"Cadáver no tan exquisito es una comedia de enredos muy divertida que invita al debate"
Marian Hernando y Vanessa Ruz son las fundadoras de Salto al Vacío, una compañía teatral y audiovisual que nos presenta su último montaje, Cadáver no tan exquisito, una divertida comedia de enredos escrita por José Carlos Palacios. Ellas dos también la interpretan junto a Sergio Peiró y Sigor Schwaderer.
La obra se estrena el 7 de noviembre en el Teatro Real Carlos III de Aranjuez. Pero la gran novedad, y que nos llena de gozo, es que tras ese estreno podrá verse en Teatro Platea, un nuevo espacio que abre sus puertas en nuestra ciudad (en lo que fue La Encina Teatro) y que será gestionado por nuestras dos protagonistas.
¿Quiénes sois Salto al Vacío?
Vanessa Ruz: Salto al Vacío somos Marian Hernando y Vanessa Ruz. Hace siete años vimos que nuestro trabajo como actrices no era suficientemente productivo, no nos cogían para trabajar tanto como hubiéramos querido, así que decidimos crear nuestro propio trabajo. Sí que de la nada, sin economía, sin presupuesto y sin nada, pero creamos una pequeña compañía de teatro con la que montar nuestra primera obra. Para nuestro primer montaje contamos con José Carlos Palacios, que es nuestro dramaturgo de cabecera, y a partir de ahí pues para adelante nosotras dos.
¿Sólo sois las dos, entonces?
Vanessa Ruz: Solo las dos. Lo que pasa es que, al final, alrededor de la compañía hay un grupo fijo de unas 15 personas con las que vamos colaborando según el proyecto. Para cada obra de teatro pues necesitamos un actor o actriz de unas características, pues para esa obra cogemos a esa persona, que necesitamos técnicos de sonido, pues los llamamos. Se va contratando a la gente en función del tipo de proyecto que tengamos entre manos y sus necesidades.
¿Y cómo van surgiendo las obras?
Vanessa Ruz: A la hora de crear un nuevo espectáculo, Marian y yo nos ponemos a trabajar partiendo de una tormenta de ideas. Normalmente tenemos temas sobre los que queremos hablar y vamos desarrollando a partir de ahí, viendo las posibilidades.
A veces escribimos nosotras mismas los textos, otras veces tiramos de José Carlos Palacios… Marian y yo también vamos pensando en la escenografía y el vestuario y si podemos la sacamos adelante nosotras y si no, pues contamos con Formas Vitrubio, que las lleva a cabo. La música, por ejemplo, tenemos una compositora maravillosa como Eva Valdelomar que nos la compone de forma original para cada proyecto. Christian Märtens nos ayuda en la dirección de las obras… Así que, como te digo, formamos un grupo muy diverso y muy variopinto, en el que no hay nadie fijo salvo nosotras, pero el que viene se suele quedar.
¿Y qué tipo de teatro os interesa llevar a cabo o mostrar al público?
Vanessa Ruz: Nos gusta todo el teatro y hacemos de todo, pero es verdad que nuestra tendencia es tirar hacia el teatro más ‘convencional’, por así decirlo, sobre todo comedias de situación originales y divertidas, pero hacemos dramas también, hacemos obras educativas, infantiles, thriller, terror… no nos encorsetamos.
Ahora justo en la cartelera van a coincidir en el tiempo dos obras vuestras que son muy distintas entre sí, y tú haces personajes radicalmente opuestos.
Vanessa Ruz: Así es, son dos obras muy diferentes en las que interpreto a dos personajes son contrarios completamente. En Cadáver no tan exquisito, que es una comedia de situación muy divertida, con un toque de thriller, porque hay momentos en los que el público no va a saber qué ocurre, yo doy vida a Violeta, una mujer un poco locuela, algo bipolar, un poco inestable, pero muy graciosa. Y, sin embargo, en Despertar junto a Lilith, el personaje de Lilith es todo lo contrario, es una mujer de armas tomar, muy segura de sí misma, que tiene muy claro cuál es su objetivo en la vida. Es muy fuerte y muy potente.
¿Y en qué espectro te mueves tú como persona?
Vanessa Ruz: Estoy un poco en medio, a veces soy un poco Violeta y puntualmente soy un poco Lilith (risas).
Marian Hernando: Vanessa tira más hacia Violeta, pero cuando saca sus armas las saca pero bien, igual que Lilith.
¿Y tú tienes mucho de Muriel?
