SUSCRÍBETE

La violencia sutil e invisible

“Como creadoras tenemos que dar voz a temas así”

Sandra Serrano y Laura Cuadrado son dos jóvenes creadoras que han puesto en pie Luz de gas, una adaptación del texto original de Patrick Hamilton que puede verse en La Usina.

Marta Maestre, Carlos Palenzuela, Jessica Perales, Sofía Cocola y Rocío Loste son lxs protagonistas de este thriller que dio nombre a un término para referirse a un tipo de maltrato psicológico.

Sandra y Laura, generosas en la conversación, me cuentan el porqué de este montaje, sus propias vivencias personales alrededor de lo que se cuenta en la obra y su profundo amor por las Artes Escénicas.

 

Para los que no lo sepan, ¿de dónde viene la expresión ‘luz de gas’ y cuál sería su definición?

Laura Cuadrado: Su origen se remite a un fenómeno psicológico que puede resumirse en dos palabras: manipulación y abuso. Su uso mayoritario viene dado de la película Gaslight, de George Cukor, basada a su vez en una obra de teatro de Patrick Hamilton, en la cual el protagonista intenta hacerle creer a la mujer que está perdiendo la cordura, manipulando a su entorno y haciendo que la luz de gas disminuya de intensidad sin motivo aparente. A partir de ese momento esta expresión empezó a tener un significado más amplio y se utiliza para describir situaciones en las que la persona es o engañada para hacer dudar de su cordura.

Sandra Serrano: Es un tipo de manipulación que suelen ejercer personas con rasgos narcisistas y controladoras; y sus víctimas son personas sumisas y con poca autoestima. Es más común de lo que parece ya que el término ‘luz de gas’ es muy amplio, va desde manipulaciones pequeñas casi imperceptibles a acciones más grandes. Es un proceso que va ‘in crescendo’ y la víctima no es consciente de lo que le está sucediendo. En los años 60 se acuñó el término ‘gaslighting’ en psicología.

 

¿Por qué habéis decidido hacer una versión sobre el texto de Patrick Hamilton?

Sandra Serrano: Más que una versión en sí, es una adaptación del texto original. Conocí esta obra cuando estudiaba en la universidad  y me maravilló desde el primer momento. Es un texto que nos acerca a un tipo de violencia psicológica, sutil e invisible, que ocurre en una esfera tan íntima como es en el interior de tu propia casa donde no esperas que te pueda pasar algo malo.

Uno de los motivos principales por los que merece la pena Luz de gas es que nos ofrece la posibilidad de visibilizar este tipo de manipulación que muchas veces, no sabes que te está sucediendo.

 

¿Habéis tomado alguna de las dos conocidas películas como referencia, o de alguna otra versión teatral?

Sandra Serrano: La verdad es que no, de hecho, no he visto ninguna de las adaptaciones cinematográficas. Soy una persona que no le gusta dejarse influir por adaptaciones o versiones de otros directores. Ahora que la obra ya está montada, las tengo pendientes de ver pero personalmente, prefiero leer la obra, analizarla y a partir de ahí, empezar a trabajar.  Además abogo por mantener el texto original en la medida de lo posible y, salvo algunas licencias personales que me he tomado, así se ha hecho.

Laura Cuadrado: No cogimos referencias para que no tuviéramos interferencias en nuestro proceso de creación, pero ahora que hemos acabado de montarla, las veremos, como dice Sandra. Yo también prefiero no haber visto ninguna versión antes, pero sí me documento mucho sobre la época, los personajes…

 

¿Cómo es la puesta en escena que habéis elaborado?

Sandra Serrano: Hemos intentado reproducir lo más fielmente posible el salón de una casa victoriana. La propuesta escénica tiene todo lo necesario para que el espectador se sumerja en la historia dotándola de realismo y así la pueda disfrutar al 100%.

Laura Cuadrado: La puesta en escena la hemos cuidado mucho, respetando siempre la época en la que está contada la obra, cuidando el atrezzo, el vestuario, o incluso los comportamientos de los personajes. Es una puesta en escena rica en pequeños detalles, limpia (no hay muchísimos elementos pero sí los necesarios e interesantes para contar esta historia) y sutil con la intención de trasladar al espectador a un salón y hogar victoriano durante 85 minutos.

