Un proyecto creado por y para los chavales

 

Me bajo del vagón. “Sal por Alcalá impares”, dice Google Maps. Subo las escaleras que me llevan de la rápida vida subterránea a la rápida vida de la superficie y, acostumbrada a ese ritmo, comienzo a caminar rápido, aunque no tenga prisa.

La pantalla de mi móvil me indica que debo girar a la derecha por una especie de pasadizo. Unos metros separan calzada y vegetación.

“¿Qué es esto y por qué no he estado aquí antes?”, me pregunto. Maps me sigue hablando mientras yo le subo el volumen a mi música y aminoro el ritmo. Quiero disfrutar del espacio. No obstante, miro la pantalla a menudo para llegar correctamente a mi cita. Cada vez me adentro más entre los árboles, pasando del camino asfaltado a la ruta de arena, y yo no puedo evitar sentir que no es por aquí. Pero me equivoco, tras salir del parque y atravesar lo que parece un parking de oficinas, un cartel grande me indica que estoy en Espacio Abierto.

Son las 16h30. Llamo a María, la encargada de comunicación del espacio, tal y como habíamos quedado. Mientras llega, observo la naturaleza que envuelve al edificio y ojeo los folletos de la entrada. Una sonrisa se apodera de mi rostro. Pinta bien la tarde.

 

Bienvenida a Espacio Abierto

Cuatro sillas blancas forman un círculo en medio de una sala también blanca. En ellas estamos Beatriz de Torres, directora artística del centro; Belén de Santiago, directora y dramaturga del proyecto y perteneciente a Cross Border Project; María San Martín, encargada de la comunicación de Espacio Abierto; y una servidora.

Se han prestado a reunirse conmigo antes del ensayo para charlar sobre la obra y el proceso de creación. Es algo que me ha gustado, ya que en ese detalle se refleja perfectamente la filosofía de Mundo Quinta: es algo creado por y para los chavales. No influir en sus horas de ensayo demuestra la importancia que las responsables saben que tiene esta actividad para ellos y la seriedad con la que Espacio Abierto se toma el proyecto que, posteriormente, pasa a formar parte de su programación.

¿Me quieres alfileres? es el proyecto creado para la cuarta edición de Mundo Quinta, que se representará los días 25 y 26 de junio en Espacio Abierto Quinta de los Molinos y, posteriormente, se moverá por otras salas de Madrid.

¿El tema a tratar?: La forma de relacionarse. “Queremos dar visibilidad a que hay muchos tipos de relaciones y muchas maneras de reaccionar a esas relaciones”, nos explica Thy, una de las actrices del proyecto. “Buscamos mostrar también los puntos comunes y las diferencias generacionales al respecto”, añade Andrea.

Bajo este título y mediante personajes como Venus, Boo, la abuela Felisa o la idea de unas Flora, Fauna y Primavera bisexuales, los jóvenes hablan no solo de relaciones románticas, sino también de amistad, relaciones familiares y de cómo la propia persona transita todo lo que le pasa y, a veces, deberá tomar una decisión difícil en beneficio del autocuidado y las relaciones beneficiosas para ambas partes. Y es que, a menudo, damos por hecho que todos sentimos igual y nos frustramos cuando el otro no actúa como lo haríamos nosotros, pero hay múltiples formas de querer y de sentir y debemos interesarnos por dar cabida a todas para, así, relacionarnos de una forma más enriquecedora con los demás.

Así lo explica Ares, otra de las componentes del grupo que, actualmente, es una de las estudiantes de Dirección más jóvenes de la RESAD. “Personalmente, quiero aprender a relacionarme mejor con otra gente y saber cómo viven ellos las relaciones y cómo puedo yo llevar una relación sana con ellos”.

 

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Adentrándose en la técnica verbatim

Para conseguir conocer esas otras formas de sentir y relacionarse, los ‘quintis’, como se hacen llamar, han recurrido al teatro documental para contar sus propias vivencias y conflictos. Además, se han introducido en la técnica verbatim, utilizada por Cross Border Project en algunos de sus espectáculos. “Esta técnica parte de la realización de una entrevista en torno al conflicto elegido. Luego, esta se transcribe respetando el lenguaje con el que habla la persona: las pausas, el acento… Para terminar, se estudia con el audio, no con el texto”, explica Belén de Santiago, directora del proyecto. “Esto también es una cuestión política que tiene que ver con la idea de que el lenguaje es identidad. Hay mucha diversidad en cuanto a formas de expresarse y, normalmente, en las representaciones se vuelve más neutro”. Lograr romper con esto no es fácil. Sara, integrante del grupo, opina que llevar la personalidad del entrevistado a escena sin que parezca una burla o se quede en un estereotipo no ha sido fácil y ha supuesto el mayor reto para ellos.

