10 años al frente de un proyecto artístico-cultural es mucho tiempo. Son muchos años de esfuerzo, incertidumbre, trabajo, precariedad, multiactividad… pero también son muchos años de ilusión por saber que estás haciendo algo que te emociona y por sentir que estás aportando cosas a la sociedad (aunque a la sociedad no le importe en absoluto). En estos 10 años que llevamos saliendo a la calle, hemos hablado muchas veces de El Montacargas, de sus obras programadas, de sus iniciativas, de su trabajo… Pues bien, esta sala alternativa de teatro lleva abierta nada más y nada menos que 25 años. Así que si pienso en toda la energía que nos hemos dejado los de Godot en estos 10 años de andadura, me cuesta extrapolar toda la que les ha supuesto a Aurora Navarro y Manuel Fernández Nieves. Ella y él, y el equipo que tienen a su alrededor, se han dejado casi una vida en este sueño teatral. Un sueño muy difícil de mantener, porque tener una sala de teatro independiente en los tiempos que corren es una locura, pero haberlo hecho durante 25 años, sometidos a vaivenes políticos, diversas políticas culturales, nuevas normativas y el hecho de estar situada fuera de la ‘almendra central’ (pero muy fuera), es de un mérito enorme. Y ambos han sabido cómo hacerlo. Y aún siguen al pie del cañón.
Fue en diciembre de 1993 cuando en el barrio de Puerta del Ángel, al otro lado del Manzanares, abrió sus puertas El Montacargas, una de las salas pioneras en el movimiento cultural alternativo de Madrid. En un edificio de tres plantas, que anteriormente había albergado una fábrica de caramelos, se situaría este espacio cultural. Así que el próximo mes de diciembre se celebran 25 años desde que la sala abriera sus puertas al público. Desde entonces han pasado por su escenario artistas de todos los calibres, como Blanca Portillo, José Pedro Carrión o Alberto Conejero.
TESTIGOS DE EXCEPCIÓN
Aurora y Manuel, los fundadores de la sala que lleva el mismo nombre que su compañía, aún hoy siguen actuando, siguen estando juntos al otro lado de la barra, en la taquilla o en la mesa de luces cada semana. Vigilantes activos de un sueño que sigue creciendo cada día. Cuando les preguntamos por el balance que hacen de todo este tiempo, ambos nos responden -en una sola voz- que “ha sido una etapa apasionante, intensa, de construir realidades de la nada, el conejo en la chistera, imaginación, entrega, trabajo y fe. Construir sueños sin recursos en un mundo mercantilista, sin apoyos económicos ni morales, y construir una vivencia comunitaria, de intercambio, artesanal, directa, de corazón… Esto da como resultado el paso de unas 40 compañías al año (unas 1.000 al cabo de todo este tiempo) y un público desconocido que se hace amigo (más de 150.000 espectadores)”. Cifras que pueden no decir nada a los responsables de las estadísticas macroeconómicas que rigen nuestras vidas, pero que si las transformamos en experiencias, sensaciones, aprendizaje, risas y llantos (que son las cosas de las que se alimenta nuestra alma), ellos sí que realmente aportan algo a la sociedad cada vez que ‘El Monta’ abre sus puertas.
Estos dos pares de ojos lo han visto todo en estos 25 años: “Los tiempos iniciales de bonanza, donde los Centros culturales contrataban teatro profesional. Luego llegó el gobierno del PP y la ciudad se convirtió en un páramo cultural; la crisis, donde tuvimos que despedir a gente y asumir otra vez mucho más trabajo (autoexplotación, que le llamamos), y ahora el ‘overbooking’ de salas alternativas, fenómeno también debido a la crisis y a la falta de coordinación entre la oferta y la demanda”.
BUENOS RECUERDOS
Pero, a pesar de todas las vicisitudes, han sabido adaptarse y salir adelante.
Ha habido momentos malos y buenos y muy malos y buenos… 25 años dan para mucho (mucha vida, aunque parezca que no, y mucho teatro), así que les pido que escojan algunos momentos inolvidables de esta larga etapa, y todo son sonrisas al oírles hablar… “Recordamos mucho nuestra primera producción en El Montacargas, Creator, basado en Dios de Woody Allen, que ensayábamos de 2 a 4 de la tarde, porque era el único momento libre del local. En ella había una escena con un bocadillo que rodaba de mano en mano y teníamos tanta hambre que siempre queríamos pasar la ‘escena del bocadillo’. Muy bonita también fue la época de la Montaescuela, del 1998 al 2002, con Jose Pedro Carrión de profesor de interpretación (Premio Nacional de Teatro) y 12 profesores contratados con alumnos como Félix Estaire, Isabel Dimas, Jose Luis Sendarrubias, Ruth Núñez… Y sobre todo los inicios del Festival Internacional de Clown de Madrid, en el año 1995, donde recuerdo vívidamente nuestra conversación con los medios:
Ellos: ¿clon, clan, clun, que es esooo?
Yo: Payasos.
Ellos: ¡Ah, payasos! ¡De circo y para niños!
Yo: ¡Noooo! ¡De sala y para adultos..!
Creativos, contestatarios y con mucho sentido del humor. Así son estos dos pioneros sobrados de experiencia y actitud vital que siguen resistiendo ahora y siempre al invasor. Quizá ellos tengan las claves para seguir cumpliendo años al frente de ‘algo’ cultural. Me lo apunto por si en Godot somos capaces de aguantar hasta los 25.