 

Las primeras críticas y reflexiones sobre la obra inciden en la trama de suspense, hablando de ella como de un thriller policiaco más. ¿Cuándo se resignifica la obra y adquiere esa mayor dimensión como una obra sobre el maltrato psicológico?

Sandra Serrano: Posiblemente ese giro se haya dado gracias al movimiento feminista. Por ejemplo, las películas basadas en Luz de gas de los años 40-60, giraban en torno a una trama de suspense porque el feminismo, al menos en España, no estaba a la orden del día como lo está actualmente. De hecho el término en psicología Luz de gas se acuñó en los años 60 como ya te he comentado, pero no ha sido hasta hace unos años cuando ya se han comenzado a visibilizar ciertos comportamientos que siempre han estado ahí presentes pero que no se había puesto foco en ellos como violencia o maltrato.

Laura Cuadrado: A medida que la sociedad ha ido evolucionando ha ido adquiriendo esa dimensión. Antes éramos menos conscientes de todo, quizá porque no teníamos la suficiente información, lo que llevaba al desconocimiento y a no ponerle nombre a las cosas, pero esto no quiere decir que el problema no estuviera latente en la trama cuando se escribió. De hecho, este género del thriller lo ha conservado nuestra obra. Creo firmemente que si esta historia no se cuenta desde el suspense perdería mucho, pero una cosa es el género y otra la trama, se trata de una trama que habla del maltrato psicológico contado a través del thriller.

 

La violencia sutil e invisible en Madrid
Laura Cuadrado y Sandra Serrano

 

¿En vuestra propuesta se incide más en ese aspecto? ¿Habéis modificado muchas cosas del guión original?

Sandra Serrano: No hemos incidido en este tipo de manipulación más de lo que Hamilton propone originalmente ya que personalmente me comprometo con el autor y considero que se debe respetar lo que escribió. En estas cuestiones creo que como espectadores o lectores siempre hay que situarse en el contexto del autor: en qué año se escribió y en qué época se está contando la historia.

Respecto a la adaptación, se ha adaptado lo justo y necesario. Por ejemplo, en el texto original el inspector es un hombre y, en nuestra propuesta, es una mujer porque nos encajaba muy bien que fuese así ya que le hemos dado a este personaje un aire cómico y vivaz que no suele verse en interpretaciones femeninas.

Laura Cuadrado: Hay que dejar claro que no es una versión, es una adaptación, por lo que se han modificado pequeñas cositas muy sutiles pero siempre respetando lo que en su día escribió Hamilton.

 

¿Es la luz de gas la forma de maltrato más extendida y que nadie parece ver?

Sandra Serrano: La verdad es que es más común de lo que nos gustaría y justo es eso, es tan sútil que como sociedad lo hemos llegado a normalizar. De hecho, hablé con una amiga mía que es psicóloga (Alba Muro) respecto a este tema, y fue ella quien me hizo ver que a todo el mundo, en algún momento de su vida, le han hecho ‘gashlighting’. Yo pensaba que nunca me habían hecho eso y Alba me expuso situaciones con familiares, amigos etc. que me dio que pensar.

Al final las personas que hacen luz de gas lo hacen de una forma progresiva que es muy difícil que la propia víctima se de cuenta de que lo está sufriendo y cuando se da cuenta, está metida en un círculo vicioso del que le cuesta salir que, en el fondo, es lo que le pasa a Bella en la obra.

Además usar el ‘gaslighting’ para manipular está tan extendido y normalizado que lo hace mucha gente, consciente o inconscientemente, desde el amigo que te cuenta algo y tú le dices que no sea tan dramático, que no es para tanto hasta tu propio padre que te dice que no le quieres lo suficiente y que por eso no haces tal cosa que te ha pedido.

