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Raphaëlle, ¿qué significa ser mujer?

“Hay que dejar de lado esas voces que quieren escribir nuestro camino antes que nosotras”

 

Hace falta ser muy valiente y generosa para prestarle tu vida, por un instante, al público con la única intención de lograr hacer del mundo un lugar más inclusivo. Eso es lo que sucede con Raphaëlle Pérez que se sube al escenario de Naves del Español, del 17 al 21 de marzo, con Raphaëlle, espectáculo creado junto a Carles F. Giua y Eugenio Szwarcer, miembros de La Conquesta del Pol Sud, para cerrar la trilogía que la compañía dedica a la mujer, historia e identidad. A cambio solo se nos pide escuchar y comprender.

 

La realidad trans contada en primera persona

 

Por José Antonio Alba

Foto de portada: Alfred Mauve

 

¿Cómo nace la necesidad de subir a un escenario la historia de tu periplo personal?

La idea surgió de la compañía, La Conquesta del Pol Sud, para mostrar una trilogía sobre mujer, historia e identidad. Ya habían hecho dos obras anteriores y, para la tercera, buscaban la historia de una mujer trans para entrar mucho más en el tema de la identidad y la búsqueda. Yo iba a una asociación de mujeres trans en Barcelona que se llama I-vaginarium creada por mi amiga Tina Recio; Carles Fernández Giua, que es el director de la compañía, acudió a la asociación para explicar el proyecto de la obra que quería desarrollar. Hizo una entrevista a las chicas que estaban interesadas en participar y me propusieron que fuera yo la protagonista. Aunque digo la protagonista, no es una ficción, es teatro documental. Cuando me propusieron la oferta, estaba súper encantada y muy asustada porque no era actriz, nunca me había expuesto ante tanta gente. El reto me excitaba mucho, pero a la vez me daba miedo porque en aquel periodo todavía me sentía perdida con el tránsito de género, no sabía, no me encontraba bien conmigo misma, tenía muchos miedos internos a la hora de compartirlo con el público, pero cuando hicimos los primeros bolos dentro del GREC, los miedos se me quitaron porque la experiencia fue muy positiva, y me alivió bastante.

 

¡Qué momento! Subirte a un escenario, sin haberlo hecho anteriormente, a contar tu historia. Tiene que ser una experiencia impactante.

¡Es increíble! Lo que compartes es tu propia vida, no sabes muy bien cómo va a reaccionar. Todavía hay muchos prejuicios sobre las personas trans. Cuando estás con desconocidos, no sabes cómo van a reaccionar frente a lo que estás mostrando. Te estás abriendo en canal y da mucho vértigo.

Es muchísima adrenalina. Pero cuanto más la hago, más se me van quitando los miedos. Además, desde el 2018 que la estrenamos, ha pasado mucho tiempo, yo también me empoderé, me siento mucho más segura de mí misma y ya no tengo esas inseguridades. La adrenalina sigue estando ahí, pero los miedos a la reacción del público ya los he perdido porque sé que el público, casi siempre, acoge bastante bien. Es muy receptivo.

 

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Raphaëlle Pérez. Foto: Alfred Mauve

 

El espectáculo fue creado en el 2018, pero es ahora cuando llega a Naves del Español, ¿habéis cambiado, el espectáculo y tú, en algo?

Al ser teatro documental basado en mis propias experiencias, mi punto de vista ha cambiado, y yo, como mujer y como persona, también he cambiado. Ha sido un trabajo muy terapéutico, hemos ido modificando algunas cosas, adaptándolas a las necesidades de la actualidad. Es verdad que es súper interesante todo el proceso, no es como una ficción, aquí hay algunos matices que hacía falta cambiarlos a la actualidad.

 

La propuesta intenta acercar una mirada en primera persona sobre tu vida, una mujer trans, para que el público sepa por dónde se transita y cómo se vive algo así, tanto por ti como por la gente que te rodea.

Exacto, partimos de mi experiencia personal para ir a lo colectivo, todas las mujeres trans hemos pasado por lo mismo y eso es lo que aborda la obra de teatro, no se queda en un individual, también intenta mostrar que dentro del colectivo hay mucha diversidad. Al final queremos mostrar al público que hay mucha diversidad.

 

¿Qué has descubierto de ti misma a través de este espectáculo?

Es algo muy fuerte porque me ha ayudado a escucharme, al principio estaba muy insegura de mí misma, tenía muchos miedos internos, sobre todo con el tema de si operarme o no, al final la sociedad te empuja a la operación. Hay como una voz en el fondo que dice que si no estás operada no eres mujer. El sexo y el género son cosas diferentes y eso es algo real, hace falta hacer esa diferencia.