LO QUE DICEN DE EL MONTACARGAS
Algunas personas que han pasado en algún momento de su actividad creativa por El Montacargas le dedican una palabras a este emblemático lugar:
-José Pedro Carrión (actor y profesor de interpretación): La anécdota más brillante que tengo y que no voy a olvidar en mi vida, es que cuando hicimos Tras el Amor de Daniel Soulier, con Aurora y Manuel en el escenario, descubrimos los camerinos, para que se viera la trastienda de la sala y le dimos vida a la ventana, de modo que aparecía el horizonte… Y ahí, al ver vuestra magnífica representación, me di cuenta del valor de hacer un Teatro doméstico contra el modelo de Teatro domesticado que soportamos… ¡Larga vida a la Montacargas!
-Eulogio Das Penas (actor): Conocí al honorable Manuel Fernández Nieves una noche de invierno. Alguien nos había hablado de una sala de teatro que operaba clandestinamente cerca del paseo de Extremadura (digo clandestina, porque al no existir el GPS, aquellos a cuantos preguntamos nos hicieron dar unas cuantas vueltas). Así, mientras hacíamos un ‘Conocer Madrid’ llegamos finalmente ante el singular edificio en cuyas entrañas, sonriente y acogedor, nos aguardaba Manolo. No, no teníamos cita, no, no sabía quienes éramos, pero estoy seguro de que nos aguardaba.
Conocí a la honorable Aurora Navarro unos días después, cuando arrancábamos en la sala nuestro pequeño espectáculo de cabaret, éramos los aprendices en acción a los que Aurora acogió también cálida y sonriente.
Si puedo decir algo sobre Aurora y Manuel es que son dos seres tocados por los dioses con la mejor de sus partículas «El entusiasmo». Entusiasmo con el que han contagiado a otros y sobre cuya esencia han conseguido sobrevivir en difíciles momentos de crisis.
Si puedo decir algo de El Montacargas es que sus puertas han estado abiertas para todo el mundo, con la paciencia, el esfuerzo y en muchas ocasiones los sabios consejos de sus propietarios.
Creo que muchos hemos seguido caminando en el teatro porque en esta sala se nos dijo: «Adelante, probadlo».
Siento admiración, profunda admiración, cariño, afecto y respeto por estos dos actores que han trazado su propio camino, a veces caminando sobre las aguas y otras agarrados a un largo tubo de manguera con el que poder respirar desde las profundidades.
Siento admiración por estos actores con los que he disfrutado en muchas ocasiones, todavía me río al recordar a Manolo de Juan Rana o soñando ser un Roberto Carlos aplaudido por las multitudes. Inolvidable Aurora atrapada en una telaraña mientras ponía en pie un pastiche de textos de Boris Vian, esperando aterrada la visita del ogro crítico Haro Tecglen.
Hoy está de moda esa coletilla que dice «X… somos todos». Del Monta no se puede decir que seamos todos, pero sí que «somos muchos».
Un saludo a todos los que habéis coincidido en algún momento de vuestra vida con esta sala y un abrazo de OSO para mi querida y admirada pareja.
Buen y Feliz aniversario.
-Félix Cubero (Actor, guinista y director): El Montacargas acogió mi primer espectáculo teatral dirigido y escrito por un servidor. Siempre lo llevaré en el corazón, como a Marori y a Manolo y todo su equipo que ha desfilado por la sala. Larga vida y próspera al Montacargas, y 25 años más de éxitos. Todo mi reconocimiento a la labor prestada al teatro madrileño. Gracias queridos.
-Yolanda Valle Osorio (Actriz): Actuar en la sala El Montacargas es como actuar en casa, con el calorcito de los bellos amigos que la gestionan, con el encanto y la maravillosa energía del lugar y con el calorcito del público que está ahí cerquita cerquita.
-Álvaro Ramos ‘El Tuli’ (Actor y clown): Agradecimiento eterno a Manuel y Aurora por abrirme sus puertas desde el primer día que pise El Montacargas en el año 1999. Gracias a ellos nació mi clown El Tuli que tantas alegrías me ha dado. ¡¡Viva El Montacargas!!
-Fernando Navas Bolivar (Profetas de Mueble Bar y Teatro Alegre): El Montacargas estará siempre en nuestro corazón, un rincón realmente alternativo donde hemos celebrado grandes espectáculos, algunos de ellos cumplen también los 25 años en cartel, siguen viajando por el mundo y por primera vez fueron presentados en esa entrañable sala donde Marori y Manolo, entrañables amigos y compañeros de profesión y aventuras humanas y artísticas son la luz que mantienen viva la llama de un sueño que empezó, incierto, y sigue, en vela y alumbrando, nuevos proyectos y convirtiendo en referente par otras pequeñas salas, no solo de Madrid sino en toda España, demostrando que otra manera de hacer y de ser no solo es posible sino recomendable. No ha sido fácil el camino, nunca nadie dijo que lo sería, pero hoy seguimos aquí ilusionados y con más sabiduría, no de la pedante, sino de la que los años aportan. Nuevamente felicitaciones y esperamos y deseamos volver pronto por esa que también sentimos como nuestra casa.
-Santi Nogués (Actor): Para mí El Montacargas es sinónimo de origen, comienzo, explosión de sueños en las albores de mi carrera. Más adelante, consolidación de objetivos, continuidad del alma. Y ahora, saber que ahí siguen dos seres maravillosos que nunca nos dejan caer. Eso y mucho más es para mí El Montacargas.