Laura Cuadrado: Esta pregunta me toca muy de lleno, es un tema complicado, cada día está más latente este tipo de maltrato y es muy complicado darse cuenta de ello, tanto el que la sufre como su entorno. El maltratador normalmente es muy ágil y de puertas para afuera parece ser el más encantador del planeta, incluso utilizando el victimismo con la propia víctima. Es curioso esto, la verdad, y es muy duro quitarte la venda, sufres y cuesta salir de ahí, de ese círculo de maltrato en el que te metes. Este tipo de maltratadores se aprovechan del amor ciego que sienten las víctimas hacia él, le aman tanto que por eso soportan todo tipo de discriminación y, cuando por fin son conscientes de ello, es complicado que el círculo exterior les crea. Este maltratador es cauteloso, silencioso, mentiroso, sutil y victimista.

 

¿Cómo de importante es que se visibilicen este tipo de violencias en el ámbito doméstico?

Laura Cuadrado: Es muy importante, hay muchas personas sufriendo en silencio y con miedo de contarlo porque, como bien dices, es doméstico, esto quiere decir que es de puertas para adentro y es muy difícil exponerlo. Creo que una responsabilidad que tenemos como creadoras es darle voz a este tipo de temas. No sabes quién puede estar sentado como espectador y si esta ficción le puede dar un empujón para salir de casa y buscar solución. Para mí, esto es lo verdaderamente importante de contar historias, que el espectador empatice y, aunque nunca haya pasado por una situación así, pueda llegar a ponerse en la piel de la otra persona, hacer una especie de catarsis.

 

¿Es más complicado hablar de este tipo de acoso si sucede en la intimidad del hogar que en el ambiente laboral o escolar, por ejemplo? ¿Las víctimas de acoso moral por parte de sus parejas se sienten doblemente juzgadas o incomprendidas?

Sandra Serrano: Es más complicado hablar de que algo no va bien en tu casa porque es tu morada, es donde te sientes más segura y protegida; y parece incoherente que algo malo te pueda suceder en el lugar que tú misma has elegido como tu refugio contra el exterior.

Laura Cuadrado: Desde hace unos años por suerte, se ha dado mucha visibilidad al ‘bullying’, al acoso en los trabajos o el maltrato físico de parejas o hijos, pero no se habla tanto del maltrato psicológico, de esa ‘luz de gas’, quizá por desconocimiento o lo difícil que es comprender este tipo de maltrato. Y sí, también considero que estas víctimas se sienten muy juzgadas justo por lo que comentaba antes. Este tipo de maltratadores se suelen ganar al entorno, parece que no han roto un plato en su vida de cara al exterior y eso hace muy difícil que nadie las crea hasta el punto que la víctima parece la maltratadora a vistas de los demás. Puedo asegurarte que es muy complicado no ser juzgada y salir de ahí,  yo pude vivirlo en primera persona con mi mamá que fue una valiente, lo vivió y superó y ahora es una mujer empoderada y libre. Estoy muy orgullosa de todas estas personas que consiguen liberarse.

 

¿Creéis que hay perfiles de personas que se manejan por la vida ejerciendo estas violencias ‘invisibles’? ¿Qué tipo de personas son?

Laura Cuadrado: Hay muchas personas así, tanto hombres como mujeres, que cumplen a día de hoy con este perfil y lo peor es que las demás personas no son capaces de verlo. De hecho éstas suelen ser extremadamente majas, tóxicas y con un tipo de manipulación muy sutil para engañar a todos a su antojo y semejanza. Son personas también estrategas y te revierten la situación para poner todo en tu contra, como por ejemplo esto tiene que soportarlo Bella en la obra. Es un maltratador muy silencioso. Para esas personas, por desgracia, es normal moverse así en la vida, es parte de su comportamiento.

 

¿Vosotras, como mujeres y como creadoras, lo habéis sufrido en algún momento?

Laura Cuadrado: Yo lo he sufrido un par de veces. La primera con mi progenitor, te puedo decir que yo también fui una víctima del maltrato psicológico, lo sufrí muy jovencita y pensé que ese perfil sólo se daba en parejas o padres. Más tarde pude comprobar que no, fue con un grupo de amigos que tuve, había una persona así, una chica, y fue capaz de corromper a todos los del grupo. Por suerte pude detectarlo a tiempo y hacérselo ver a la que ahora es mi pareja actual.

