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La historia de Juana de Arco según Juana

“Me atrae esa fuerza casi sobrehumana que tiene en un contexto completamente oscuro. Ella es una llama de luz»

Creadora incombustible, Marta Pazos es la responsable de la dirección y autoría, junto a Sergio Martínez Vila, de Juana de Arco, que reescribe la historia de la doncella de Orleans dándole la palabra a la propia protagonista. Georgina Amorós, Katalin Arana, Macarena García, Lucía Juárez, Bea de Paz, Ana Polvorosa y Joana Vilapuig forman el elenco. La obra estará en cartel en Nave 10 Matadero del 3 de octubre al 3 de noviembre.

 

Foto destacada: Carlos Luque.

 

 

Estamos a unas semanas del estreno. ¿En qué momento de ensayos os encontráis?

Estamos en una parte en la que se están juntando dos aguas. Por un lado, empezando a cristalizar el material y, por otro, seguimos investigando y proponiendo cosas nuevas. Es como pintar, está la base del cuadro y ahora empezamos a coger los pinceles más pequeños y pintamos un poco más de cerca.

 

¿Llega un momento en que hay que parar de introducir cambios?

No, cuando haces un trabajo escénico es un elemento vivo, se va transformando porque es un objeto artístico hecho para que lo sostenga la mirada del público. Su mirada es la que lo completa. Y ahí, con la energía del público, entendemos muchas cosas y puede llevar a más cambios. Ahora, al fin y al cabo, estamos metidas en una burbuja y el único público soy yo, que a la vez lo estoy construyendo, entonces no soy un público muy veraz (risas).

 

El montaje aborda la historia de Juana de Arco. A priori, el personaje es muy atractivo, pero ¿qué es lo que te atrajo a ti para embarcarte en el proyecto?

Lo que me interesa de Juana de Arco es que es un personaje real, alguien que cambia el curso de la historia haciendo las cosas de manera diferente, que es un personaje que se conecta con lo invisible y que su vida ha sido relatada por otros, por lo que hay muchas versiones. Además, viene a trenzarse con un camino que voy recorriendo en mi trayectoria como en Alexina B, con Adélaïde Herculine Barbin; el montaje sobre Safo; el año que viene con Orlando… sobre mujeres que vivieron de forma distinta, que se plantaron, que realizaron ritos iniciáticos. Contar su historia desde otro lugar ya que, al fin y al cabo, nosotras, como generación de mujeres que habitamos ahora en el siglo XXI, somos nietas de aquellas. Se trata de ir a su encuentro y legitimar el legado, abrazarlo, entender lo que fuimos para entender lo que somos y hacer piezas que sean la semilla de lo que seremos.

 

La historia de Juana de Arco según Juana en Madrid
Marta Pazos sentada en el centro rodeada de las intérpretes de Juana de Arco. Foto: Carlos Luque.

 

En el caso de Juana, ¿esa lectura que propones difiere de las oficiales?

Lo que trato es de habitar su propia voz, contar Juana desde Juana, porque se ha contado su historia desde una perspectiva patriarcal y ha sido la única imagen que nos ha llegado de ella. Con esta nueva aproximación existe la oportunidad de abrir otro espacio e imaginar cómo pudo haber sido desde la palabra de la propia Juana. Lo que más hemos mantenido intacto es el relato del juicio, ya que se conservan las actas y lo que se transcribió está muy cerca de las palabras de la propia Juana, puedes ver esa rotundidad con la que se expresaba, es algo que a mí me ha impactado mucho.

 

A la hora de ponerte en su piel, ¿su conexión con lo divino es la parte más complicada de comprender?

No especialmente, este es un proyecto que me propone Luis Luque, director de Nave 10, a sabiendas de que esa relación de lo humano con lo divino es otro de los pilares de mi trabajo, sobre todo en mis creaciones como artista visual. Lo que propongo en mis propuestas en museos, intervenciones o instalaciones, al final son portales entre ambos conceptos. Trabajo el concepto de umbral, muchas veces desde algo más anatómico y otras veces como algo mucho más etéreo. Llevo años trabajando sobre la mística.

 

Compruebo que la obra te encajaba a muchos niveles.

Sí, claro, cuando son encargos o propuestas que vienen de fuera siempre tienen que encajar dentro de mi proyecto artístico.