Marian Hernando: Siento decir que sí, porque Muriel es un poco psicópata, y no es que identifique con eso, claro, pero sí hay cosas en las que nos parecemos. Yo soy directa también cuando digo las cosas, quizá fría, he estudiado criminología, lo que ya te da pistas un poco de cómo soy… y Juan Carlos Palacios, que me conoce bien, ha puesto muchas cosas mías en mi personaje.
La obra es una comedia de enredos, aparentemente convencional, como ya hemos mencionado, pero me llama la atención cómo juega también con el lenguaje, cómo utiliza unos juegos de palabras muy interesantes.
Vanessa Ruz: Claro, justo es así, pero es que todos los personajes de la obra son escritores, y José Carlos ha construido en base a eso, por eso se palpa esa riqueza en el lenguaje y esos giros. Además, el título de la obra hace alusión a un juego que existe realmente (Cadáver exquisito), que lo utilizaban los escritores para coger ideas y poder sacar nuevo material. Entonces tiene mucho de verdad la obra. José Carlos cuando escribe siempre se apoya en muchas cosas que forman parte de la realidad. Y es verdad lo que dices, que en la obra hay unos lenguajes y unos textos muy inteligentes, dentro de que es pura comedia.
Una comedia sencilla aparentemente, pero que también tiene incluso diatribas morales o filosóficas.
Vanessa Ruz: Totalmente, es una comedia y te ríes, pero a través de la risa también la obra te va poniendo en situaciones complejas y hace que te preguntes lo que harías en una determinada situación, si serías capaz de hacer lo que hace Violeta y que es lo que desencadena todo, pero también si seguirías el juego como lo hacen el resto de personajes… hay mucho subtexto. También con el tema de las parejas, ya que la obra habla de distintos tipos de relación, de las formas de relacionarse hoy en día… es un montaje muy pegado a la realidad, como te comentaba que es el teatro de José Carlos.
Marian Hernando: La obra refleja una serie de casuísticas muy interesantes que incitan al debate, por ejemplo, sobre las distintas dinámicas de una relación, cosas que a alguien le pueden parecer una locura, a otra persona le puede parecer muy normal, también habla de la forma en la que fluye la gente ahora mismo, que lo hacen de una manera más relajada. Y la obra habla también de lo que marca nuestro destino las decisiones que tomamos. Y si seríamos capaces de cualquier cosa con tal de sobrevivir, de seguir adelante.
También hay una crítica hacia la industria de las artes creativas, ¿no?
Vanessa Ruz: Sí, totalmente, es uno de los temas. Pero hemos tenido recientemente otra obra en el OFF Latina, que se llama Masterclass para soñadores incautos, que sí que es 100% autobiográfica de nuestro paso por la vida audiovisual y lo difícil que es ser una pequeña productora de teatro. Es una tragicomedia en la que explicamos todo lo que se sufre en este mundo. En Cadáver no tan exquisito se habla, pero no es el tema principal.
Marian Hernando: En la obra hay cierta crítica a este sector, porque hemos vivido muchas situaciones complicadas y no es fácil seguir adelante. Si eres una mujer de cierta edad y con un cierto cuerpo que se sale un poco de la considerada ‘normalidad’ nunca te llaman para nada por muy bien que hagas el casting. Llamas a puertas, mandas mails y nadie te abre ni te contesta… Nunca consigues llegar a nadie si eres una pequeña productora, y sólo hemos podido llegar hasta aquí gracias al empeño de Vanessa, que se deja la piel intentando derribar esas puertas.

Es lo que comentaba, que en el texto el personaje de Violeta habla de la invisibilidad que sufre.
Vanessa Ruz: Sí, así es. Y Marian ha dado en el clavo. Tenemos un problema, cada vez menos por suerte, pero tenemos un problema en el que hay un canon para todo, y si no lo cumples estás fuera. Nosotras estamos rompiendo con todo eso en todos nuestros trabajos. Marian y yo, a nuestros 50 años, protagonizamos nuestras obras y protagonizamos nuestros cortos. Intentamos luchar porque se pierda un poco esa idea de que todos los actores y actrices tienen que ser guapos, jóvenes, altos, delgados. No, no tiene que ser así, no debe ser así. Y luego con el tema de las obras, lo mismo, tenemos obras de muchísima calidad, con textos geniales, con unas escenografías súper cuidadas, con música hecha de encargo… Son muchos detalles que definen nuestro teatro y nadie te las compra porque no eres ‘amigo de’ o porque no eres famosa. Queremos que hable exclusivamente nuestro trabajo, no que nos definan por nuestro físico, género o que nos dejen de lado porque no tenemos los contactos adecuados. Así que, con todo esto, cuando quieres mover tu arte y sacarlo adelante, pues cuesta un montón, de ahí que en las obras dejemos un hueco, más o menos explícito, para hacerlo patente.