Es complicado darte cuenta si nunca antes te has encontrado con una persona así. Cuando te das cuenta de esto, te vuelves muy selectiva con las personas que rodean tu vida privada. Es triste que existan personas así , pero esto tiene una lectura positiva valorar más a las personas sanas y de corazón. Y como creadoras nuestra opinión es que realmente este tipo de maltratadores es complicado que, al final sobrevivan en la industria. Hoy en día se denuncia bien alto los casos que pueda llegar a ver, porque es intolerable a estas alturas.

Sandra Serrano: Como creadora no, pero a nivel más personal sí. No tan duramente como en Luz de gas pero sí que he usado, de manera inconsciente, este tipo de manipulación, y al revés, han usado el ‘gaslight’ en mí. Al final todo el mundo lo hemos hecho en mayor o menor medida con alguien ya sea consciente o inconscientemente.

 

¿Vivimos en entornos de alta manipulación emocional?

Sandra Serrano: Vivimos en una manipulación emocional constante. Nos tocan la fibra emocional para manipularnos y conseguir lo que quieren sobre todo con la publicidad que, si te paras a pensar, es donde más se ve esa manipulación. Apelan a las emociones, la gran mayoría placenteras, para impulsarte a comprar sus productos, es muy ‘marketiniano’ y, como sociedad, estamos acostumbrados porque lo hemos normalizado.

Laura Cuadrado: Yo también diría que sí, que a día de hoy se manipula constantemente. Las redes están manipuladas, las personas manipulan. Lo he podido ver en amigos, en familiares y en conocidos. Creo que hay muchísimas personas que utilizan esa estrategia para conseguir sus objetivos. Es asqueroso, con perdón de la palabra, uno tiene que ser limpio, honesto, trabajador y, en definitiva, buena persona. Cómo tratas a los demás dice mucho de ti y eso lo llevo por bandera. Estas personas manipuladoras emocionales al final acaban haciéndose daño a sí mismas.

 

La violencia sutil e invisible en Madrid
Carlos Palenzuela y Marta Maestre, dos de los protagonistas de Luz de gas. ©Alberto Cambra

Sin querer frivolizar sobre este término, parece que ahora mismo vivamos, como sociedad, en una continua ‘luz de gas’. Ya no sabes que creer, qué es verdad o que no, lo que una persona piensa es la única realidad que existe… ¿Lo percibís así? ¿Se puede hacer esta extrapolación en el momento actual?

Sandra Serrano: Se puede y se debe hacer esa extrapolación para que reflexionemos. Sobre todo se puede ver en el ámbito de la política, en el que vivimos una etapa de polarización en la que cada vez se acepta menos una opinión contraria a la propia. Somos más rápidos a la hora de etiquetar y ridiculizar otros puntos de vista, puesto que esto nos hace más fácil creernos en posesión de la razón, y esto podría llegar a verse como una suerte de ‘luz de gas’; hacer que el otro parezca equivocado de una forma que roce lo absurdo e irracional.

Laura Cuadrado: Totalmente, esa es la sensación en la que vivimos actualmente ya no sabes qué es verdad o qué es mentira. Hay tanta gente que maquilla la verdad… Hay mucho ruido afuera, por eso lo mejor y el lujo de ser creador es parar y reflexionar sobre todo esto, para poder darle voz a esto y sobre todo vivir con más calidad y paz mental.

 

Esta obra la dirigís dos personas. ¿En qué momento nace esta sinergia entre ambas?

Sandra Serrano: En 2021 dirigí un corto y Laura actuaba en él. Me la presentó un amigo que tenemos en común y grabar con ella me permitió conocerla como actriz, y que es maravillosa también, por cierto. Después de grabar el corto, seguimos en contacto y poco a poco, fue surgiendo la amistad.

La idea de montar Luz de gas me comenzó a rondar por la cabeza a finales del 2022, y se lo conté a Laura. Ella está más enfocada en el mundo audiovisual pero sabía que podía aportar conocimientos como técnicas de coaching, trabajos más individuales con los intérpretes… mientras que yo podía centrarme en otros aspectos como una interpretación más teatral, el espacio escénico, etc.

