¿Llevabas mucho tiempo queriendo compartir esta historia? ¿Por qué ahora ha llegado el momento?
Estoy en una edad en la que siento que o hablo ahora o mejor me callo para siempre. Ha llegado el momento de compartir esta historia porque tengo la necesidad de explicar las mías, ya no me conformo con explicar las historias de otros.
Here comes your man es una obra sobre el acoso escolar. ¿Cuánto de autobiográfico hay en ella?
Sufrí acoso escolar en un colegio religioso de mi barrio durante los ocho años que duró lo que era la antigua E.G.B. Si bien lo que le pasa al personaje de Morales en la función es más extremo y devastador, sus palabras son las mías, su falta de autoestima es la mía y el resentimiento que conserva hacia los que le hicieron tanta perrería ha sido el mío. Sólo he tenido que reconectar con la vieja herida para construir esta historia.
Además de tu propia experiencia, ¿has recogido testimonios de otras personas para tener una visión más global o con lo que tú viviste tenías material suficiente?
No sé si es positivo o negativo, pero no he necesitado documentarme para recoger más material. Tengo muy buena memoria, así que no he olvidado casi nada. Mucho menos la indefensión experimentada durante aquellos años. Cualquier noticia sobre acoso escolar hace que me identifique con la víctima de manera automática. Tengo amigos cuyos hijos adoptados han sufrido acoso. En Estados Unidos ha habido muchos suicidios de chicos y chicas en edad escolar que no han tenido la fuerza ni la ayuda para resistir los ataques de los ‘bullies’ (acosadores). Es terrible. La sociedad occidental, con toda su riqueza y esplendor, es incapaz de proteger y cuidar a los niños que por cualquier motivo son diferentes a ojos de los demás. Siempre ha sido así: el afán uniformizador del sistema nos escupe y nos condena. Llámame loco, pero estoy convencido de que los diferentes son una bendición para la comunidad, y desde ese lugar he querido vivir mi vida siempre.
José Padilla, autor de una conocida trilogía teatral sobre el acoso para la que hizo un gran trabajo de investigación, ha declarado que hasta 2004 nadie había nombrado en los medios de comunicación la palabra acoso escolar o bullying… Es muy fuerte, hasta antes de ayer esta sociedad no se decidió a abordar este tema, con la de gente que lo ha estado sufriendo… ¿Crees que al ponerle nombre a las cosas se ayuda a intentar solucionar el problema?
En mi colegio no había psicólogos ni todavía se había puesto nombre a lo que me pasaba cada día en clase. Si iba a protestar, la respuesta que recibía por parte del tutor era humillante y además ponía el foco en mí, responsabilizándome de lo que me pasaba. Hoy en día se educa a los chicos y las chicas dentro de unos parámetros éticos radicalmente distintos, pero todavía sigue pasando. A pesar de lo que hemos avanzado, sigue pasando. Al menos hoy, un muchacho o muchacha puede ir a sus padres y decirles «me están haciendo bullying», y si los padres van a hablar con los responsables docentes, se activará un protocolo diseñado en teoría para que deje de sufrirlo. Aunque ya tiene nombre y profesionales formados para enfrentarse a él, es evidente que falla algo porque de momento no se ha conseguido erradicar.
¿Es tu intención con esta obra seguir dando visibilidad, seguir concienciando?
Mi intención es hacer un retrato de lo aberrante y represivo que ha sido en este país el universo escolar religioso, que es de donde provengo: el lugar donde me educaron y tuve que aprender a socializar con la etiqueta que otros me colocaron, la del ‘marica’ de clase. Un lugar donde no existía la democracia ni el respeto por la diferencia y donde se tapaban muchas cosas feas. Ahí es hacia donde apunto: varias generaciones de muchachos y muchachas se han hecho adultos con esos valores incrustados en su interior. Ahora son padres y madres, espero que lo hagan mejor que los nuestros y transmitan a sus hijos que, si bien en su época hacerles la vida imposible a algunos era lo normal, hoy esa conducta es una mala idea y tiene que ser desactivada.
Ha pasado lo mismo con la violencia machista, ¿no? Hasta que no se iniciaron los movimientos para terminar con esta lacra y los medios no empezaron a hablar de ello, es como si no existiera, o peor, conviviéramos con ello de una forma normal.
