Leyre Ávila: "Cada vez hay menos tiempo para usar la imaginación o pensar de forma diferente"
Leyre Ávila es la creadora de Desordenadamente Cuerda, una pieza de Danza-teatro sobre el conflicto entre las pasiones y miedos internos y las expectativas o patrones externos.
La obra nace de la necesidad de expresar a través del movimiento todos los conflictos existentes en ella respecto a todo lo que ha aprendido hasta ahora en la vida y en el arte. Para ello se sirve de una cuerda de escalar, una actividad también muy importante en su vida.
Esta pieza de 45 minutos de duración podrá verse los días 13 y 14 de junio en el Teatro Lagrada dentro del Festival Miradas al Cuerpo.
¿Encuentras entre la escalada y la danza algunos puntos en común?
A simple vista parecería que no, pero teniendo en cuenta que son dos actividades físicamente muy exigentes si que se asemejan, ya que en ambas es necesaria una preparación física adecuada que combine una buena alineación corporal, fuerza, elasticidad y coordinación motora, cosas que se van adquiriendo a través del conocimiento de una técnica de ejecución adecuada para poder realizarlas con eficacia y sin dañar el cuerpo. Además de ello, en ambas existe la posibilidad de usar movimientos orgánicos o intuitivos que dan fluidez y permiten realizarlas desde la situación de conocer qué necesita hacer mi cuerpo para provocar determinada cualidad de movimiento o desplazamiento o para alcanzar el siguiente punto de agarre.
Ambas se asemejan en el hecho de que son poco agradecidas ya que el cuerpo no siempre está igual y no siempre bailará igual o escalará igual y eso te hace aceptar primero el cómo se está para poder amoldarse a lo que el cuerpo pueda hacer en función de un cansancio o de otras emociones que lo bloqueen, aceleren… Por tanto, siendo muy diferentes en ambas existe un trabajo similar de propiocepción corporal y búsqueda de estrategias corporales para lograr lo que se quiere.
¿Donde es más fácil conseguir los objetivos marcados?
En ambas actividades es difícil llegar a los objetivos marcados inicialmente, o al menos para mí, todavía me resulta difícil llegar a ellos. Por tanto en ambas tienes que ir como reescribiendo esos objetivos a medida que vas haciendo y descubriendo. Por ejemplo, en la roca parece obvio el llegar, pero en el intento, y en el no poder alcanzar el objetivo inicial, encuentras otras sensaciones, emociones que a mi me parecen útiles como herramientas para afrontar situaciones. El aceptar que ayer pudiste llegar y hoy no te hace replantearte muchas cosas y moldearte al estado de tu fiscalidad que cada día es diferente me parece un buen ejercicio de autoconocimiento, que te lleva a ver el objetivo inicial desde otro ángulo y aceptar los cambios en tiempo o ejecución para llegar a él.
Con el proceso creativo pasa un poco parecido, cada día es diferente según el estado de tu fiscalidad y a veces aparecen momentos que añadirías o quitarías cosas, o que las harías diferentes. Creo que alcanzar el objetivo de terminar algo creativo de darlo por acabado es difícil siempre se podría continuar o rehacer desde otra perspectiva.
¿Qué llega primero a tu vida y que te aporta cada una?
La danza me acompaña desde que era una niña, y a lo largo de mi vida me ha aportado un camino que me permite disfrutar y a la vez reajustarme emocionalmente. Me ha aportado un conocimiento de mi cuerpo que le sirve a mi mente para estar mejor. Si estoy con menos energía al bailar la recupero, si tengo ansiedad o incluso tristeza o necesito concentrarme recurro a ella de manera íntima sin un fin externo, y hacerla por puro placer me sienta bien. Los días que no consigo bailar son los días más tristes.
La escalada la he conocido hace muy poco y, de momento, me aporta una forma de ir a mi interior y otra manera de entrenar el cuerpo que me parece interesante en cuanto al uso de equilibrios, empujes y fuerzas opuestas que hay que hacer para subir o bajar o estar en la pared. Así mismo, el hecho de hacerla con gente, me permite practicar la confianza en los otros y la atención para dar confianza al otro y al mismo tiempo disfrutar de estar en la naturaleza.