Laura Cuadrado: Esta pregunta es muy gratificante. La verdad es que nace como nacen las cosas auténticas y de verdad, como somos las dos. Nació en un verano con ganas de crear y de la ilusión por trabajar juntas. Teníamos ganas hasta de grabar secuencias juntas y crear las dos. Creo que a veces dirigir dos personas es complicado porque son dos personalidades diferentes  pero, en este caso,  siempre ha existido mucha comunicación. Ha sido fácil entenderse y ponerse en común. Además nos ha dado la oportunidad de aportar cosas diferentes al proyecto y sumar cada una según sus habilidades, formaciones, experiencias y raíces.

 

¿Y cómo se dirige de esta forma? ¿Una se centra más en ciertos aspectos que la otra o ambas trabajáis todas las facetas?

Sandra Serrano: Se dirige con mucha compenetración. Aunque venimos de industrias distintas, eso nos ha ayudado a complementarnos muy bien. Hemos aprendido la una de la otra y eso siempre suma. Luz de gas nos ha servido a ambas para canalizar nuestros conocimientos y aprender conjuntamente.

Laura Cuadrado: Cada una se fijaba en una cosa en casa ensayo. Sandra podía estar más atenta por ejemplo en la escenografía o los movimientos y yo más en la interpretación y en la acción del personaje en escena. Esto aporta mucha calidad porque poníamos ambas cosas en común y podíamos aportarles esto a los actores en su trabajo. Si no fuéramos dos hubiera sido inviable estar atento a varios aspectos a la vez. De hecho es muy común ver a varios directores en las series de televisión. Todo al final suma. Surgía un poco innato, no pactábamos en qué fijarnos cada una, incluso en los ensayos generales apuntaba en un papel notas las que yo podía percibir y Sandra apuntaba conmigo las suyas y las poníamos en común.

La dramaturgia, por ejemplo, la realizó Sandra y yo me ocupé de hacer sesiones de lo que ahora llaman ‘coaching’, un apoyo para los intérpretes en la creación de personaje y evolución, construcción de ‘background’. Todo siempre a favor del proceso de creación de la obra.

 

¿Cuál es vuestra metodología a la hora de dirigir a los intérpretes?

Sandra Serrano: Partiendo de lo general a lo más particular. Al comienzo de los ensayos, los personajes estaban aterrizando en la mente de los intérpretes. Poco a poco se fueron construyendo cada uno de ellos poniéndoles en diferentes contextos como el social, histórico etc. para que les sirviese de ayuda de cara a esa construcción.  A medida que fueron avanzando los ensayos, se iban introduciendo elementos o aportes más concretos que me parecían relevantes para la composición de personaje.

En rasgos generales me parece importante entender las circunstancias que rodean al personaje: su pasado, por qué hace lo que hace o dice lo que dice… para poder transmitírselo de la mejor manera posible a los actores y actrices.

Laura Cuadrado: Sandra y yo hemos trabajado en equipo muchas cosas con ellos como las intensidades de los textos, el ritmo, movimientos… concretamente, a mí me gusta en ocasiones trabajar un poco en base a una técnica estadounidense, construir desde saber qué quieres en la escena, cómo lo vas a contar y qué vas a hacer para contarlo, y apoyarte en que los personajes son 50% como dicen ser y otro 50% como piensan. Siempre les decía que se centraran en la acción y no en la emoción, ésta surge de la acción.

Sobre todo estos últimos ensayos les hemos dicho que vivan cada función como si fuera la primera. El intérprete sabe lo que va a pasar, el personaje no. Que busquen sorprenderse, que modifiquen al otro y que nunca se olviden de perseguir la acción principal. Que integren los movimientos que les hemos marcado, desde ellos desde la organicidad. Inculcarles en que se ciñan al texto y que hagan lo que pone, no más. Muchas veces menos es más.

Creo que una parte positiva es que nosotras seamos también actrices, eso te hace empatizar y entender porque desde dentro se ven las cosas diferentes a desde fuera dirigiendo.

 

¿Es más enriquecedora una propuesta donde existen dos cabezas pensantes para llevar a buen término el proyecto?

Sandra Serrano: Si existe complicidad y comprensión sí es más enriquecedora. Te permite aportar experiencias o conocimientos; compartir lo cual creo que es muy importante ya que esta profesión, principalmente va de eso, es de darte enteramente a los demás.

