CHOCAR LOS CINCO

Por Alfredo Sanzol.

 

En palabras de... Alfredo Sanzol en Madrid
Los Nuevos Dramáticos en una escena de Ensimismada. Foto de Bárbara Sánchez Palomero.

Creo que nunca he tenido más nervios en mi vida teatral que cuando leí por primera vez a un grupo de niñas y niños las tres primeras escenas de Ensimismada. Llevábamos unos cuantos meses trabajando juntas todos los lunes, y a lo largo del proceso de talleres liderado por Lucía Miranda y Nacho Bilbao, había aparecido un argumento que tenía flotando a mi lado desde hacía tiempo. Alguien cae dentro de su propia cabeza y alguien entra para rescatarlo. Les conté el argumento a las niñas y niños y les gustó, así que me puse manos a la obra. Durante los talleres, que incluyen talleres de escenografía, de música, de vestuario fuimos entre todas investigando como podría ser la cabeza de Ensi, qué formas tendría, qué personajes podrían habitarla. Mis propuestas servían para plantear juegos, y sus propuestas e improvisaciones me servían para tomar mucha nota. Hubo un momento en el que comencé a escribir, y hubo otro momento en el que les leí lo que había escrito. No toda la obra, sólo unas escenas, quería comprobar si funcionaban. Es un tópico cierto que el juicio de los niños es radical, además ya lo había probado cuando hice un pase de La Ternura sólo para niños y niñas antes de ser estrenada. Sin embargo, todo se olvida cuando llega el momento personal de leer un material después de cinco meses de trabajo a una compañía de doce actrices y actores. Nos sentamos todos en el suelo y comencé a leer. Nunca olvidaré la mirada, la actitud de escucha, las sonrisas, los gestos de extrañeza, las reacciones, los comentarios sobre la marcha de aquella compañía. Tampoco olvidaré cuando acabé de leer y me dijeron si ya estaba, si no había más, y por supuesto, tampoco olvidaré, porque ha sido el momento de gloria más grande de mi carrera, cuando acabó el ensayo y una de las niñas me dijo: -¡Alfredo!-, levantó la mano abierta y chocamos los cinco. Escribir una historia con niñas y niños para niños y niñas exige una mirada inevitable a los cimientos sobre los que uno mismo ha construido la personalidad, y también, el trabajo artístico. No sé si esto es muy extremo, pero a mí me ha pasado, y quiero compartirlo. Mis historias suelen estar conectadas con zonas oscuras o con conflictos sin resolver de mi vida privada y en esta ocasión no he dejado de hacerlo. La infancia no conoce lo superficial, cuando eres niño todo es esencial.

 

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