¿De dónde nace Desordenamente Cuerda?
Del deseo de expresar a través del movimiento que no todo tiene que seguir un orden estipulado y que deberíamos sentirnos menos atados a guías sociales o estereotipos sociales no por ir en contra de ellos, si no por darnos la oportunidad de ver que pasa si no los sigues, de descubrir otras cosas o de no descubrir nada y que no pase nada y seguir viviendo.
Creo que estamos viviendo una época en la que el error no cabe o no hay tiempo para equivocarse o para perder o no se comenta porque eso no da ‘buena vibra’. En la que nos dicen hasta como debemos sentirnos o respirar a parte de cómo vestir, hablar o gastar nuestro tiempo libre, y a mí eso me parece mal, creo que cada uno debería de darse un tiempo para descubrir qué quiere, qué le gusta, sin pensar en solo sacar beneficio social o económico de ello.
¿Cuáles han sido siempre tus mayores miedos?
Siempre me ha dado mucho miedo la enfermedad grave y crónica, sobre todo la que afecte a la movilidad ya sea por accidentes o por degeneración neuronal. A largo de mi trayectoria como enfermera en la salud pública le he cogido miedo a un futuro en el que la mayoría de la población no pueda pagarse el tratamiento de cualquier enfermedad común.
¿Crees que en algún momento de tu vida volverás a tener la sensación de vivir las cosas con la misma emoción que cuando eras una niña?
No sé si se dará, pero me encantaría, de hecho lucho cada día para poder darme tiempo y dejarme sorprender por algún detalle que ocurra por insignificante que sea y poder vivirlo desde esa perspectiva. Antes ocurría de forma natural y ahora hace falta algo de intención, atención y voluntad para hacerlo, pero me resulta satisfactorio el hecho de tomarme los pequeños momentos así. Es algo que seguiré buscando siempre que pueda.
¿Qué nos puedes decir de esta iniciativa organizada por Teatro Lagrada como es Miradas al Cuerpo? ¿Sigue siendo necesario para la danza organizar encuentros así?
Sobre este encuentro que organiza el Teatro Lagrada, estoy muy agradecida de participar en él y considero que debería de ser un ejemplo para que existan eventos similares, sobre todo en ciudades desprovistos de ellos, ya que dan la oportunidad de compartir y enriquecer artísticamente nuestras creaciones y posibilitan a un público general el acercarse y descubrir está disciplina artística la cual siempre necesitara de espacios donde se pueda dar a conocer como otra forma de expresión, comunicación y realización intrínseca al ser humano.
Te hago una pregunta que siempre os hacen a los bailarinxs y coreógrafos y de la que seguro estáis cansadxs ya. ¿Cómo ves la salud de la danza como disciplina artística?
Es una pregunta muy difícil de contestar, se podría hacer desde diversos frentes. Creo sinceramente que está en riesgo de desaparecer tal y como yo la conocí cuando era más joven, dado que, como todas las artes, está influenciada por el cambio social que estamos viviendo en el que cada vez más se prioriza lo inmediato, lo fugaz, lo fácil, lo guiado o lo masticado. Cada vez hay menos tiempo para usar la imaginación o pensar de forma diferente a lo ya pensado y donde acceder a una información veraz es cada vez más difícil y el mayor logro es gustar a los demás o ser envidiado.
Si la danza se tiene que adaptar a esto, ella desaparecerá porque la danza es todo lo contrario. Necesita tiempo para crearse para expresarse para recibirla, observarla y disfrutarla, necesita tiempo para que las mentes no quieran entender y si gozar de ver y sentir lo que un cuerpo en danza puede compartir. Deseo firmemente que esto no ocurra y creo que vale la pena luchar por ello.
¿Qué sientes al bailar sobre un escenario?
Que soy realmente yo, como si no hubiera pasado por los filtros de la educación, que me comunico de la forma más natural que he experimentado tanto conmigo como con los que observan.