Es un trabajo en equipo donde cada uno tiene su rol establecido pero no deja de ser un proyecto conjunto donde los egos individuales no tienen cabida, al menos como yo lo concibo. Creo que los proyectos, independientemente si son de uno o como en este caso dos personas,  te pueden llevar a buen término si trabajas desde la pasión, vocación, complicidad y honestidad.

Laura Cuadrado: Sí, dos cabezas siempre piensan más que una. Tanto Sandra como yo somos súper trabajadoras. A mí me ha enriquecido mucho este proyecto y lo que me ha aportado Sandra. Creo que las dos nos hemos nutrido la una de la otra y es agradable ver el prisma de la otra persona y poder embriagarse de todo. En la vida nunca se para de aprender y eso es trabajar, seguir aprendiendo. Yo diría que sí, que por supuesto dos cabezas es mucho más enriquecedor.

 

Os habéis constituido como compañía para esta obra. ¿Es un camino que esperáis os lleve lejos? ¿Qué tipo de teatro os interesa?

Sandra Serrano: Me gustaría que Luz de gas tuviese una gran trayectoria, no tanto al nivel de hacer un ‘sold out’ en todos los pases, sino de que se mantenga viva y que pueda circular por todos los teatros y salas nacionales. Al final cuando haces teatro, uno de los momentos más cruciales es ver si subsiste, si a la gente le interesa, le llama la atención la propuesta que has planteado, si ha calado lo suficiente… Ojalá podamos ver una larga trayectoria a Luz de gas ya que es una obra en sí que merece la pena leer y, por supuesto, merece la pena ser vista.

Laura Cuadrado: La verdad creemos firmemente en el proyecto y, por supuesto, somos muy ambiciosas y tenemos muchas expectativas. Pero sinceramente, yo en particular, no me he imaginado nada más allá del presente. Creo que hay que ser cautelosos y tener los pies sobre la tierra, saber que esto es complicado, que hay mucha gente también en la industria trabajando duro. Quiero y deseo que lleguemos lejos pero pase o no seguiremos trabajando duro. A base de prueba y error. Además no me gusta demasiado la palabra éxito ,es muy subjetiva, creo que sostener tantos meses de trabajo  y haber llegado hasta aquí con Luz de gas es ya un pequeñín éxito para nosotras. Ojalá recoger el fruto aportado. Respecto al futuro, sólo pienso en seguir creando. El teatro clásico o contemporáneo o performático me gustan mucho, son muy diferentes pero, destaco el teatro de suspense y el musical como mis favoritos, porque me generan mucha curiosidad. Además me encantaría seguir trabajando con Sandra muchos años en diversos proyectos u obras.

Y de cara a los próximos proyectos profesionales la verdad es que estoy abierta a propuestas. Me encantaría continuar haciendo teatro pero sí que quiero combinarlo con continuar con mi pasión por el cine y meterme de lleno en algún proyecto audiovisual.

 

Las dos os hacéis cargo de muchas cosas dentro del proyecto. ¿Es por necesidad o por las ganas de seguir desarrollando vuestras diferentes facetas profesionales?

Sandra Serrano: Mi filosofía de cara a algo que te apasiona es cuanto más sepas sobre eso, mejor. La pasión por el teatro me viene desde pequeña, comencé con la interpretación y de ahí fui desarrollando mi interés por todo lo demás: producción, distribución, comunicación, luces, escenografía… y un largo etcétera acompañado de formación.

Lógicamente siempre se necesitan manos y tiene que haber mucha más gente trabajando en áreas específicas. En nuestro caso, por ejemplo, el tema de producción y postproducción lo lleva Ruth Andrada, la fotografía es de Alberto Cambra… Sin embargo, la dirección, diseños, regiduría… lo llevamos nosotras, no tanto por necesidad, sino más bien por ver cómo nos manejábamos y si éramos capaces de llevarlo a cabo.

Laura Cuadrado: Es cierto que la regiduría es un trabajo aparte de la interpretación o la dirección. Es la primera vez que he realizado una regiduría y le quiero agradecer a Sandra todo lo que me ha enseñado acerca de esto. Ella ha sido regidora en otras ocasiones incluso de espectáculos musicales. Si bien nos hemos dividido la regiduría en las funciones, ella realizará luces y sonido que lo hace maravillosamente y yo la regiduría de escenario. Confieso que estoy nerviosa por ello porque es mi primera vez como regidora de escenario pero estoy contenta de poder aprender cositas nuevas y agradecida.