Cierto, por lo que hay que tener esperanza, aunque la violencia machista también es algo que está lejos de terminar. Hace falta una sociedad valiente y comprometida para terminar con todos estos problemas y de momento no la tenemos, supongo en parte porque vamos muy cansados y nos tienen dispersos y distraídos. ¿Cómo vamos a encontrar el tiempo y la generosidad para trabajar para erradicar esos problemas si ni siquiera tenemos tiempo para cuidar de nosotros mismos?
¿Crees que el bullying se trata bien en los medios?
Me falta que incidan más en la responsabilidad que tenemos todos para que deje de suceder. Padres, madres, hermanos y hermanas mayores, educadores, tutores, monitores de comedor, compañeros, resto de familiares. Me falta que hablen del acoso escolar desde la globalidad. No me sirve que saquen los casos más extremos para que sintamos lástima por la víctima. Hay que informar de la raíz del problema, que es el poder y su uso y abuso. El acoso escolar es una de las primeras manifestaciones del abuso de poder por parte de una mayoría hacia una minoría. Imagina que desde los medios se lanzara el mensaje de que hay que ser generosos y cuidadosos con los más vulnerables, cómo ayudaría eso a cambiar las cosas, ¿verdad? Es broma, no lo van a hacer nunca.
¿Y en las escuelas? A pesar de que se realizan acciones sigue habiendo casos de mala praxis o inhibición en colegios o institutos. ¿A qué crees que es debido?
Mirar hacia otro lado hace que te ahorres muchos problemas. Luego está el personal docente sobrecargado de trabajo, pídeles que se involucren a fondo en algún caso concreto de acoso escolar, seguirán el protocolo y si no pueden solucionar el problema invitarán a la víctima a irse a otra escuela para que empiece de cero con más suerte. Sé que existen profesores que se toman a modo personal el tema del acoso escolar y dedican mucho esfuerzo para concienciar a sus alumnos. La putada es que no son mayoría.
¿Qué crees que lleva a un niño a acosar a otro y provocar tanto sufrimiento? ¿Es algo inherente a la naturaleza humana? ¿Es por falta de educación? ¿Es por lo que ha vivido en casa?
Es el poder. Como decía el tío Ben de Peter Parker: «un gran poder implica una gran responsabilidad». Los ‘bullies’ son los villanos de los cómics de Marvel. Se sienten poderosos a costa de otro, que siempre es más débil. Es una cuestión de falta de sensibilidad y de empatía. De ponerse en el lugar del otro cuando le insultan o humillan. ¿Te gustaría que te lo hicieran a ti? Es por cobardía, mejor seguir la corriente que pararle los pies al que está insultando o agrediendo. Es todo tan humano que resultaría entrañable si no fuera por el sufrimiento que genera. Lástima que en el horizonte se vean tan pocos Spiderman dispuestos a usar el poder con responsabilidad.
¿Cómo puede afectar un caso de acoso infantil o adolescente en la edad adulta? ¿Somos conscientes de lo que supone?
En mi caso, me ha perseguido toda la vida. El eco del acoso se oye en el trato que he tenido conmigo mismo. He pasado épocas en las que me he respetado muy poco y he sido muy duro. Cuando ha pasado algo que para superar debía creer en mí y ser mi mejor aliado, lo que he hecho ha sido abandonar y destruirme. También lo he visto en algunas relaciones sentimentales destructivas que he tenido, en muchas personas tóxicas -sobre todo hombres- a las que he atraído, en lo poco que he creído en mis posibilidades, en lo que me sigue costando pedir ayuda y afecto a los demás. Me prohíbo mostrar cualquier signo de debilidad y a veces resulto frío y distante. Podría seguir. Todo eso y más te puedo asegurar que viene de esos años.
Porque para nada esto es un juego de niños…
Es un juego de niños que planta la semilla de un árbol que crecerá con las raíces débiles, el tronco retorcido, sin apenas frutos en verano.
Tu obra no es una típica historia lineal de acosado y acosador… hay mucho más detrás de ella, es un thriller psicológico en el que muchas cosas no son lo que parecen. ¿Cómo decidiste que la obra fuera por esos caminos inesperados?
No lo sé. Salió así. Tenía claro que nada es o blanco o negro, así que fantaseé sobre la idea de meter en una habitación a los dos polos opuestos y ver si se podían encontrar en un terreno neutral. Entonces salieron los secretos de cada uno, las ganas de vengarse de uno y la manipulación psicológica del otro. Sólo tuve que ir montando algunos puntos de giro como si fuera una jugada de póker para que al final saliera una buena escalera de color.