¿No creéis que habéis llegado como 10 años tarde o 20 años tarde a todo eso? Que ya se va viendo más diversidad en los escenarios.
Vanessa Ruz: Sí, yo también coincido en eso, estamos viendo más diversidad, pero aún falta mucho. Los cuerpos que no se ajustan a la tónica general siguen siendo relegados a papeles muy específicos, papeles que ya vienen predefinidos por su aspecto, no por su capacidad de trabajo, y Hollywood, que es la referencia para todo, sigue apostando por la normatividad en su mayor parte.
Mi peso no define que yo pueda ser más ágil o menos ágil en un momento dado en el escenario. Mi cuerpo no define que yo pueda hacer de alguien más sexy o menos sexy, no define que yo pueda hacer de alguien más fuerte ante la vida o más delicada, no, no lo define. Y mi edad pues sí que puede definir ciertos papeles, pero también tengo cosas que contar a mis 50 años, yo y todas las mujeres, por eso queremos vernos reflejadas ahí, siendo protagonistas de nuestras propias vidas, no siendo ‘la pareja de’ o ‘la madre de’.
¿La obra debe prevalecer ante el artista? ¿Es mejor que trascienda tu obra o que trasciendas tú como persona? Que es algo que también se habla en la obra.
Marian Hernando: Obviamente, la obra. Esa frase la digo yo a través de Muriel y es una frase muy bien dicha. El ego personal siempre va a estar ahí, pero lo realmente importante es que trascienda tu obra y conozcan tu obra.
Vanessa Ruz: Pero mira, esto lo hemos hablado infinidad de veces Marian y yo. Yo sería feliz viviendo del teatro hasta que me muera, pero sin fama, la fama me parece una traba, me parece una pega brutal.
¿Y se puede vivir del teatro en una situación como la vuestra?
Vanessa Ruz: Es muy difícil. Nosotras somos secretarias de dirección. Yo ahora lo dejo, porque inicio este proyecto de ser directora del Teatro Platea, pero Marian sigue trabajando sus ocho horas al día como secretaria.
Marian Hernando: Yo sigo trabajando mis ocho horas y luego, quitándole tiempo al sueño, el resto de las horas se las dedicamos a la compañía Salto al vacío.
¿La industria os ha dejado hastiadas?
Vanessa Ruz: No, pero sí que pasas por momentos muy complicados. El problema del artista es que hay muchos momentos, más de los deseables, en que quieres mandar todo a la mierda. Pero la pulsión interna por dedicarte a esto es tan grande que sigues remando contra viento y marea, aunque estés hastiado de la industria y de todo. Pero cuando te subes a un escenario todo eso se te pasa.
¿Tiene que ver con los aplausos?
Vanessa Ruz: No, no tiene que ver tanto con eso, porque los ensayos los disfrutamos igual. Incluso cuando te tiras dos meses creando un proyecto también es muy reconfortante. Todo eso genera mucha ilusión y una situación emocional muy elevada, y sientes que mola mucho dedicarse a esto. Yo te diría, fíjate, que el momento aplauso a mí me da más vergüenza que otra cosa.
Marian Hernando: Lo de los aplausos casi que es lo de menos. Para mí, lo mejor de subirme a un escenario, es cuando bajas y la gente te espera para decirte lo bien que se lo ha pasado, eso es lo que más me llena y nos da una vida que no veas.
¿Y qué coño es ser un profesional en este mundo?
Vanessa Ruz: Esa es una frase que dice Violeta en la obra (risas), y la dice así, literal. Pues mira, hoy en día yo no lo tengo nada claro. Nosotras hemos hecho gratis un montón de cosas, ¿pero por eso no eres profesional?, pues no lo sé. La teoría es que un profesional cobra por su trabajo. Pero en las Artes Escénicas es todo distinto. Hay gente que hace cosas gratis, por querer hacer y mostrarse y su vida está enfocada profesionalmente a este camino, pero al no cobrar por ello no se percibe. Y luego está la percepción de la gente de fuera que piensa que esto es un hobby, como ir a Pilates. Así que es complicado. Yo me considero una profesional de las Artes Escénicas, aunque haya estado trabajado hasta hace un mes también como secretaria de dirección. Yo me he formado, he montado una productora, escribo, interpreto, me busco la vida para mostrar mi trabajo y estoy enfocada en ello. Lo que pasa es que al final de mes no cobro por hacerlo, o cobro muy poco, y eso es algo que sólo pasa aquí.
