La libertad de ser una misma
Por Sergio Díaz
Me encanta hablar de montajes creados por mujeres, dirigidos por mujeres, interpretados por mujeres y que hablan sobre mujeres. Y no porque el feminismo esté de moda (hay gente que piensa eso) o haya que cumplir una cuota. Es porque es justo y necesario hacerlo, porque la parte del planeta que tiene órganos sexuales femeninos siempre ha tenido que recorrer un camino mucho más complicado para poder mostrar su talento y su trabajo al mundo. Así que ya es el momento de que lo tengan igual de fácil que los que tenemos pene.
Isadora Duncan sí obtuvo un gran reconocimiento durante su vida, pero su camino nunca fue fácil, porque nunca lo es para las personas que rompen con los cánones establecidos. Y ella hizo saltar por los aires todos los dogmas sobre los que se asentaba la danza. Isadora vivió a finales del siglo XIX y principios del XX, en un momento en el que la danza sólo se practicaba si se hacía con moños apretados, tutús, y movimientos rígidos y preestablecidos. Y esta mujer, gracias a la fascinación que le había producido el mar desde niña y a su talento, decidió que se podía bailar de forma libre, moviendo las manos con movimientos ondulatorios semejantes a los de las olas, con los pies descalzos y el pelo al viento. Es por ello que se la considera la creadora e impulsora de la danza moderna.
Y si hay una mujer libre que también ha ido contracorriente es Aurora Navarro la impulsora, junto a Manuel Fernández Nieves, de ese proyecto llamado Sala El Montacargas, una sala que tristemente tuvo que cerrar sus puertas el 29 de marzo de 2020. Y con este montaje tan personal pusieron un broche de oro a una gran trayectoria como espacio. Pero el espíritu de El Montacargas sigue vivo, aunque sea de forma itinerante y aún podremos disfrutar de él sobre los escenarios.
Aurora es la creadora e intérprete de esta pieza que quiere homenajear y reivindicar a esta gran artista revolucionaria. En palabras de la propia Aurora, “la idea de hacer un espectáculo sobre Isadora Duncan ronda en mi cabeza desde hace 40 años. Su vida es un mosaico de arte y pasión y es lo que he tratado de reflejar en este monólogo”. Y a buen seguro que lo habrá conseguido. Si miramos bien, seguro que podremos ver a Isadora Duncan aparecerse a través del trabajo de Aurora Navarro. Veremos a dos mujeres que se dan la mano a través del tiempo, del espacio y de la danza.
Dos mujeres artistas, feministas y libres, muy libres, que devoran la vida, a pesar de las adversidades, porque se saben vencedoras de antemano.