Es una obra explícita en muchas cuestiones, también se usa un lenguaje crudo, hay escenas que pueden generar polémica y herir sensibilidades. ¿Habéis tenido claro desde el comienzo que queríais ir por ahí?
Sí. He tenido claro que la obra tiene que estar impregnada de homo-erotismo, tiene que respirar homosexualidad por todos los poros, la misma homosexualidad que es el motivo por el que uno de los personajes fue acosado. Y desde ahí, explicar la historia incomodando quizás al público en según qué momentos, el mismo público que se ha reído un minuto antes con las ocurrencias del personaje de Torres. Dejarles con la sonrisa congelada, esa ha sido mi intención. Hablar de sexo sin tapujos, de sexo anal, de pollas y de culos y de machos empotrándose unos a otros. Esa ha sido nuestra intención, ser directos, olvidarnos de lo superficial e ir al grano, bajar al ruedo, morder el polvo. No estamos en una época amable, también hemos querido tenerlo presente a la hora de montar la función.
Porque está claro que no es una obra para menores. Quizá hubiera sido más sencillo hacer un montaje más blanco y que la obra se hubiese podido llevar a institutos. ¿Valorasteis esta opción?
No te creas. En los pases previos que hemos hecho en Barcelona hemos tenido sendas ofertas para hacer la función en dos institutos. Al preguntar si creían que la obra era apta para jóvenes, los profesores se reían. Los jóvenes del 2020 no son los jóvenes de los años 80 o 90 del siglo pasado, afortunadamente. Creemos que las escenas explícitas de la obra serán las que ayuden a mantener la atención a los jóvenes que la vean, las que harán que no desconecten, así que tenemos muchas ganas de llegar a ese público.
El fútbol es un elemento muy importante en la obra. ¿Es el fútbol una barrera que sirve como elemento de separación en los recreos?
En mi época y escuela el fútbol era el elemento social segregador, el que te incluía o excluía dependiendo de lo bien que se te diera. Lo intenté, pero abandoné, frustrado, y ya nunca más toqué una pelota. Me dediqué durante ocho años a jugar con otros excluidos, teniendo muy presente que no estar jugando a fútbol nos convertía de manera simbólica en la clase más baja de todas, en los menos privilegiados mientras que los que sí jugaban eran la elite, los ricos.
La escenografía también hace alusión al fútbol de una forma muy clara, ¿no?
Ricard Martí, nuestro escenógrafo, pensó en una red que rodearía la habitación a modo de portería de fútbol, aunque la otra lectura es que esa red forma parte de las obras que se están haciendo en la casa de campo donde tiene lugar la acción. Nos encantó la idea, una red como la de las arañas, bella y terrible a la vez, dispuesta a atrapar a cualquier despistado que pase por allí.
En un estudio reciente sobre el acoso escolar se afirmaba que 8 de cada 10 jóvenes lo han presenciado. Parece que, tristemente, las cosas no han cambiado mucho, ¿no?
Parece que no. Insisto en que algo está fallando. ¿Dónde está el problema? Vuelvo a decir que la respuesta está en el poder. ¿De qué manera mostramos a los jóvenes que es mejor usar ese poder? ¿Positiva o negativa? Sólo hay que mirar alrededor: los bancos, los grandes culpables de la crisis que empezó hace 10 años, se han ido de rositas mientras mucha gente ha perdido sus casas. Los partidos políticos que nos han robado a manos llenas siguen ganando elecciones mientras nosotros hemos tenido que aceptar que nos bajen los salarios y nos recorten en sanidad o educación. Los países que roban recursos cierran sus fronteras para impedir que los ciudadanos de los países robados puedan entrar. Ahí está la respuesta. Esta sociedad tan triste que ha normalizado el abuso de poder y te dice que hay que tragar porque no hay otra. ¿Le extraña a alguien que este mismo abuso de poder se manifieste en las escuelas y con los ciudadanos del futuro?
¿Crees que es ahora más complicado con las RRSS? Porque antes tu casa podía ser un refugio, y ahora ya ni allí puedes estar tranquilo.
