Sarah Kane: "La obra habla de la búsqueda de la propia identidad y la libertad que se alcanza en tanto ésta se consigue"
La directora británica Sarah Kane dirige a la Joven Compañía de Teatro Clásico en una versión firmada por Brenda Escobedo, y la misma Kane, de Don Gil de las calzas verdes, la obra de Tirso de Molina considerada una de las comedias más complejas del teatro barroco español. Se podrá ver en el Teatro de la Comedia del 14 de febrero al 28 de marzo.
El punto de partida para abordar este estreno nos lo da la propia Sarah Kane respondiéndonos a la pregunta sobre cuál es su escena favorita: “Como amante de la comedia física, me encanta la escena de los cuatro personajes vestidos de Don Gil peleándose en la oscuridad”. ¿Cómo? ¿Cuatro Don Gil? Pues sí, hasta ese punto hilarante llega esta comedia que eleva las historias de enredo y ambigüedad sexual a un nivel superlativo. Además, otro elemento esencial de la obra es la inteligencia, ingenio y profundidad de un personaje femenino como es el de Juana, que como afirma la directora inglesa “orquesta toda la trama con una seguridad en sí misma que me parece de lo más refrescante. Juana tiene ecos de algunos de los personajes femeninos de Shakespeare, como Imogen en Cymbeline o Viola en Noche de Reyes”. Ambos aspectos, son primordiales para que este texto siga en plena forma más de cuatro siglos después de estrenarse. Y no podemos, ni debemos, dejar de asombrarnos por su vigencia, como tampoco porque fuera escrita en 1615 por un fraile llamado Gabriel Téllez, que firmaba bajo el seudónimo de Tirso de Molina, alumno de Lope de Vega y del que se conservan más de sesenta obras -él afirmaba haber escrito cuatrocientas-.
UNA MUJER, TRES IDENTIDADES
Situémonos, que hemos empezado la casa por el tejado. La historia de Don Gil… comienza cuando Doña Juana viaja de Valladolid a Madrid disfrazada de hombre para buscar a Don Martín, con quien se había prometido, pero que, a instancias de su padre, viaja a la capital con el falso nombre de Don Gil de Albornoz para casarse con Doña Inés, de mejor familia. Doña Juana, para recuperarle, toma también el nombre de Don Gil (y lleva calzas verdes) y consigue enamorar a Doña Inés. Además, se hace su amiga haciéndose pasar por Doña Elvira, una nueva vecina. Y a partir de aquí, todo se complica porque en medio de este juego de falsas identidades y amoríos, también está el anterior prometido de Doña Inés y una amiga suya, que también se enamora de Doña Juana/Don Gil, los padres de todo el mundo, los criados… En definitiva, un lío tremendo.
En palabras de Brenda Escobedo: “Tirso, como también Cervantes, tiene un uso muy consciente del mecanismo teatral. Si lo comparo con Lope, por ejemplo, se distingue en un extremado juego escénico: el cambio de vestuario, las entradas y salidas de los personajes y la construcción de la iluminación como complicidad de las acciones construyen el argumento y no solo lo decoran. En las comedias de Lope que he trabajado, estos elementos están al servicio de la historia, pero no son la historia”. Específicamente Don Gil…, para ella, el gran tema que aborda “es la oposición entre obediencia y desobediencia que encabezan Don Martín y Doña Juana, pero que implica a todos los personajes”. Por su parte Kane, añade que “también es la búsqueda de la propia identidad y la libertad que se alcanza en tanto ésta se consigue”.
MICHAEL CHÉJOV Y LA JOVEN CNTC
Invitada por la CNTC, Sarah Kane se estrena dirigiendo una obra escrita por uno de los grandes dramaturgos españoles del Siglo de Oro en la lengua original. Para ello, ha trabajado con la Joven Compañía de Teatro Clásico, a quien la energía y tono de este texto se adapta perfectamente. “Ha sido un gran placer trabajar con ellos, tanto como profesora el año pasado, como directora desde entonces, basándome en lo que desarrollamos en las sesiones de formación. Aprecio y trabajo con las habilidades que han adquirido durante su estancia en esta institución y espero que lo que hemos desarrollado de las técnicas de Michael Chéjov -es experta en esta materia- enriquezca su forma de trabajar como actores. Este enfoque es universal, por lo que puede aplicarse a cualquier obra si los actores están dispuestos a recurrir a su imaginación y al movimiento para transformarse en personaje”.