 

¿Cómo veis la escena teatral independiente de Madrid?

Sandra Serrano: Está en una situación complicada. Nosotras sabemos de primera mano que hay salas de teatro off que se han visto obligadas a cerrar. El caso de Madrid es complejo porque hay mucha oferta de espectáculos tanto de grandes como de pequeñas producciones. A eso hay que sumarle la situación socio-económica que estamos viviendo, sobre todo los jóvenes, y es totalmente comprensible que se mire con lupa en qué espectáculo se invierte el poco dinero que queda para dedicarle a la cultura y al entretenimiento. Por eso, dentro de nuestras posibilidades, hemos hecho Luz de gas con cariño y dedicación para no defraudar a todas aquellas personas que se animen a venir a vernos.

Laura Cuadrado: Creo que la escena teatral independiente en Madrid, como en cualquier ciudad, es complicada, es difícil que el teatro subsista en salas off o pequeñas pero a la vez es muy bonito ver cómo al público le gusta una obra. Hay intérpretes que están muchos años con una misma obra porque funciona, y hay que valorar el teatro porque la actuación en directo vale oro.

 

En un mundo como el de las Artes Escénicas, siempre sometido a las miradas de los demás, ¿cómo de importante es para vosotras la validación externa?

Sandra Serrano: Todas las personas buscamos la validación por parte de los demás por pequeña que sea. Nosotras hemos hecho Luz de gas desde la vocación y la pasión más absoluta por la interpretación y dirección en concreto; y por las Artes Escénicas en general. Ha sido un proceso creativo interesante, bonito y con mucho valor y que, por supuesto, esperamos que al público le guste y nos dé su visto bueno.

Laura Cuadrado: Esto es un arma de doble filo. La validación externa es importante en cierto punto, es decir, la opinión de un público es necesaria. El teatro subsiste de él y hay que saber escucharla. Somos todo gracias al espectador o público en cualquier proyecto. Pero por otro lado, estar expuesta como artista o como creadora es muy duro, ya que estás siempre sometida a lo que piensa el resto, a esperar una validación porque sino parece que no vales. Esto se ve hoy en día en algunos casting que, por ejemplo, te piden las redes que tienes y que seas buen o mal artista lo basan en los likes y seguidores que tengas o lo perfecta que estés siempre y eso es muy cansado. Las redes no dejan de ser un escaparate de la vida real y las opiniones no dejan de ser subjetivas. Una tiene que creer en sí misma y en su trabajo y centrar todas sus energías en esto. De las opiniones hay que quedarse siempre con lo constructivo.

 

¿El amor mata?

Sandra Serrano: El amor en sí no mata, por amor se mata. En ocasiones las personas están tan enamoradas que pueden llegar a cometer actos horribles por amor. En general, el amor no es algo fijo e inmutable, y aunque hay cierto consenso respecto a lo que es y lo que significa, cada persona concibe y vive el amor de una forma distinta. El amor nos puede emocionar, mover e inspirar tanto como nos puede dañar. Pero el amor no mata por sí mismo, sino quizás cuando éste es envenenado por otras emociones.

Laura Cuadrado: Esta es una buena pregunta. En las noticias se ve cada semana chicos y chicas asesinados por sus parejas, por celos, por temas varios. El mundo está cada vez peor  y da mucho miedo, yo tengo miedo por mis futuros hijos en este aspecto. También te puede matar sin ser físicamente, dejarte anímicamente o psicológicamente destrozadx. Como bien hemos dicho antes el término de ‘luz de gas’ hay muchas personas que pueden matar con la palabra y la psicología. Romeo y Julieta en la ficción ya fue en su día un claro ejemplo de que el amor mata en algunas ocasiones. Hay que saber amar y esto no lo sabe hacer todo el mundo. Hay que amar puro y sano. El amor implica respeto, compromiso, compañerismo, vulnerabilidad, acompañamiento y empatía entre otras muchas cosas.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

Comparte este post