La aparición de las RRSS ha hecho que hayamos tenido que construir a toda prisa otra identidad, la virtual. A mí me ha pillado muy mayor, así que no las tengo (las tuve y me quité de ellas), pero imagino lo difícil que tiene que ser para un joven lidiar con su identidad virtual, con esas normas de juego que tienen las RRSS, donde tienes que mostrar tu belleza física, aparentar que tu vida es perfecta, fingir que estás haciendo muchas más cosas que las que haces en realidad, decir que tu trabajo es la hostia cuando no es así, etc. Otro lugar donde el más mínimo error abre la veda para que cientos, miles, vayan a por ti. No sé quién puede estar preparado para resistir un ataque así. Pobres jóvenes nuestros, nos necesitan, pero les estamos dejando de lado porque nosotros estamos también pegados al móvil.
¿Qué papel deben jugar los padres cuando un hijo les cuenta que tiene un problema de este tipo?
Apoyo total. Búsqueda de soluciones. El hijo está incapacitado para encontrarlas, hay que ayudarle. Información general e información concreta (¿Quién le está haciendo eso a nuestro hijo?), hablar con los tutores, preguntar qué hay que hacer. Escuchar las opciones que hay. Actuar. Que el hijo sepa que estamos con él. Quererle aún más.
En tu obra se le da mucha importancia a esos testigos mudos de las agresiones. Los que callan. Suelen ser la mayoría. ¿Es a ellos a quién hay que llegar para que sean capaces de vencer el miedo y denuncien situaciones de acoso?
Se necesita mucho coraje para romper la dinámica del acoso y ponerse de lado del acosado contra todos, incluso a puños si hace falta. Hay que estar hecho de una pasta determinada, una pasta noble, valiente y con unos valores humanos que por desgracia no son comunes. La mayoría callará para que el problema no se gire contra ellos. A todos nos ha pasado y todos hemos mirado hacia otro lado para sobrevivir cuando lo que deberíamos haber hecho es ponernos de parte del débil.
El principal motivo del acoso en tu montaje es por la condición sexual del protagonista. Estamos viviendo un repunte de las agresiones homófobas en nuestro país. Con todo lo que se suponía que habíamos avanzado. ¿A qué crees que es debida esta regresión?
Al miedo. A los discursos de la extrema derecha que dan por sentado que uno elige su condición sexual y que están calando hondo en personas que son nuestros vecinos, amigos o compañeros de trabajo. Si la orientación sexual se elige como dicen ellos y tú ‘decides’ practicar la homosexualidad, es que estás enfermo, eres una aberración porque vas en contra de lo que decretan las sagradas escrituras. De ahí que los que se creen en posesión de la verdad sientan que tienen total impunidad para romperles la cara por ejemplo a dos chavales que van cogidos de la mano por la calle.
¿Por qué crees que a tantas personas les cuesta tanto entender que el amor se da independientemente del género de cada uno?
Somos vagos y tenemos miedo de explorar esa parte nuestra. Mejor seguir los dictados de la mayoría, encontrar encaje más o menos en alguna etiqueta para así no llamar la atención y que nadie se pueda burlar de nosotros y atacarnos, sobretodo en ese terreno tan íntimo. Las mujeres sexualmente libres ya sabemos cómo son calificadas y a los hombres que transitan la bisexualidad se les toma por viciosos.
También habláis de las nuevas masculinidades en la obra. Los hombres esto nos lo tenemos que hacer mirar. Hay que trabajar mucho en ese aspecto, es la única manera de llegar a la plena igualdad y de ser una sociedad tolerante porque está claro que seguimos siendo una sociedad machista. ¿En los hombres que te rodean notas esos cambios? ¿Crees que hay una verdadera intención de cambiar o es solo postureo y al final los hombres no queremos/quieren ceder el poder?
De pequeño, los hombres adultos que me rodeaban eran auténticos discapacitados emocionales. Producto de la educación recibida. No olvidemos que en este país se han vivido 40 años de dictadura legitimada por todos los poderes fácticos. Esa dictadura se cargó un par o tres de generaciones castrándoles emocionalmente. Un cambio a mejor por parte del género masculino va a llevar más tiempo de lo que creemos, pero llegará, a pesar de las resistencias de los reaccionarios, llegará, es inevitable.
¿Hay machismo en las relaciones homosexuales entre gays también?