 

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Esta técnica, cuyo nombre es un latinismo (verbatim: palabra por palabra y letra por letra, exacto), se ha utilizado en algunos monólogos de la obra y ha sido la base para, posteriormente, encontrar la gestualidad de los personajes. Para su creación, cada uno de los trece componentes de ¿Me quieres alfileres? debía entrevistar a dos personas, a poder ser de generaciones distintas, pero ¿cómo fue la elección de sus musas?

“Yo elegí a mi amiga porque es una persona muy misteriosa y con mucho trasfondo. Cuesta que se abra y me interesaba mucho la posibilidad de poder preguntarla lo que quisiera y poder, así, conocerla más”, explica Thy. “Yo entrevisté a mi abuela, de 93 años, porque me interesaba mucho la brecha generacional. La otra persona que elegí fue una amiga que pasó por un cáncer, ya que quería saber cómo vivió en esa situación sus relaciones”, añade una de sus compañeras.

Además, gracias a este proceso, los jóvenes han conectado más con sus seres queridos. “Sabía que mi madre había hecho judo, pero, al entrevistarla, vi cómo se le iluminaba la mirada y la emoción que tenía al hablar de ello y me sorprendió no haber hablado antes con ella del tema”, explica Sara.

Pero la técnica verbatim no ha sido el único reto vocal al que se han enfrentado los protagonistas. Los tan populares podcasts han servido como punto de unión de las historias y, para entender cómo funciona una locución radiofónica, han contado con la ayuda especial de Daniel Galindo, de RNE.

 

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También han podido trabajar las relaciones con la terapeuta y artista Paula Lafuente y la actriz Anahí Beholí. Todo esto se suma a la formación regular de movimiento escénico impartida por Ángel Perabá.

Este ‘salir’ de ellos mismos para conseguir mostrar, durante los monólogos elegidos, a sus entrevistados, no ha sido tarea fácil. “No sé hasta qué punto estoy siendo ella o estoy siendo yo con rasgos que he adoptado de ella”, reflexionaba Thy.

 

Eligiendo un título

Tras toda la tarde viendo de primera mano cómo trabajan, llega el momento de la despedida, pero antes no puedo evitar preguntarles de dónde viene el título ¿Me quieres alfileres? Entre risas, tratando de ponerse de acuerdo sobre cuál fue el momento concreto de la elección, me cuentan que este surge en la clase abierta anual. Mientras buscaban un nombre que ponerle al podcast, los padres de dos de los miembros sugirieron las expresiones ‘Me quieres, alfileres’, ‘Me ajuntas, sacapuntas’ y ‘Me adoras, lavadoras’, que se remontaban a su infancia. Fue esa primera opción la que cautivó a los creadores, eso sí, entre interrogaciones.

Y es que las relaciones, al igual que las personas, son toda una incógnita. Por ello, no debemos olvidarnos nunca de preguntar sobre aquello que nos mantenga en vilo, para poder crear vínculos sanos, positivos y responsables afectivamente con los demás.

 

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Espacio de confianza y libertad

Ahora sí. Me despido de los enérgicos protagonistas de mi día y, tras coger mis maltratados folios pintarrajeados con anotaciones que probablemente no llegue a usar, me dirijo con María hacia la salida. Dedico un último (solo por el momento) vistazo a las telas de colores del patio interior, que rompen con los folios en blanco que son sus salas de ensayo. Me pongo de nuevo mis auriculares y, con una sonrisa aún más grande que con la que entré, vuelvo a la arboleda que pone a Suanzes en standby.

Me voy con un gran sabor de boca. Mundo Quinta es una maravillosa puerta de entrada a la creación, sí, pero también es hogar para la generación del futuro. Entre sus blancas paredes, los jóvenes encuentran el espacio idóneo para debatir y compartir preocupaciones y sueños que, a menudo, no comparten en otros entornos de su vida. Allí se sienten libres y “sin filtro”. Y es que los miembros de ¿Me quieres alfileres? se respetan, se cuidan y se quieren, pero no con alfileres, sino de verdad.

 

Mundo Quinta 4 lo integran: Allison Ortiz, Andrea Santamaría, Ares B. Fernández, Bravo Sánchez, H4r0l0, Itziar G. Licht, Jakov, Javier Hidalgo, Julia, Lucía Ruiz, Ruth Martín, Sara Ramírez y Thy. También han formado parte del proceso: Marina Izquierdo, Leonor García, Yadira Saenz, Miranda Castrejón, Paula Rejis, Manuela Hernández y Carlimar Flores.

 

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