Me di cuenta que a la gente le gusta mucho opinar sobre tu vida y tu cuerpo y no hace falta escuchar tanto lo que opina la sociedad, sino escucharme a mí misma. Este cuerpo es mío, me pertenece y soy yo quien tiene que saber lo que quiere hacer y no los demás los que me digan qué he de hacer. Así que para mí todo esto fue un descubrimiento. Fue un camino largo porque estamos en una sociedad en el que las redes sociales son un mundo de exposición constante en el que nos comparamos siempre con los demás. Queremos ser la mujer perfecta, tenemos mucha presión social sobre los hombros. Esa presión nos perjudica y al final siempre hay que volver a escucharse primero y dejar de lado esas voces de la presión social que está y que quiere a veces impedir o escribir nuestro camino antes que nosotras mismas.

 

Te escucho y pienso en los enfrentamientos que está habiendo en estos días a través de las redes sociales con motivo de la Ley Trans. ¿Cómo es vivirlo cuando eres parte afectada?

Es complicado y muy delicado porque a menudo la gente opina sobre algo que no sabe, no han pasado por la experiencia, pero se sienten libres de opinar y dificultar el camino para mejorar las condiciones de vida de otras personas. Cuando escuchas a personas que quieren hablar por ti, es algo que realmente te frustra.

¿Sabe lo que pasa? Que vivimos en la era de las redes sociales y la gente se siente libre de opinar. Pero tanta opinión al final te pierde, te pierdes en términos, en los bulos, y no ayuda a que una persona forme sus propios criterios.

 

¿No crees que la mayoría de los prejuicios nacen de la falta de diálogo, de la distancia con lo que se rechaza?

Yo creo que todo viene de los miedos. Creo que los rechazos en general vienen de un miedo a lo desconocido, de que la gente al final teme lo que no conoce, que no sabe, y antes de informarse, de preguntar y de entender, actúan de la manera contraria, con violencia, atacando. No sé si es instinto humano, pero antes de entender, atacamos.

 

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Raphäelle en un momento del espectáculo. Foto: Alfred Mauve

 

¿Por qué crees que algunos movimientos feministas rechazan a las mujeres trans?

Yo creo que es por el miedo que tienen algunas personas a perder espacio. Al final es triste porque deberíamos mirar todas en la misma dirección en vez crear conflictos internos entre mujeres y personas femeninas o quienes se identifican como mujer. Se están creando divisiones en vez de juntarnos para pedir igualdad. Parece que entre nosotras estamos señalándonos para crear guerras internas, estamos restándonos fuerzas inútilmente.

 

¿No es esa, precisamente, la intención con la que se crea este espectáculo, para fomentar el acercamiento?

Totalmente, queremos que la gente tenga algo más de conocimiento. Mucha gente que viene a ver el espectáculo ha escuchado poco o nada sobre el tema trans. Es verdad que hemos evolucionado y se conoce algo más gracias, por ejemplo, a la serie ‘La veneno’. Es tremendo entrar en una tienda y, al escuchar mi voz o mirarme, la gente adivine que soy trans y me comente que qué bien, que cómo está cambiando todo a través de ‘La veneno’. Es muy fuerte que a mí me asocien a La Veneno por ser trans, cuando no tenemos nada que ver. Lo bueno es que la gente poco a poco va conociendo más, vamos teniendo más visibilidad y que, en el futuro, podamos ser más aceptadas por la sociedad, que las cosas sean más fáciles para nosotras.

 

¡Qué importantes son los referentes!

Yo crecí sintiéndome una mujer sin muchos referentes trans y cuando una no tiene ningún referente, es muy difícil porque no tienes con quien identificarte. Yo, por ejemplo, solo veía mujeres trans prostitutas y pensaba: “Yo soy mujer, pero no quiero ser prostituta”. Hay muchos mitos y prejuicios con las trabajadoras del sexo y no son historias positivas y el camino que se dibuja asusta. Tú misma te asustas porque no entiendes lo que te está pasando y piensas en qué es lo que ha hecho la gente que ha pasado por lo mismo, qué han pensado, cómo lo han hecho. No conoces a nadie y nadie tiene el valor de contar su historia. En tu propio entorno no conoces a nadie como tú y ves que te cuesta encajar. Es muy complicado, pero cuanto más lo hables y lo muestres, mejor será y más ayudará. Espero que en el futuro haya más referentes y que la juventud trans tenga un camino más fácil.

 

Hablando de juventud y de futuro, sé que con ‘Raphaëlle’ también habéis hecho campañas escolares. ¿Cómo reciben la obra los jóvenes? ¿qué les inquieta sobre la transexualidad?

Es interesante que, a veces, se escuchen risas en funciones de público adulto y que cuando vienen jóvenes se les note súper concentrados, muy metidos, lo reciben como algo normal. En los coloquios están más abiertos a temas a LGTBIQ, son más receptivos. Me parece genial porque ellos son el futuro, y si están más concienciados, será todo más fácil para las personas trans en el futuro. En el público joven a veces hay gente trans y te da mucha esperanza y gratitud, te sientes agradecida de poder ser un referente para esos jóvenes. Me da satisfacción pensar que puedo ayudar a alguien contándole mi historia, que se identifique y que le permita tener una vida más fácil; poder contribuir a abrir miradas y ayudar a la gente, tanto a los que están en tu misma situación como a las personas en general y que podamos compartir.

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