Ale Lacour, una artista a la que ya conocemos por sus interesantes propuestas como Nacer con culpa y sin nombre, Háblame de sexo y Veneno Azul Espera, es la autora de Perfect ass, una obra de La Impura Compañía que habla sobre la libertad de la mujer en el siglo XXI. Y es que Ale Lacour es una autora comprometida con la realidad de su entorno y siempre pone a la figura de la mujer en el centro de todo… que falta hace.
Perfect ass, que se estrena este noviembre de 2025 en Nave 73, es una obra que examina cómo las mujeres negocian poder, deseo y libertad en diferentes contextos, desde lo académico hasta lo íntimo. Cada escena presenta una forma distinta de ‘ser mujer’ y las tensiones que esto genera. No hay una tesis única, sino una exploración de las contradicciones inherentes a la condición femenina actual.
“Una mujer debe de contemplarse continuamente. casi siempre va acompañada por la imagen que tiene de sí misma. (…)
Desde su más temprana infancia se le ha enseñado y convencido que debe de examinarse en todo momento. (…)
Los hombres examinan a las mujeres antes de tratarlas. En consecuencia, el aspecto que tenga una mujer para un hombre puede determinar cómo la tratará. (…)
Los hombres miran a las mujeres. las mujeres se miran a sí mismas siendo miradas”.
Del libro Modos de ver (Editorial GG)
Este extracto del libro Modos de ver lo escribió John Berger en 1972. El teórico de arte hace una crítica sobre la manera en que las obras pictóricas son consumidas en la cultura contemporánea. Es decir, expone la idea de que las imágenes de mujeres en el arte tradicional, reflejan las expectativas y deseos masculinos. y aclara que este tipo de representación contribuye a la objetivación del sexo femenino y a la construcción de roles de género.
Lo complejo de todo esto y que da sentido a una obra como Perfect ass, es que a día de hoy nos sigue pasando lo mismo. ¿Hemos confundido el empoderamiento femenino con la hipersexualización del cuerpo femenino?
Ante la mirada del hombre, nos miramos: nos valemos por lo que mostramos y acabamos de darle la potestad al otro (otro que puede ser un desconocido) para que sea él, el último juez validador. A partir de esta inquietud y de un vídeo experimental que explora el mismo tema, nace la propuesta: Perfect ass.
En el corto (material escénico), un montón de mujeres reales pasan delante de una ventana que provoca reflejo-espejo, y fascinantemente, ninguna no puede evitar hacerse fotos -hot- que indudablemente acabarán en cualquier red social para que otros las vean, y por ende, las aprueben o no (like-dislike-hate).
Perfect ass no es una obra sobre feminismo, es una obra sobre las mujeres que viven dentro, fuera y a pesar del feminismo. Es una obra construida en cuatro escenas, con cuatro mujeres, que son cuatro formas de negociar la libertad en un mundo que las mira, las juzga, las compra: en un mundo en que, ante todo, las desea: Del aula universitaria al club de striptease, del mercado familiar a la intimidad de pareja, un viaje teatral por las contradicciones que habitamos sin resolver. Porque la coherencia es un lujo que pocas se pueden permitir.

Advertencias. Esta obra contiene:
-Desnudos escénicos
-Lenguaje explícito
-Cuestionamiento de dogmas feministas
-Incomodidad deliberada
-Ausencia de moraleja clara
Perfect ass es una obra no apta para espectadores que busquen confirmación de sus ideas previas.
Este proyecto se ha llevado a cabo gracias al trabajo de gente como Miguel Ángel Feria en la Ayudantía de Dirección y el Diseño sonoro, María Potocosi en el Diseño de luces, Sara Frías en la Coreografía, Belén Cabello en el Diseño del cartel, Guille Cuidadillo en la Fotografía y Paco Llonch como Diseñador de Motion graphics. Es una producción de La Impura Compañía, con la producción de gestión de Pablo Botas.
