El día 15 de Febrero, en el Teatro del Barrio tendrá lugar la proyección de Cuerpos de la vejez, una campaña audiovisual contra la fobia social al envejecimiento del cuerpo de la mujer.

 

Hacia una reapropiación del cuerpo.

 

 

Por Francesca Todeschini

Foto de portada Justin P. Brown

Nada se ve mientras no se ve su belleza.
Entonces, y sólo entonces, adquiere existencia
Oscar Wilde

 

El proyecto es el fruto de una estrecha colaboración entre la doctora en neurociencias, actriz y bailarina Lucía Callén – también creadora y directora del mismo – y Las Lideresas de Villaverde, un grupo de mujeres mayores de sesenta y cinco años, que se constituyeron en 2013, en el seno de un programa impulsado por el Ayuntamiento de Madrid para contrastar la desigualdad de género en las juntas directivas de los centros municipales de mayores del distrito de Villaverde. Lo que se planteó como un proyecto piloto fue cogiendo vida propia, mucho más allá de lo esperado. Desbordando las paredes de los espacios comunitarios destinados a la tercera edad, hoy Las Lideresas participan activamente de la vida pública de Villaverde, configurándose como agentes de cohesión de otros grupos sociales del distrito, e incluso llegando a tener un espacio propio en la Radio. Es precisamente en los estudios de OMC Radio donde ocurre el encuentro entre Las Lideresas y Lucía. En 2016, Callén les dirige el programa radiofónico #ConMayorVoz, una iniciativa financiada por el Ayuntamiento de Madrid (2016-2017) y Obra Social La Caixa (2017-2018). El proyecto consistió en un primer ciclo de formación en materia de comunicación radiofónica 2.0, tras el cual pudieron generar activamente su propio contenido.

 

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Las Lideresas de Villaverde

Si el programa radiofónico les devolvió la voz, el proyecto audiovisual, Cuerpos de la vejez, les restituye el cuerpo y una nueva forma de habitarlo. El proyecto se constituye de cinco piezas, cinco retratos de mujeres mayores (Paloma, Fe, Manuela, Julia y Carmen) que deciden contar su historia a través del propio cuerpo. Las cicatrices, las heridas, las arrugas y las erosiones que la cámara delicadamente atestigua, se configuran como una constelación dérmica que desvela otra narrativa de lo femenino,
otra manera de entender la belleza, desvinculada de ese imaginario colectivo que tiende a censurar todo signo de transformación fisiológica en el cuerpo de la mujer. El cuerpo desnudo, sus articulaciones de presencia y la temporalidad de sus acciones están en el centro de la propuesta, que se desarrolla como una invitación a mirar desde el interior, desde el microámbito doméstico, espacio por antonomasia de la invisibilidad femenina. Las cinco piezas podrían entenderse como una performance serial. Se configuran como variaciones sobre un mismo tema, es decir la tentativa de reconquistar un espacio de visibilidad y de reapropiarse de la representación de la propia imagen. El conjunto de los fragmentos da vida a un todo orgánico, a ese cuerpo único auspiciado por la dramaturga y filósofa Olympe de Gouges, fruto de una acción colectiva generadora de una subjetividad nueva.

 

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Las lideresas de Villaverde junto a Lucía Callén.

Asistimos a un acto poético, reivindicativo a la par que estético, algo que, en retrospectiva, caracteriza toda la producción artística de Callén. En este trabajo de dirección y dramaturgia emergen de manera inequívoca las herramientas básicas de las que Lucía se sirve en su investigación estética: el teatro físico y la danza butoh. Callén es una de las representantes del Butoh en España. Esta práctica japonesa, que muchos definen “danza del alma” o “danza de la oscuridad”, por su configuración grotesca, se
caracteriza por ser una danza que da expresión al inconsciente. En sus actuaciones, los performers exploran movimientos corporales que no están ligados a formas codificadas o determinadas (a modo de pasos coreográficos, por ejemplo) sino que tienen la característica de ser pre-expresivos, en el sentido de que subyacen al “uso aprendido” del cuerpo. El bailarín busca una corporeidad diferente, que manifieste aquello que permanece oculto tras la máscara cotidiana de la identidad individual y social (P. Aschieri, 2015). De allí que algo característico es utilizar la pintura blanca como recurso para deshacerse de las caracterizaciones estereotipadas del yo. Se trata de una técnica de vaciamiento que implica no solo al performer, sino también al público, que, de forma mimética, es capaz de ver ese cuerpo otro y participar de su metamorfosis.

En Cuerpos de la vejez, Callén nos acompaña dentro de un ritual colectivo. Si Las Lideresas se liberan de esos velos que durante toda la vida han “tapado sus vergüenzas”, devolviéndonos una imagen totalmente nueva de las mismas; el ojo de quien asiste, a su vez, deja atrás todo lo que sabe sobre el cuerpo de la mujer mayor, sorprendiéndose delante de esta nueva poética de lo femenino.

Más información desde la web del Teatro del Barrio.

NOTA: El 16 de Febrero habrá otra proyección del proyecto dentro de las Jornadas de Teatro y Feminismos organizadas por la RESAD.