“Me considero un autor ‘sumergente’”
El Teatro Quique San Francisco nos presenta 337 km -del 16 al 27 de febrero-, una pieza principalmente dirigida al público juvenil, que aborda las dificultades en la comunicación y en las interacciones que muestran los niños diagnosticados con Síndrome de Asperger, un trastorno que hasta hace poco se incluía dentro del espectro autista.
Este texto dirigido por Julio Provencio e interpretado por Alicia González, Néstor Goenaga y Clemente García, marca la celebración del 10º aniversario de la compañía madrileña La Belloch Teatro.
Con motivo de este estreno mantuvimos una charla con su autor, Manuel Benito, en la que nos avanzó detalles del proceso de escritura del texto y de las dificultades que hay que sortear para que te programen una pieza.
El camino hacia la comunicación y la comprensión
Por Ka Penichet
Foto de portada: Javier R. Valeiro
¿Qué concepto del Síndrome de Asperger tenías en tu cabeza antes de entrar en el barro?
Hace muchos años, aproximadamente en 2011, en Guindalera hicimos un montaje que se llamaba La máquina de abrazar, de José Sanchis Sinisterra. La protagonista era una mujer Asperger que daba una conferencia. Investigando sobre eso, Juan Pastor me regaló el libro de El curioso incidente del perro a medianoche, y al leerlo me sentí identificado, pues muchos de los comportamientos que tenía el niño los reconocía en mí. A mi hermano también le regaló el libro y pensé: “No soy Asperger, aunque tengo rasgos. Pero mi hermano tiene más rasgos”.
¿Por qué decidiste abordar este tema?
La mayoría de los Asperger no van a colegios especiales, y muchos de ellos pueden ser niños brillantes y estudiar lo que quieran. ¿Que tienen problemas de relación? Pues sí. Pero son muy inteligentes y pueden conseguir lo que se propongan. En los colegios, sus compañeros no entienden muy bien lo que les pasa, incluso los profesores a veces no saben cómo tratarles. Por eso queríamos hacer esta obra para público juvenil.
Este texto lo escribí en 2018. Hicimos una lectura dramatizada en 2019 con 4 actores. Luego lo preparamos para estrenar en junio de 2020 pero como vino la pandemia, no pudimos ensayar y ya lo estrenamos en octubre de 2020.
Antes comentabas que la obra estaba enfocada principalmente a un público juvenil y me pregunto si un público adulto también debería verla. Me vienen a la mente los adultos que hacían de policía de jóvenes autistas durante el confinamiento. Pienso si a ellos no les hace más falta que a los jóvenes.
Digamos que para niños pequeños no es, pero desde los 14 años para arriba, claro que sí. Es la franja de edad que necesita saber en qué consiste este síndrome y cómo poder tratar con él. Necesitan conocer qué les molesta y cómo se comportan ante ciertos estímulos.
Durante el proceso de escritura ¿contactaste con personas con ese diagnóstico?
Me reuní con la hermana de un niño con Asperger. Ella tendría unos 16 años y el niño tenía 12. Su tema preferido eran los coches. Ella me contó muchas cosas de su hermano y nos acompañó con su madre y otro hermano cuando hicimos la lectura en Guindalera. Para el estreno de junio de 2020 yo quería haber trabajado con un aula de un instituto. No pudo ser por la pandemia. Eso me ha faltado.
Después de trabajar el texto, ¿qué aprendiste de este síndrome?
Lo que puede venir bien para tratar con ellos, trucos y recursos para conectar con ellos. Tampoco lo he podido poner en práctica porque no he conocido a ninguno directamente. A lo mejor conozco algún adulto, y no lo sé, porque tampoco lo van gritando a los cuatro vientos. Supongo que esos adultos ya tuvieron su fase de aprendizaje y su época de no pasarlo muy bien en el instituto, al verse rechazados. Debe ser muy fuerte que te llamen tonto. No es tonto el que en el recreo se queda estudiando en clase porque quiere saber más que nadie. No es tonto el que no quiere jugar con los demás niños porque no le interesan. No es tonto el que no tiene habilidades sociales…
En series me resulta fácil tener referencias que aborden este tema, pero ¿en teatro?