EN PALABRAS DE LA AUTORA
«Perfect ass no es un retrato. Tampoco es un espejo. Y nunca sería el reflejo de una realidad donde va al galope el jinete y andando el caballo; una realidad que por distorsionada queda fragmentada, inconclusa, discontinua. Ni la realidad que presenta, es; ni el dibujo que se hace de ella, parece que sea. Por no ser, Perfect ass tampoco es un plano fijo, aunque el espacio de cualquier teatro se disponga a serlo (la butaca cómoda, estática), y tampoco lo es a pesar de que Perfect ass solo pueda acaecer gracias a estar atravesada por la luz, el diseño sonoro y el tiempo. Perfect ass, por no tener, no tiene una premisa única ni un punto de vista inamovible. Tampoco contiene una mirada clara, ya que no cotejamos ni la unicidad de una ni nos atrae demasiado lo que puede atisbarse de manera clarividente (la luz directa, que ciega). Perfect ass no es un ‘décalage’ de escenas e idiomas. Perfect ass no significa mujeres perfectas y tampoco mujeres muy alejadas de ser perfectas es lo que significa. El título es algo y es otra cosa si se le busca el retrato al seis y al cuatro: Perfect ass. Lo que sí sabemos es que es una obra de teatro y que todo lo que no es, es porque reniega de querer serlo, pero que a veces es lo que dice no ser.
Ahora pasaré del no al sí, pero me gustaría que la duda siempre quedara adentro. La obra, aun no respondiéndose, se pregunta (o no): ¿qué significa ser libre en el mundo de hoy? Perfect ass sí (o no) es un viaje teatral por las contradicciones del feminismo contemporáneo a través de cuatro tableaux que van del lenguaje académico a la carencia de lenguaje, de sentido. La obra examina (o no) cómo las mujeres navegan entre la teoría y la realidad. Cada escena erosiona las ‘certezas’ (o no) sobre qué significa ser mujer en el siglo XXI. Perfect ass es una obra (o no) sobre las mujeres que viven dentro, fuera y a pesar del feminismo. Cuatro formas (o no) de negociar la libertad en un mundo que las mira, las juzga, las compra: en un mundo en que, ante todo, las desea. Un viaje argumental, lingüístico y performativo por las contradicciones que habitamos sin resolver. Porque la coherencia es un lujo que pocas se pueden permitir.
No busco que el público esté de acuerdo conmigo: yo no estoy de acuerdo con la obra. Busco que salga inquieto, cuestionándose qué significa ‘libertad’ cuando eres mujer en 2025. El teatro debe ser placentero ante los ojos del público e ingrato ante su mirada. si alguien sale indiferente de esta función, habré fracasado». Ale Lacour

LA COMPAÑÍA
La Impura es una compañía de teatro destinada a la creación de proyectos teatrales y audiovisuales. Su objetivo es producir proyectos que cuenten historias cercanas, imperfectas, incluso incómodas, con las que el público pueda sentirse identificado, y sino identificado, interpelado. La Impura: refugio y cuestionamiento.
A través de sus grietas ellas mismas se expresan. Es un sensación parecida al arte kintsugi, técnica japonesa que arregla fracturas de cerámica con barniz de polvos de oro. Ellas intentan hacer lo mismo, utilizan nuestras sus fallas para crear historias y arte en distintas maneras expresivas. ¿Quién nos dijo que teníamos que ser puras? Si en la impureza se encuentra la mujer.
Ahora bien, sus proyectos siempre están empapados de humor. No conciben otra forma que hablar de temas serios envueltos en sarcasmo e ironía. Así que el público para el que van dirigidas sus obras es uno que acepte lo no ‘correctito’, y que, además, sepa ver en su impureza, la originalidad y la belleza.
La Impura Companía ha producido cuatro obras propias: Nacer con culpa y sin nombre, Háblame de sexo, Veneno Azul Espera e Inútils. Además de un corto ganador al Mejor Cortometraje en La Rioja Filmcomission: Sestil (2021). Ahora se encuentra en la preproducción de Perfect ass y de un proyecto performance de título, After eating.
La Impura Compañía fue creada por Ale Lacour y Candela Solé en 2020. En 2025 sus miembros actuales son Ale Lacour y Lola Silva.