 

La historia de Juana de Arco según Juana en Madrid
Foto: Jesús Ugalde.

 

Has trabajado el texto junto a Sergio Martínez Vila. ¿Cómo ha sido el proceso de escritura entre los dos? ¿Se han quedado muchas cosas en el camino?

Para mí, es capital el proceso, no me importa lo que hago, tengo el foco en cómo lo hago. Éste ha sido un proceso muy intuitivo. Sergio era un gran conocedor de Juana de Arco y de su historia, ya que había investigado mucho para otro proyecto y también tiene una conexión muy grande en su forma de trabajar con la mística. Ambos empezamos a trabajar desde el deseo de lo que queríamos contar y de cómo lo queríamos contar, y se fue cosiendo de manera muy orgánica. Pusimos enseguida el enfoque en el desprendimiento, cuando teníamos construido algo le dábamos la vuelta, nos desprendíamos de aquello que se nos caía y volvíamos a construir. También priorizamos la palabra, en cómo sonaba, porque queríamos una escritura muy poética. Otro elemento importante a tener en cuenta era cómo iba a ser la puesta en escena. Siempre tengo en cuenta el espacio para el que monto la obra, en este caso la Nave 10 de Matadero tiene ese aspecto de sala de cine y la escritura está vinculada también con algo muy cinematográfico. Sergio, como tiene formación como cineasta y ha escrito mucha dramaturgia para danza, ha sido el compañero perfecto.

 

Alrededor de la historia de Juana hay muchísimos temas que se podrían abordar: su madurez pese a su juventud, la religión, su condición de mujer en un mundo de hombres, su magnetismo con las tropas, la impronta que ha dejado su figura… ¿Cuáles dirías que resuenan más en tu montaje?

La verdad es que todos los que has dicho están muy, muy presentes, en lo que hemos hecho (risas). Hay uno que me interpela especialmente y es cómo se gestiona el liderazgo. Es decir, qué le pasa a ella cuando recibe toda esa energía, qué le da la fuerza para poder hacer las cosas como considera, cómo lidera todo ese ejército, cómo se convierte en un canal a través del cual salen unas palabras inspiradoras. Me atrae esa fuerza casi sobrehumana para conseguir esto en un contexto completamente oscuro como es la Guerra de los 100 años. En ese instante de la historia, ella es una llama de luz.

 

¿Todo gira sobre el concepto del poder?

Sí, de hecho, en este texto los personajes son Juana y los poderes. Está el poder de lo divino, el poder de la justicia y el poder de la monarquía, casi como si fuera un auto sacramental. Este es un espectáculo sobre el empoderamiento desde un lugar de lo sagrado femenino. Aborda por qué históricamente se ha escrito a las mujeres poderosas con un destino fatal al final. Lo que hemos recibido es que si tú tienes poder, si lo desarrollas, al final vas a tener un destino terrible, te vas a volver loca o te van a quemar. Entonces, esto también trata de la violencia ejercida contra el poder de las mujeres.

 

Johanna Vilapuig interpretará a Juana y el resto del elenco -Georgina Amorós, Katalin Arana, Macarena García, Lucía Juárez, Bea de Paz y Ana Polvorosa- es completamente femenino. Es una clara declaración de intenciones, ¿qué roles van a asumir?

Sin duda. Tú entras, ves ese paisaje y vas a ver claramente la intención. Ellas no asumen tanto roles concretos, estamos trabajando más en conceptos abstractos.

 

La historia de Juana de Arco según Juana en Madrid
Foto: Jesús Ugalde.

 

¿Qué equilibrio dirías que hay entre lo histórico y, digamos, lo espiritual o divino dentro del montaje?

No te puedo hablar de tanto por ciento, pero era muy importante que la historia fuera algo terrenal, que se viera que fue algo que pasó, que fue una mujer real. Eso se materializa a través de contexto, de fechas, de decir que esto pasó en un momento concreto e ir dando agarres al público para que vaya convenciéndose de que todo pasó realmente, aunque parezca increíble.

 

Normalmente una constante en tus espectáculos es el enorme peso de la estética, lo plástico, la mezcla de disciplinas o la música. Me gustaría saber un poco qué mundo habéis construido el equipo artístico alrededor de esta.

