¿De dónde viene tu amor por las Artes Escénicas? ¿Siempre fue la primera opción en tu vida?
Mi amor por las artes escénicas ha ido creciendo poco a poco desde pequeña. Tuve la suerte de que mis padres me acercaran al mundo del arte a través de la música y la danza, hasta dar con el teatro, apasionarme y darme cuenta de que era el espacio donde todo confluía. Donde todo podía hacerse posible dentro de lo imposible.
Háblame un poco del programa Erasmus de la RESAD. ¿Puedes elegir ir a cualquier escuela pública europea de Teatro?
Tengo que reconocer que no investigué en muchas más escuelas que no estuvieran en Portugal o Italia porque sabía que no quería ir a otro lugar. Al final acabé apostando todo por ir a Lisboa. Aún así, sin llegar a profundizar demasiado, sé que hay bastantes opciones, pero hay escuelas que están más preparadas para algunas especialidades que otras. Y, también, todas estas tienen que formar parte del programa de Erasmus.
¿Y por qué elegiste marcharte a Lisboa? ¿Cómo ha sido la experiencia de estudiar allí?
En mi casa siempre ha estado muy presente Lisboa porque tengo familia allí y he crecido escuchando hablar a mi madre y mi abuela de lo especial que era. Y, en realidad, esta fue la primera razón por la que me interesé por la escuela. Pregunté cómo había sido la experiencia a otros compañeros y profesores que ya habían estado. Todos coincidían en que sin duda era algo bastante diferente al paradigma teatral español, más experimental, y así era. Entonces, husmeé un poco más en toda la corriente artística que tenía lugar allí y me enamoré de la idea de ir a Lisboa.
He podido conocer otras formas de lenguajes escénicos. Allí el teatro es un dispositivo multimedia. Es extraordinario. Es decir, he podido contactar con otra sensibilidad y, por tanto, con una manera completamente distinta de vivir y de hacer teatro que es mucho más caótica, en el sentido poético del término, y abierta a cualquier propuesta; bastante diferente a la escena española, aunque Portugal y España estén tan cerca.
También te estás formando en Italia, en la Escuela de Claudia Castellucci. ¿Encuentras diferencias sustanciales en los sistemas de trabajo en los tres países?
El contacto que he tenido en Portugal y en España ha sido mucho más extenso que en Italia, ya que, en este país, mi experiencia, profunda y directa, pero mucho más breve, ha sido con Claudia Castellucci durante estos últimos veranos, por lo que conozco mejor los sistemas de trabajo de Portugal y España. Y, efectivamente, encuentro grandes diferencias en ambos, partiendo de que, en Portugal, hay una mirada hacia lo internacional y hacia lo tecnológico mucho más amplia y abierta, bueno, muchísimo más, que hace que su visión del proceso creativo pueda contener propuestas explosivas, sorprendentes, difíciles de concebir fuera de esa visión tan particular.
Y a nivel de cómo la ciudadanía percibe las Artes Escénicas, ¿encuentras también diferencias entre Portugal, Italia y España?
Si por ciudadanía, quieres decir, cómo percibe el público las Artes Escénicas, puedo decir que en Italia el público aplaude cuidadosamente lo justo, en España el público aplaude considerablemente y confortablemente sentado, y en Portugal el público aplaude desaforadamente, mucho y de pie. Lo dejo para la reflexión.
¿Tienes claro ya si tu lugar va a estar arriba en el escenario, te ves más dirigiendo o de momento quieres seguir explorando todo?
Tengo claro que me gusta explorarlo todo. En ello estoy y voy a estar. Pero tengo aún más claro que me veo dirigiendo, es con lo que más disfruto, y, sinceramente, siento que es a lo que me quiero dedicar.
¿Cómo surge la idea de crear este proyecto sobre Otelo? Aunque vuestra propuesta gira en torno a la figura de Iago. ¿Cómo habéis trasladado esa figura y sus tribulaciones a la actualidad? ¿En qué aspectos os habéis centrado?