Marian Hernando: Lo más normal es que la gente que nos dedicamos a esto tengamos que ser multitarea para poder salir adelante. O das clases, o trabajas en una sala haciendo otras labores, o tienes un trabajo convencional y, a todo esto, le sumas que encima tienes que ser tu propia gestora y hacer números, cuadrar cuentas, producir…
¿Os habéis enfrentado a muchos castings? ¿Es una experiencia complicada?
Marian Hernando: Yo, al comienzo de mi carrera iba a muchos y empecé bien, no se me dio mal. Pero luego empecé a notar cosas que no me gustaban, como que sólo te llamaban para que las empresas de casting completar el cupo. Así que dejé de ir. Luego ya monté Salto al vacío, mi productora, y pude ir generando mi propio trabajo.
También hablamos de esto en la obra, los actores, las actrices, lxs creadorxs en general, estamos hechos de una pasta especial. Tenemos una resistencia a los ‘noes’ y a las decepciones que otros no tienen. Y esto es así, porque es que si no eres así mueres. Si no eres así, no te puedes dedicar a esto.
¿Un final feliz es demasiado complaciente?
Vanessa Ruz: A mí, a nivel personal, me encantan los finales felices, pero como creadoras somos más amantes de los finales abiertos. Nos gusta dejarle al espectador el poder imaginar qué ocurre ahí, qué es lo que sucede cuando la obra acaba. Un cadáver no tan exquisito es una obra que queda en el aire completamente y así cada persona le da el final que quiere.
¿Pero sabéis lo que pasa después, lo habéis dibujado ya?
Marian Hernando: No te lo vamos a contar (risas).
Habladme ahora de este sitio en el que estamos. ¿Abrir una nueva sala de teatro en 2025 es inconsciencia, es valentía? ¿Qué es?
Vanessa Ruz: Es inconsciencia y locura, la verdad. Pero desde que echamos a andar con la productora siempre soñamos con tener una sala de teatro propia. Y, a mí, ese sentimiento me ha movido todos estos años. Entonces, ahora, hemos tenido la suerte de encontrar a otro ‘loco’ como nosotras, llamado Nacho G., que es humorista también y lleva moviéndose en el mundo del espectáculo mucho antes que nosotras, y nos ha brindado la oportunidad. Él es la persona que se ha lanzado y que pone el dinero y nosotras lo vamos a gestionar. Y es tan generoso que nos deja que sea la sede de nuestra compañía Salto al vacío, así que le estamos infinitamente agradecidas.
Buscando por ahí vimos que este espacio, donde hasta hace nada estuvo La Encina Teatro estaba disponible. Hablamos con Paco (Sáenz) y Esteban (Coppi) los anteriores gestores de esta sala y nos dijeron que estaban muy felices de que lo podamos coger nosotras porque somos un poco afines en pensamiento y en cómo lo vamos a gestionar. Aunque es verdad que queremos darle otro aire a la sala, modernizarla un poco. Estamos haciendo obras para cambiarle la cara y adecuarnos a la normativa, algo que es realmente complicado, todo hay que decirlo, porque nos piden cosas como si fuéramos una macrodiscoteca. Y vamos a tener como dos espacios. El teatro normal, en el que caben unas 70 butacas y donde programaremos obras como Cadáver no tan exquisito, y luego, en la otra sala, vamos a montar un café-teatro en el que programaremos monólogos, magia, música, poesía…

¿Y qué línea programática vais a seguir en la sala de teatro?
Vanessa Ruz: Pues un poco la misma línea que hacemos con nuestra compañía. Teatro un poco más comercial, digamos, si es que vale esa etiqueta, con un lenguaje más cercano, no tan teatro contemporáneo.
Y seremos nosotras las que busquemos las obras a programar, no vamos a coger lo primero que nos llegue. Queremos programar obras con calidad a nivel textual y a nivel actoral. Las obras de teatro necesitan tener un mínimo de tiempo dedicado a ellas, no vale sacar a escena cualquier cosa. En nuestra compañía, por ejemplo, tenemos un elenco de mucha calidad, gente que está trabajando en grandes producciones de este país como Sigor Schwaderer, Carmen Izquierdo o Sergio Peiró. Tenemos a Christian Märtens, que lleva toda la vida dirigiendo y actuando. Tenemos un elenco muy importante y eso se nota en la parte interpretativa. Pero también le damos un peso muy específico a la escenografía, que a lo mejor es minimalista porque trabajamos en espacios pequeños, pero será una cosa cuidad. Igual que en la iluminación, que la trabaja maravillosamente Álvaro Rodríguez y en todos los aspectos técnicos, en definitiva. Es algo que cuidamos mucho. Luego podrá gustarte o no el trabajo, pero no será porque no le hemos puesto empeño, dedicación y calidad a nuestro montaje. Así que contestando a tu pregunta, aunque seamos un teatro pequeño no vamos a programar cualquier cosa, eso lo tenemos muy claro. En esta sala se va a ver teatro de gran calidad, en pequeño formato, eso sí.
