Recientemente he podido ver un par de espectáculos de Boris Charmatz, fabuloso creador francés (si os lo volvéis a encontrar no os lo perdáis) que suele incluir a la audiencia en sus espectáculos, con mucho tacto y exquisitez. Me he puesto a pensar, de una manera ligera y poco profunda, en el tipo de espectadoras que somos, podemos ser, o son algunas personas (y donde espero no incluirme por una cuestión de ética y responsabilidad) y me ha salido una pequeña lista, fruto de 25 años como persona que ve danza.

 

La protagonista: Persona espectadora que siente un impulso y una necesidad indomable (y del todo cuestionable) por ocupar espacio, mostrar lo que piensa de lo que ve, su parecer de la obra, durante el transcurso de ésta. Puede hacerlo de manera explícita. Por ejemplo, haciendo comentarios en voz alta dirigidos al artista, o levantándose y marchándose durante la representación lanzando improperios por lo bajini si no le satisface lo que ve. El propósito es que el patio de butacas sepa de su opinión. Pero la persona espectadora protagonista también puede serlo de manera más soterrada. Poniendo caras, bostezando abiertamente, mirando el reloj… o si le está encantando, con risas y aplausos espontáneos.

La que comenta: Persona espectadora que explica lo que está viendo a su acompañante. También puede explicar lo que le sugiere, lo que le parece o incluso cualquier cosa que no tiene que ver con la obra.

La hambrienta: Persona espectadora que siente un impulso y necesidad por comer algo mientras ve danza en un teatro. Una vez, en un montaje de Peeping Tom en Barcelona, alguien delante de mí se comió una hamburguesa que había conseguido colar. También están quiénes rebuscan en bolsillos, mochilas, etc, en busca de algo que llevarse a la boca. En estos casos suele ser un caramelo.

La fotógrafa: Persona espectadora que hace fotos (incluso con flash) y vídeos de momentos de la obra aunque se sepa que no está permitido hacerlo y se avise de ello al principio del espectáculo. He visto hacerlo incluso a algún político.

La generosa: Persona espectadora que responde a las querencias del artista y facilita el transcurso de la obra aunque le cueste. Como cuando te sacan a escena y te quieres morir, pero colaboras.

La rígida: Persona espectadora que no se mueve del asiento ni aunque de ella dependa el transcurso de la obra.

La del móvil: Persona espectadora que no puede despegarse de su actualidad y consulta el móvil en plena función iluminando su zona (a veces también tu cara) con la luz de la pantalla y sacándote del espectáculo.

La que aplaude sin saber si la obra ha terminado. En danza contemporánea pasa mucho. Y se suele dar porque la persona espectadora no aguanta el escenario vacío y/o las luces apagadas ni los silencios. La intención suele ser buena: para que la artista o compañía no se sienta mal sin aplausos.

 

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