La propuesta surge de la asignatura Encenaçao (Dirección). Se nos propone realizar un proyecto partiendo de la pieza de Otelo. Lo primero fue organizar un equipo de trabajo. Aún sin saber hacia dónde nos dirigiríamos, intuimos que nuestros esfuerzos se centrarían en el personaje de Iago. Comenzamos a investigar colaborativamente poniendo el foco en qué representaba para nosotros. Debatimos mucho. Proponíamos investigaciones escénicas a partir de todo sobre lo que acordábamos acerca del personaje. Y crecía con fuerza la relación desbordante entre Iago y el poder del lenguaje. Un poder capaz de convertir un espacio en otro, una cosa en otra cosa, impidiéndonos identificar lo que es real de lo que es creado a través de la manipulación de las palabras. Esto no deja de suceder con la infinita cantidad de informaciones que recibimos diariamente sin objetar por nuestra parte una valoración crítica de las mismas.
Vuestra propuesta bebe del texto original, pero es una creación coral de todo el equipo. ¿Cómo habéis elaborado ese texto? ¿Habéis plasmado vuestra propia visión sobre la manipulación o las ansias de poder?
La manipulación y las ansias de poder, van de la mano. Debíamos plasmar nuestra visión sobre esto, hilándolo con nuestras apreciaciones sobre Iago. Necesitábamos un esqueleto en el que se aglutinasen estos aspectos: la selección de fragmentos del texto original que nos interesaban, la inclusión de textos propios escritos a propósito, y la incorporación de tiempos para facilitar improvisaciones a partir de ciertas situaciones dadas. Creo que conseguimos una buena herramienta que encauzara y estructurase todas las ideas que se habían generado desde el principio.
¿Qué importancia tiene hacer Otelo hoy en día?
Hacer Otelo es importante hoy en día para descubrir quiénes son los Iagos de nuestros días. La exploración de este personaje nos ha permitido poder expandirlo. Más allá del malestar que siempre ha provocado, hemos alumbrado nuevas lecturas: quiénes son los Iagos de hoy, quiénes los Otelos, quiénes son al mismo tiempo uno y otro, ¿cuándo y en qué circunstancias cualquiera de nosotros puede convertirse, también, en Iago?
¿Cómo ha sido el proceso de creación de vuestra obra en dos lenguas distintas? ¿Ha amplificado el mensaje del texto original, de alguna manera?
Para nosotros, como equipo, tanto el español como el portugués han convivido en este proceso y han dado lugar a una forma de comunicación nueva, dentro y fuera del ámbito de trabajo. El lenguaje ha sido protagonista de nuestra comunicación y creemos que también será protagonista frente al espectador, porque le dará la oportunidad de amplificar un mensaje a través del entrelazamiento de dos lenguas distintas que beben de la misma raíz.
¿Este equipo de trabajo que habéis formado termina aquí su camino o tiene posibilidades de seguir trabajando juntas en el futuro?
Espero y deseo que este equipo continúe en el futuro y, aunque a partir de este año cada uno toma diferentes caminos, porque tres de nosotros volvemos a España a seguir estudiando y trabajando, y los otros acaban de terminar la escuela y continúan buscando sus caminos, sé que vamos a estar siempre dispuestos a trabajar juntos y a pensar y compartir nuevos proyectos aunque sea en la distancia, del mismo modo que ahora, retomando, entusiasmados, nuestra propuesta para Imparables.
¿Tienes intención de formar compañía propia para expresarte a través de tu propio lenguaje?
Me encantaría formar una nueva compañía en la que poder trabajar colectivamente. Y puedo decir, con mucha ilusión, que actualmente estoy en proceso junto con compañeros y amigos de formar una compañía de la que espero tengáis noticias muy pronto.
Por cierto, me encanta el título de la obra, y en portugués es mucho más bello aún. Puedo hacer un paralelismo entre el trabajo de dirección teatral, por ejemplo, que existe para dar forma a las palabras de otros… ¿Lo ves así? ¿A qué hace alusión el título?