A la hora de adaptar el texto, Kane ha contado con la experiencia y conocimiento de los clásicos de Brenda Escobedo, cuyo trabajo ha resultado imprescindible “dada mi limitada comprensión y experiencia con las formas clásicas del verso español -comenta la directora-, que son uno de los elementos más importantes relativos a cómo se corta una obra de este estilo. También fue de gran ayuda a la hora de trabajar con los intérpretes en la comprensión de un lenguaje a menudo complejo”. “Sarah tiene un método de trabajo muy diferente al de otros directores -explica Escobedo-. Confía, sobre todo, en el cuerpo del actor y en trabajar en capas. No es una directora que imponga su concepción previa, sino que permite que el mundo de la obra vaya surgiendo desde el movimiento. Eso permite una mirada abierta y permeable al equipo. Al mismo tiempo, bajo esa mirada libre, defiende una posición firme en torno al teatro y al género de la comedia siendo generosa con todos los personajes, pero activamente feminista”.
Sobre el escenario veremos una versión del texto reducida respecto al original para hacerla accesible al mayor número de personas, especialmente a los jóvenes. “Lo primordial para la directora -continúa la dramaturga- era que fuera una “ráfaga de viento”. La adaptación se hizo bajo esa imagen, bajo esa fuerza; la historia debía de ser ágil. Todo aspecto que detuviera el movimiento o ralentizara su ritmo había que modificarlo”.
LA IMPORTANCIA DE LA MÚSICA
Habitual en las obras enmarcadas dentro de la comedia nueva, creada por Lope de Vega, es la presencia de algunas canciones dentro de la historia. En este caso, aunque se podría pensar que juega en contra del dinamismo buscado, esos momentos musicales se han mantenido porque, como explica Escobedo, “son la manifestación más popular de un texto clásico. Yo no tenía claro que la directora las quisiera mantener porque a veces es en la música en donde se moderniza el montaje. Sin embargo, la letra de estas canciones refleja el conflicto y son precisas para la acción. Celebro que se hayan quedado”. “Hay melodías desconocidas para los oídos actuales -aclara Kane-. La música recorre la obra en varios momentos, hasta llegar al final, en el que los actores cantan y bailan. Aquí Tirso se hará eco de Shakespeare: ¡ninguna de las obras de este último termina sin una canción y un baile de la compañía de actores!”.
En cuanto a la puesta en escena, la directora nos da las pistas justas: “El decorado tiene ecos del Madrid de 1615 y el vestuario también, pero ambos han sido llevados más allá del contexto literal y estilizados para una comedia”.
EL TEATRO CLÁSICO ESPAÑOL FUERA DE NUESTRAS FRONTERAS
No queríamos terminar nuestra conversación con una directora como Sarah Kane, que ha trabajado por toda Europa, EE.UU. y países asiáticos como la India, sin saber qué importancia tiene nuestro teatro clásico fuera de nuestras fronteras y de los países hispano hablantes. “Por desgracia, nunca he visto una obra clásica escrita en castellano en ningún otro país europeo en el que haya trabajado (Finlandia, Alemania, Eslovenia, Croacia, Polonia y Francia). Las únicas obras españolas que he visto representadas en otro país son las de Lorca y fueron en Londres. Creo que las obras del Siglo de Oro están aún por descubrir en otras partes de Europa: son joyas por desvelar”.
En mi caso, cuando trabajaba en un teatro de Estados Unidos, una de las producciones que me pidieron que recuperara fue una dramatización de El Quijote de Cervantes, lo que estimuló mi interés por el teatro clásico español”.
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