Hay una misoginia inherente de la que se tiene bastante consciencia. Aparte, en esta heteronormatividad hegemónica en la que vivimos es muy fácil reproducir los patrones de la heterosexualidad, el machismo también. Nunca he creído en el matrimonio. Me alegra que las personas homosexuales podamos casarnos -para eso pagamos impuestos, para tener los mismos derechos que los demás-, pero para mí, el matrimonio como institución es algo que debe ser derruido si queremos evolucionar como seres humanos. Ya no estamos en el siglo XIX o en el XX, cuando las personas se aferraban a la iglesia, al matrimonio y al trabajo para construir su identidad y su sentido de pertenencia. Hemos pasado de pantalla, ya no hay nada a lo que agarrarse, como dice Bauman, necesitamos nuevos paradigmas pero aún no nos hemos enterado.
La obra está interpretada por Sergi Cervera y Marc Ribera. ¿Cómo has elegido a los actores? ¿Y cómo ellos, también con una sólida carrera sobre todo en televisión, se han metido de lleno en este proyecto?
A Marc Ribera le vi siempre en el papel de Morales y es al primero al que le pasé el texto para leerlo. Es un ‘crush’ estético mío. Marc tiene una elegancia innata poco común. Es un tipo de hombre al que le sienta bien todo, la ropa, el pelo, una bicicleta, un perro, el mar. Necesitaba esa cualidad para Morales. Sergi Cervera, que hace de Torres, me convenció por el entusiasmo que mostró una vez leída la obra. Le conozco tanto como persona y actor que me costaba verle en la piel de macho estereotipado a primera vista. Cuando le veo ahora en plena función me fascina porque lo consigue, consigue que le creamos y le miremos con el morbo que despierta esa clase de hombres que disparan sin reservas su ruidosa masculinidad hacia todas direcciones.
Ambos son conscientes de que estos papeles son una buena oportunidad para ellos. Vale la pena recordar que sólo un actor de cada cien tiene capacidad para elegir sus trabajos, los demás nos tenemos que conformar con lo que va llegando. Ellos aprovechan al máximo esto que les ha llegado, viviéndolo a fondo, entregados, dejándose la piel en cada pase, creando una magia tan conmovedora en los momentos del clímax que son pocos los que pueden contener las lágrimas, no exagero.
La obra es una montaña rusa constante. Debe ser extenuante para ellos dos esta hora y media de función. ¿Qué aspectos has trabajado más con ellos?
Lo es. Hemos trabajado la verdad emocional. Como actores se han lanzado a la piscina. Otra cosa ha sido cuando han visto que tienen que hacer el mismo viaje dos, tres, cuatro veces a la semana. Es agotador. Sólo tienes que verles el rostro al acabar la función. Salen devastados, hinchados y al día siguiente llegan con resaca emocional. Nadie dijo que eso de ser actor iba a ser fácil, pero les veo felices y satisfechos. ¿Qué más se puede pedir?
¿Te han contado sus experiencias personales sobre este tema? ¿Plasman algo de sus vivencias aquí?
Ninguno de los dos ha pasado por la experiencia del acoso escolar. Mejor así. Eso les ha permitido leer sin prejuicios ni ideas preconcebidas, desde la neutralidad.
Háblanos un poco de Raül Tortosa. Es una parte fundamental del proyecto, ¿no?
Raül Tortosa es uno de los mejores compañeros con los que he trabajado. Es un buen actor con muchas inquietudes. Sabía que se estaba formando para dirigir y se lo propuse. Bueno, en realidad le pregunté si se veía haciendo alguno de los personajes y me dijo que no, que prefería ayudarme en la dirección, así que no dudé ni un segundo porque le quería a mi lado. Hemos trabajado tan bien juntos que haré todo lo posible para que se repita la experiencia.
¿Qué ha supuesto que Momo, una de las grandes voces de este país y un artista con un talento descomunal, haya creado la música para la obra?
Momo es mi pareja, así que no tuvo alternativa. No es que le obligara, pero casi. No, ahora en serio. Leyó la historia y le gustó. Le pedí que nos hiciera la música de las transiciones entre escena y escena, que fueran como un personaje más que coge al público y le lleva cogido de la mano entre el final de una cosa y el inicio de otra. Hace tiempo que sé que a Momo, a pesar de ser un músico impresionante y un cantante con una fuerza fuera de lo común, lo que se le da mejor es componer melodías. Si no me creéis, dadle un poco más de tiempo porque justo está poniendo en marcha la maquinaria. Daos por avisados.