El título definitivamente queda abierto a la imaginación de cada uno y puede sugerir infinidad de posibilidades. Para mí, este título, Instruções para existir por outras palavras, tiene que ver con cómo el poder de estas ‘outras palavras’ es tan fuerte que puede transformar lo que tenemos ante nuestros ojos solo con el lenguaje.
¿Y los seres humanos, en general, somos o existimos en función de lo que los demás dicen de nosotros?
Me gustaría creer que no es así. Nosotros no somos, ni existimos por las palabras de los demás. Pero cómo no estamos seguros nuestra propuesta indaga en ese conflicto.
A la gente joven se os tacha de individualistas, pero creo que también estáis cambiando ciertos parámetros de esta profesión. Yo siento que estáis introduciendo los cuidados en los trabajos, que hay más horizontalidad, más trabajo en equipo, que hay mucha más diversidad, que hay diferentes miradas muy necesarias. ¿Lo ves así? ¿Crees que hay un cambio apreciable en las Artes Escénicas con respecto a generaciones anteriores?
Es curioso, se nos tacha a los jóvenes de lo mismo que a la gente ‘vieja’. Creo que, a diferencia de esa ‘gente’, nosotros hemos crecido en grupo. Los jóvenes nos hemos educado así. Trabajar y experimentar y vivir en grupo era y es fundamental para todo. Nuestra forma de crecer en el aspecto creativo se fundamenta en el diálogo, en la puesta en común, en la discusión, en el acuerdo. Me parece que este es nuestro paradigma. No podemos olvidar, sin embargo, la figura clásica y jerárquica de la dirección escénica, que, por otra parte, ha dado también excelentes resultados. Hoy en día conviven estos dos estilos. No es preciso decir en qué lado estoy ahora mismo.
Ya estuviste el año pasado en Imparables formando parte de Los nadadores nocturnos. Ahora das un paso más. ¿Qué supone para ti formar parte de una muestra como esta?
Fue un placer participar el año pasado en Los nadadores nocturnos dentro de Imparables. Creo que pudimos ver un proyecto muy interesante al que dedicamos mucho esfuerzo y dedicación. Supuso, además, tener una oportunidad fuera de la escuela gracias a la muestra. Poder compartir aquello que construimos, poder contar con un espacio para ponerlo en pie y después continuar, supuso un impulso, un estímulo indispensable. Nunca estaremos suficientemente agradecidos. Sin embargo, al regresar aquí, Imparables es más que una oportunidad, se convierte en un hogar para nosotros.
¿Qué me puedes decir de la labor que hacen espacios como Nave 73 por el teatro de esta ciudad y por las Artes Escénicas en general?
Si no existieran estos espacios, tendríamos un teatro sin articulaciones, sería un cuerpo quieto, estático, sin ninguna gracia, le faltaría todo el movimiento de las piernas y los brazos. Con la cabeza no me meto porque eso es patrimonio de toda la comunidad teatral. Así, el hecho de que Nave 73, como aquellos espacios off de Madrid que, a pesar de todas las dificultades, se mantienen y continúan acogiendo a compañías más pequeñas y proyectos emergentes, tengan una vida fructífera y larga es una cuestión de salud teatral universal. La existencia de estas salas y escuelas, que acogen y dan oportunidad a estos grupos y propuestas más nuevas, cubre un espectro de la escena que no tiene cabida en los grandes teatros.
Curiosamente, como apunte, estos grandes espacios se han hecho eco del éxito de producciones más pequeñas adaptando salas dentro de sus recintos para asumir montajes de las características anteriores.
¿Cómo ves la escena teatral madrileña? ¿Sientes que se os dan oportunidades a lxs jóvenes creadores?
Creo que poco a poco aparecen cada vez más opciones para jóvenes creadores en la escena teatral madrileña y podemos ver más diversidad de proyectos nuevos, gracias a la sensibilidad de los responsables de las salas Off de Madrid que acogen con entusiasmo estos proyectos.
¿Cómo de cercano ves que el nombre de esta muestra defina tu trayectoria como creadora?
Me veo imparable… de momento.