Imagínense que están en su casa y reciben la carta de un desconocido. Imagínense que esa carta es de un tipo, compungido, melancólico, soso… De los que en las bodas dice “¡No tiréis arroz a los novios que se lo comen las palomas!”. De los que cuando se van de vacaciones lo primero que compran es el billete de vuelta. ¡De los que miran el tiempo en el Teletexto! ¿Qué pensarían si leyeran que el motivo de esa carta es pedirle un favor y el escrito fuera acompañado de nada más y nada menos que de un Sofá? Surrealista, ¿verdad?