuento de invierno, Romeo y Julieta, El rey Lear, Troilo y Crésida o Hamlet. También le ha dado a Chéjov bastante y ha firmado puestas de la Antígona de Sófocles, el Mahagonny de Brecht o el Ubú rey de Jarry. Hace unos años declaró que “montar una obra de teatro es como tener un hijo con el público”. Su prole, ya lo vemos, es inmensa ya. Con quien también mantiene un idilio telúrico es con los actores. Casi todos ellos y ellas tienen en su estantería favorita El actor y la diana, el libro/manual que se publicó en 2001 originalmente en ruso y que ha sido traducido a más de 15 idiomas. En la nota introductoria de la edición española dice: “la primera vez que Cheek by Jowl actuó ante un público de habla española fue en 1984, cuando representamos Pericles, de Shakespeare, en Valladolid y Almagro”. Se cierra el círculo. Álvaro Vicente
Pericles, príncipe de Tiro es una de las obras más extrañas y desgarradoras de Shakespeare. Pericles navega en un mar tempestuoso de piratas, magos, burdeles, secuestradores, torneos, tramas contra su vida… y la intervención divina de la Diosa Diana. El incesto, la traición, el asesinato, el amor y la alegría explotan en estos gigantescos fuegos artificiales teatrales… Sin embargo, esta notable obra tiene resonancia mucho más allá del tiempo en que fue escrita: el Mediterráneo de hoy no es ajeno a los viajes espantosos y desesperados que aparecen en él.
Es una fábula de un hombre que se distancia de aquellos a quienes ama, que lenta y milagrosamente se vuelve a unir con ellos, más debido al destino que a sus esfuerzos. Trata del misterio del amor, la pérdida y el amor redescubiertos después de una ausencia dolorosa y confusa. Las brasas se atenúan y brillan en una de las escenas más grandes y conmovedoras que Shakespeare haya escrito alguna vez.
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