Sé que hay muchas series, pero yo no suelo verlas. En teatro, que yo sepa, únicamente la famosa adaptación de la novela de El curioso incidente del perro a medianoche. Y La máquina de abrazar que te comentaba antes.
¿Qué destacarías del trabajo de dirección que firma Julio Provencio?
El resultado de su trabajo me encanta. Me parece que ha entendido muy bien lo que yo quería y me encanta lo que ha conseguido del niño.
¿Néstor Goenaga?
Sí, el niño es todo un prodigio. Le llamamos ‘el niño’, aunque tiene más de 20 años.
¿Cómo lo conociste?
Néstor es un chaval de la RESAD, habrá terminado los estudios de interpretación hace dos cursos. Le conocí en el Festival de Almagro en el estreno de La dama boba de Sanzol. Néstor se había quedado sin entrada para ver la función y lo colé cuando me lo presentaron. Él estaba con sus 25€ dispuesto a comprar entrada a alguien en la puerta y se quedó alucinando al verse dentro sin que nadie le hubiera vendido nada. Luego me dio las gracias muchísimo. Su carácter es muy tierno e infantil. El protagonista tiene 9 años y cuando hicimos la lectura con él lo vi maravilloso para ese papel.
Leí en redes del Teatro Quique San Francisco que el vestuario es muy bonito, ¿qué nos puedes contar sobre él?
Es de Yeray González Ropero. Él había hecho el vestuario de Cuando caiga la nieve y le pedimos que hiciera el de 337 km. Hay un vestuario base y unos complementos. El niño solo hace su personaje, pero el resto del elenco se reparten siete personajes. También hay una marioneta hecha por Yeray.
¿Qué dificultades encontraste a la hora de que te programaran?
Las normales que se pueden encontrar con cualquier montaje. De hecho, desde octubre del 20 hasta octubre del 2021 no hemos tenido ninguna función. Y en cuanto a Madrid, quizá ha sido un poco menos difícil porque lo hemos presentado para el público joven, y por el tipo de programación que hace el Teatro Quique San Francisco se interesaron más por el tema.
Con la edad que tienes y teniendo en cuenta tu trayectoria profesional, ¿ahora serías un autor emergente?
Bueno, yo gané un premio en 2003 y desde entonces he sido “sumergente”. Me considero un autor “sumergente”. En 2003 había muy pocos premios. A partir del 2006, empezaron a aparecer más premios y becas y los premiados iban rotando por cada uno de ellos. En 2008 entré en la RESAD y después de eso, dejé de estrenar (risas). Estaba trabajando en Guindalera al mismo tiempo que hacía la RESAD. En 2018 estrené en Guindalera Un cadáver exquisito. Lo siguiente ha sido 337km y Cómo suicidarse sin que se note, que la escribí hace más de 10 años, y que la ha estrenado una compañía que se llama Teatro Xtremo.
¿Qué esperas que ocurra después de este estreno?
Espero que triunfemos (risas). Espero que hagamos más funciones, que no se quede sólo en el Teatro Quique San Francisco (aunque es verdad que justo después vamos a Ciudad Real). Espero que ‘el niño’ triunfe, porque se lo ha ganado. Los demás actores llevan muchos años trabajando, pero espero que también triunfen. Y que, al director, Julio Provencio, le salgan más cosas. También me gustaría que la compañía no perdiera dinero, claro.
Una curiosidad, tú participas en el Ranking de esta revista, ¿qué puntuación te vas a poner cuando se estrene?
Hombre, no sé si votarme (risas). Yo creo que no me voy a votar porque no debería. No, no, esta no la voy a votar. Procuraré que todos los integrantes del ranking la voten y bien, que sé dónde viven muchos de ellos (risas).