El teatro es teatro da igual donde se haga, y si es bueno, es bueno donde sea.
Vanessa Ruz: Eso es, al final estos espacios son la cantera de la que se nutren, muchas veces, los teatros comerciales más grandes.
Vanessa, ¿cómo te hace sentir el hecho de haber empezado a estudiar teatro en Cuarta pared, que es una sala mítica y, ahora, 50 metros más arriba, estés tú en tu propia sala.
Vanessa Ruz: Es algo muy curioso, la verdad. Mi primer acercamiento al teatro fue en un curso para aficionados que hice en Cuarta Pared con la maravillosa Asu Rivero. Y, de hecho, en la puerta de Cuarta Pared hay una foto en la que salgo yo, de una muestra que hicimos y salimos todos agarrados en fila y ahí estoy yo. Cada vez que paso digo por ahí pienso esos años de descubrimiento, que fueron maravillosos. Y ahora voy a pasar a diario por ahí para venir a mi propia sala. Son increíbles los giros del destino. Y esta nueva época, con una sala propia, me hace sentir mucho vértigo. De hecho, nuestra compañía se llama Salto al Vacío y ahora siento más que nunca que he saltado y estoy en caída libre.
En su momento le pusisteis ese nombre y ahora ya es lo que realmente estáis viviendo.
Vanessa Ruz: Yo estoy feliz, que no se me interprete mal, lo que pasa es que siento un poco de vértigo ante esta nueva etapa.
Marian Hernando: Llevamos siete años con la productora, hemos levantado once obras y las tenemos aún todas vivas moviéndolas por ahí, las hemos visto de todos los colores, tanto trabajo seguro que nos ha quitado años de vida, pero ahora estamos aquí, a punto de abrir nuestra propia sala de teatro y a punto de estrenar una obra nueva y estamos más que felices.
Y si damos un salto hacia adelante, no al vacío, sino hacia un futuro lleno de buenos momentos, ¿qué gente os gustaría que pasara por aquí?
Marian Hernando: Si pudiera venir a actuar Javier Cámara sería brutal (risas). Nosotras dos, al segundo día de conocernos ya estábamos escribiendo un cortometraje, que luego fue un largometraje y que está guardado, pero que al final saldrá, no me preguntes cuándo, pero eso saldrá. Y hay un personaje en el que llamamos a Javier Cámara con todo el morro del mundo para que lo hiciera. Su manager nos escribió y nos dijo: “decidme cuándo para ver si puede hacer el papel o no puede”. Y al final no pudo ser, obviamente, y el agente fue muy amable al contestar. Te cuento todo esto para que veas que hemos llegado hasta aquí siendo perseverantes y soñando a lo grande, sobre todo Vanessa, porque yo soy más terrenal, pero juntas no se nos pone nada por delante, incluso intentar que Javier Cámara, alguien a quien admiramos, pudiera protagonizar un corto escrito por nosotras dos.
Podemos titular esta entrevista como: «Javier Cámara, queremos que actúes en nuestro teatro».
Marian Hernando: Yo me muero si eso termina pasando (risas). Sería un sueño.
¿Cómo queréis que el público conozca este teatro? ¿Qué se va a encontrar aquí?
Vanessa Ruz: Pues queremos que aquí entren en otra dimensión. Queremos que vengan a disfrutar viviendo vidas ajenas, quizá alejadas de su punto de vista habitual. Que como espectadores se metan en la piel de gente con la que a lo mejor nunca han podido empatizar, o sí, que puedan descubrir también puntos de vista afines. Aquí van a disfrutar de una experiencia teatral de calidad, eso es lo principal que tienen que tener claro.
Marian Hernando: Les vamos a ofrecer todo un mundo de posibilidades, y sobre todo, queremos que salten al vacío con nosotras.
Pues ese es un buen titular también.
Vanessa Ruz: Si es que Marian habla poco, pero cuando habla dice justo lo que había que decir (risas).