Uno de los problemas a los que se enfrentan las compañías teatrales y de danza es que no tienen tiempo ni lugares adecuados para ensayar. Vosotros habéis estado durante el mes de noviembre pasado de Residencia en Tarambana. ¿Cómo de importantes son estas opciones de trabajo para preparar una obra?
Tan importantes que hemos podido pagar los ensayos a los actores y a Raül. Si la gente que no es del mundillo supiera que muchas compañías subsisten gracias a que no se paga los ensayos hasta que el espectáculo genera dinero en taquilla, quizás valorarían más el trabajo que hacen e irían en masa a verles. La residencia teatral es una opción digna que debería otorgarse más y disponer de más presupuesto para beneficiar al mayor número de profesionales posible.
Sois una compañía que viene de Barcelona. ¿Cómo os está recibiendo Madrid en el tiempo que lleváis aquí?
Madrid siempre te recibe bien, así que esta vez no ha sido distinto. He vivido aquí durante diez años y es mi segundo hogar. Conozco la ciudad y le estoy muy agradecido por todos los regalos que me ha hecho. Cuando tuve el texto listo para mover, algunas salas de Barcelona estaban ya cerrando su programación, otras no fueron muy receptivas, así que miré hacia acá, tratando de encontrar algún lugar donde poder montar la función. Y la encontré, vaya que sí. Encontré a Nacho Bonacho y la Sala Tarambana. Me propuso pedir una residencia teatral al ministerio de cultura para pagar los ensayos a los actores como mínimo y cuando nos la dieron ya no hubo marcha atrás, porque Nacho y Tarambana decidieron producirnos y poner a su equipo a nuestra disposición.
¿Existen muchas diferencias entre la escena teatral barcelonesa y la madrileña?
En Madrid hay mucha asistencia de público a las salas de teatro, ya sean grandes, medianas o pequeñas. El teatro está muy integrado en el ocio nocturno, la mayoría de salas tienen bares muy guapos donde se está a gusto y se come y se bebe bien. En Barcelona, las salas pequeñas cuesta un poco más llenarlas, no tienen bares bonitos ni la ayuda de los medios, deben ganarse día a día el favor del público sin apenas presupuesto para publicidad y eso no es fácil. Por otro lado, creo que Barcelona está por delante de Madrid en cuanto a la contemporaneidad de sus montajes y propuestas.
Tienes una sólida carrera como actor. ¿Cómo estás viviendo este proceso de iniciación a la dramaturgia?
Como algo lógico dentro de mi evolución. Escribir es mi verdadera vocación, a la que he renunciado durante mucho tiempo en pos de mi carrera como actor, mucho más activa y excitante. Ahora las tornas han cambiado: cada vez me interesa menos trabajar de actor para los demás. En un futuro no muy lejano me veo en una compañía propia de teatro, incluso en una productora audiovisual, rodeado de buenos compañeros y amigos, produciendo ficciones que hablen de lo que nos interesa de verdad.
¿Tienes en mente más textos? ¿Los vas a llevar a cabo?
Por supuesto. Tengo una idea que cada vez ocupa más lugar en mi cabeza sobre un tema que también me toca mucho y del que voy a escribir desde las entrañas, con honestidad y sin pudor, que es como he escrito Here come your man. Sigue siendo algo relacionado con el género masculino, mi obsesión creativa. Necesito entender al hombre actual y el del pasado, necesito saber si el hombre de ahora es producto de una educación represiva y si es posible que aparezca en el horizonte un nuevo hombre más libre y con menos miedo.
Si te encontraras ahora con alguien que te acosó en el colegio/instituto… ¿Qué le dirías?
Ya me los he encontrado. No tengo que decirles nada. Me ven por la calle y como en mi tierra soy alguien conocido porque he estado en una serie diaria durante casi diez años, no hace falta decir nada. Bajan la mirada, entre avergonzados e impresionados, y entonces ya me doy por hablado y saludado. Creo que se llama justicia poética.
¿Se puede llegar a perdonar en casos así?
De la única manera que he podido llegar a perdonar es cuando me he visto en el presente y me he dado cuenta de que gracias al sufrimiento y la soledad vividos de pequeño soy lo que soy ahora: una persona sólida que cada vez se quiere más, creativa, llena de admiración hacia las personas que me rodean y con ganas de aportar mi granito de arena para cambiar esta mierda de sociedad de la que todos formamos parte y de la que todos somos responsables. Así que nada ha sido en vano.