El festival Temporada Alta llega a su 34ª edición con Narcís Puig estrenándose como nuevo director artístico y reafirmando aquello que lo ha convertido en una cita imprescindible en el calendario cultural: ser un espacio de encuentro entre creadores y públicos, un lugar donde conviven las grandes figuras internacionales con las propuestas más innovadoras de la escena local. Este otoño, del 18 de septiembre al 12 de diciembre, Girona y Salt volverán a ser el epicentro de las artes escénicas, acogiendo un total de 16 espectáculos internacionales, 22 coproducciones y 28 estrenos (16 absolutos, 7 en España y 5 en Cataluña).

El festival mantiene intacta su vocación: acompañar la creación artística, impulsar nuevas miradas y conectar con la ciudadanía. Y lo hace profundizando en tres líneas de trabajo que apuntan también al futuro: la internacionalización a través de redes y coproducciones compartidas, el apoyo a nuevas generaciones de creadores y la apertura a nuevos públicos mediante proyectos comunitarios y territoriales.

 

SEPPUKU. EL FUNERAL DE MISHIMA o el placer de morir de Angélica Liddell.

Una ventana internacional

La programación internacional sigue siendo uno de los ejes centrales de Temporada Alta. La edición de este año presenta 16 espectáculos de 13 países, ofreciendo una panorámica que combina grandes nombres de la escena con artistas emergentes que marcan tendencia en el panorama contemporáneo.

Entre las figuras consagradas destaca Thomas Ostermeier, que traerá su célebre Hamlet, estrenado en la Schaubühne de Berlín en 2008 y considerado una de las versiones más intensas y físicas del clásico shakesperiano. Otro de los grandes nombres será Christoph Marthaler, que presentará en España Le sommet, una mordaz sátira sobre el lenguaje vacío del poder.

También se estrenará en nuestro país ID EVOLUTION de Cirque Éloize, un espectáculo que fusiona circo urbano, danza contemporánea, teatro y tecnología en un despliegue visual y sonoro.

La apuesta por creadores emergentes se concreta en propuestas como The Hague de Galin Stoev, que aborda el Tribunal Penal Internacional con la guerra de Ucrania de fondo, o Gernika de Collectif Bilaka, una evocación de la memoria vasca a través de la danza tradicional reinterpretada desde la contemporaneidad.

 

Ai! La misèria ens farà feliços de Gabriel Calderón. Foto de Marta Mas.

Conexión Iberoamérica

Temporada Alta mantiene desde hace años un vínculo privilegiado con la creación escénica latinoamericana. Bajo el paraguas de Conexión Iberoamérica, el festival acoge en 2025 ocho espectáculos procedentes de México, Argentina, Uruguay y Chile, con el apoyo de Iberescena.

Entre ellos, destacan los estrenos absolutos de Gabriel Calderón con Ai! La misèria ens farà feliços, y de los Hermanos Ibarra Roa con Serà un dia que durarà anys, un proyecto participativo que involucra directamente a la ciudadanía local.

También se podrán ver en España Cachorro de León de Conchi León, un testimonio íntimo sobre violencia familiar y memoria femenina, y Sombras, por supuesto de Romina Paula, una obra que dialoga con la estética de Fassbinder.

La argentina Marina Otero regresa al festival con El oficio de morir, mientras que Jimena Márquez presenta El desmontaje, una obra cargada de ironía feminista. Completan el ciclo las películas híbridas Imprenteros de Lorena Vega y Todos mienten de Romina Paula.

 

Burpees, de Miquel Mas Fiol. Foto de Sergi Panizo.

Coproducciones y estrenos

La colaboración con compañías y teatros es una de las señas de identidad del festival, que este año acoge 19 coproducciones. Entre ellas, sobresale Ai! La misèria ens farà feliços, dirigida por Gabriel Calderón y producida junto al Teatre Lliure, con un reparto encabezado por Pere Arquillué y Laura Conejero.

La apuesta por el talento joven se concreta en estrenos como ABECEDARI de La Moukhles & Sentís, Nosaltres els sense nom de Mos Maiorum con dramaturgia de Joan Yago, o Tallar-se el peu amb una motoserra de Bàrbara Mestanza. También se verán propuestas de compañías gerundenses como Nauta de Cor de Teatre y Lumiere de La Menuda.

El festival mantiene además su rol de impulsor de dramaturgia a través del Torneo de Dramaturgia Catalana, que celebra su decimoquinta edición con ocho autores y autoras, presentado por Meritxell Yanes.

 

ID EVOLUTION de Cirque Éloize. Foto de Valérie Remise.

El Big Bang

Uno de los momentos clave del festival suele ser el Big Bang, un fin de semana diseñado para profesionales internacionales que en esta edición tendrá lugar del 20 al 23 de noviembre.

Durante esos días, Girona y Salt se convierten en punto de encuentro para programadores y artistas, con 10 espectáculos que combinan la mirada de creadores consagrados —como Angélica Liddell con SEPPUKU. El funeral de Mishima o el placer de morir, o la Agrupación Señor Serrano con Historia del amor— con proyectos emergentes de fuerte proyección internacional como Gola de Oriol Pla y Pau Matas o PICASSa de Lorena Nogal.

 

Nuevos públicos y proyectos sociales

Uno de los objetivos de Temporada Alta es llegar a públicos diversos y fomentar el arraigo en el territorio. Este año se consolidan iniciativas como Llibràlegs, piezas breves en bibliotecas públicas, o propuestas participativas como la de los Hermanos Ibarra.

El festival también apuesta por los jóvenes a través del Proyecto Artèria, que ofrece descuentos, paquetes de funciones y una selección de 12 espectáculos pensados para menores de 30 años: Tobetta, de Francesc Cuéllar y Judit Cortina, Burpees, de Miquel Mas Fiol, Man, mano, il tempo scorre, de Elaine Grayling, ABECEDARI, de La Moukhlès & Sentís, Tallar-se el peu amb una motoserra, de Bàrbara Mestanza, Manual para seres vivos, de Magda Puig y Andreu Martínez, Nosaltres, els sense nom, de Mos Maiorum, Nua (radiografia d’un trastorn), de Ann Perelló, Andrea Ros y Marta Aran, Inhale Delirium Exhale, de Miet Warlop, Cavallet de Mar, de Pau Coya y Rebeca del Fresno, El desmontaje, de Jimena Márquez y Luz Viera y Gernika, de Martin Harriague y Collectif Bilaka. Además, estrena la etiqueta Talento Joven para destacar propuestas creadas por artistas menores de 35 años.

La dimensión educativa se articula mediante la Fundació La Ciutat Invisible, que impulsa el proyecto A Tempo con actividades en centros escolares, talleres y un torneo de dramaturgia para institutos.

 

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