Una de las cosas por las que se quema a Juana es porque se viste de hombre. Entonces hay una parte de ella como icono queer que hemos querido que esté presente a través de la elección de los tejidos en el vestuario. También en lo que visten los diferentes poderes, hay un fanatismo que se expresa a través de la propia tela. En otros apartados hemos trabajado desde el simbolismo, lo abstracto y las formas muy puras, de donde luego se va extrayendo lo que necesitamos. Hemos buscado que la experiencia del público pase por la contemplación para luego conectar con lo sublime, que es el camino para llegar a lo divino. Trasladar esta liturgia a lo escénico pasa por el trabajo de todos y se construye durante el proceso a medida que lo vamos respirando o las sensaciones que vamos teniendo.

 

He leído que decías que vuestra Juana no está victimizada ni sexualizada. ¿Os ha  costado a Joana y a ti llegar a ese punto?

Ambas coincidíamos con esta visión de que muchas veces la habíamos leído muy victimizada y sexualizada. Nosotras queríamos traerla desde su luz y su conexión con otras realidades, y como va traspasando como una flecha umbrales que ella desconoce. En cuanto a si nos ha costado, lo que te puedo decir es que yo destierro la cultura del dolor y del esfuerzo a la hora de trabajar. Me parece que viene de algo culturalmente que nos ha rodeado, que es el cristianismo. Nos decían: “Conseguirás el pan con el sudor de tu frente”. Lo considero un concepto completamente obsoleto y prefiero trabajar desde la construcción diaria y desde algo mucho más orgánico y decretar el placer en los centros de trabajo, el placer y creatividad como motor de cambio.

 

Esta temporada eres directora invitada en Nave 10. Presentarás también un taller y realizarás el acompañamiento artístico de una creadora…

Sí, de Beatriz Jaén, que estrenará en este mismo espacio en mayo Mihura, el último comediógrafo, un texto de Adrián Perea.

 

Aparte del teatro, estás en numerosos proyectos de otras disciplinas. ¿Te encuentras igual de cómoda en todas ellas? ¿Hay algo que últimamente te está llamando más o vas a seguir compaginando todo lo que te mueva?

Bueno, es que yo me considero artista, no. Entonces, lo que me interesa es el arte en todas sus formas. Como te comentaba antes, la elección de los trabajos que me encargan o que yo genero tienen que ver con un proyecto artístico global que tengo. Ahora estoy con este montaje y luego tengo en Conde Duque un proyecto con Niño de Elche de música, tengo otros de escultura, continuaré con la ópera… y todos tienen la misma columna vertebral y se retroalimentan unos de otros. Me siento muy a gusto de esta forma. Es como si estuviera en un estudio de pintura y estuviera realizando un montón de cuadros de una misma serie que tienen diferentes formatos, en este caso, diferentes lenguajes.

 

Cuando una es una artista que tiene que estar constantemente creando, ¿cuál es el lugar feliz para desconectar?

Es que, para mí, el lugar feliz es este (risas). No quiero desconectar, precisamente lo que intentas es no desconectarte de nada, porque el sentido del arte es poder hablar de la vida y poder generar objetos artísticos que transformen la propia vida.

 

¿Y no sufres un desgaste creativo?

No, porque lo que desgasta, a mi entender, es la toxicidad o no estar colocada en el lugar que te es propio. Tengo la fortuna de no ser mi caso, también porque me lo he trabajado mucho y he sido valiente a la hora de tomar decisiones.

 

¿Hay mayor orgullo que haber llegado donde estás ahora haciendo las cosas como querías hacerlas?

No lo hay. Es que es fundamental, porque, en mi caso, lo más preciado es la libertad. Con eso yo no negocio.

 

Cualquiera que te haya seguido estos años sabe que no ha sido fácil porque has tenido muy malas críticas y palos en el camino.

No lo ha sido, pero es un camino y el camino es completo. También las cicatrices te van conformando y es muy relevante cómo atraviesas esas cosas. El otro día comentaba con unas compañeras que lo importante de cada proyecto es la persona en la que te transformas después de hacerlo. Cada proyecto encierra un misterio y lo importante es lo que aprendes, de lo que te desprendes, lo que acoges nuevo y que respetes tus propios ciclos.

 

Para quién no conozca tu trayectoria, se te suele citar como una figura relevante de la vanguardia escénica. ¿En qué se traduce eso encima del escenario?

En honestidad. Para mí es eso, en hacer un trabajo honesto.

 

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