La propuesta, coproducida por el Teatre Romea y el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, se estrenó el pasado agosto en el marco del festival extremeño antes de aterrizar en Madrid. La dramaturgia de Brenda Escobedo, a partir de la célebre traducción de Julio Cortázar, convierte la “falsa autobiografía” de Yourcenar en una “falsa personificación” teatral: Adriano revive en escena, pero no pertenece al siglo II. Ese juego de planos —el de la memoria, la historia y la representación— es el corazón del montaje.
Homar, acompañado por Cris Martínez, Álvar Nahuel, Marc Domingo, Xavi Casan y Ricard Boyle, presta su voz y su presencia a un Adriano que reflexiona sobre la política, el legado y la fragilidad humana. Para Jaén, el centro de la obra es la soledad del poder, un tema que resuena hoy tanto como en tiempos de Roma: “Es un hombre sabio y magnífico, pero también ciego y contradictorio”.
En esta entrevista, la directora y el actor hablan de cómo un texto cargado de lirismo y filosofía se convierte en experiencia escénica. Homar, que asume el personaje como un peregrino de la propia existencia, describe a Adriano como un espejo de su propia búsqueda: “Su memoria es su imperio, pero también su confesión”.
Entre los ecos de la antigüedad y la actualidad del presente, Memorias de Adriano es a la vez un viaje histórico y un retrato íntimo. Una “película de romanos” y, sobre todo, el relato de un hombre que mira su vida con la serenidad de quien sabe que el poder y la gloria no son más que un capítulo de la aventura humana.