Está a punto de publicarse, si no lo ha hecho ya, la versión completa de la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España, un estudio que realiza cada dos años el Ministerio de Cultura y que proporciona información sobre la relación de los ciudadanos españoles con la cultura, tanto a nivel de consumo como de práctica. Esta encuesta es, junto al Anuario SGAE de las Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales, la fuente primaria de datos macro para poder diagnosticar la situación del sector.
Ante todo, lo importante es fijarse en la evolución histórica. En los últimos 15 años se han realizado cinco encuestas. Nos vamos a fijar en el porcentaje de personas que realizaron determinada actividad cultural en el último año. En la encuesta se pueden encontrar datos de todas las actividades: desde la lectura de libros a la asistencia a museos o visualización de películas en casa.
Según las últimas cinco encuestas, la asistencia al teatro ha evolucionado de la siguiente manera:
-2010-11: 19%
-2015-16: 23,2%
-2018-19: 24,5%
-2021-22: 8,2%
-2023-24: 24,7%
La asistencia en los años 2021 y 2022 se vio fuertemente afectada por los efectos de la pandemia: la disminución de asistencia a cualquier tipo de espectáculos en vivo fue muy significativa. Comparemos, no obstante, el mismo dato en la asistencia a conciertos de música actual:
-2010-11: 25,9%
-2015-16: 24,5%
-2018-19: 30,1%
-2021-22: 10,4%
-2023-24: 34,1%
Si eliminamos la dramática disminución de la asistencia durante los años pospandémicos, observamos una sustancial diferencia en la evolución de la asistencia entre el teatro y la música actual. Mientras que el teatro sube 4 puntos absolutos entre 2010 y 2015, después parece estabilizarse alrededor del 24 % de asistencia. La música actual, por el contrario, ha experimentado un aumento de 9,6 puntos absolutos en la última década, lo que supone un incremento relativo del 39,2 % de asistencia.
Podemos pensar que el porcentaje de asistencia al teatro se va a mantener estable a lo largo del resto de nuestra vida laboral. Que es una cifra que viene dada por multitud de circunstancias: instalaciones, educación, valores y creencias de la población… Pero también cabe la posibilidad de que este sea el techo de impacto, en cuyo caso hay que pelear simplemente por mantenerlo donde está.
Los datos de asistencia a conciertos de música actual demuestran que ese techo se puede romper. ¿Qué es lo que están haciendo los conciertos en vivo? ¿Cómo han conseguido este incremento tan enorme de espectadores? ¿Qué ofrecen estos que el teatro no está ofreciendo? Sería pretencioso contestar a estas preguntas en una columna de opinión, pero me parece conveniente lanzar las preguntas. Alguien, en algún sitio, puede que tenga las respuestas.