SUSCRÍBETE

La búsqueda, la familia y la máscara de Kulunka Teatro

Edu Cárcamo: “El tema nuclear de Forever es la incomunicación”

La compañía teatral con origen en Hernani, Kulunka Teatro, -que traducido del euskera significa ‘balancear’, ‘mecer’ o ‘acunar’- presenta en diciembre en el Teatro María Guerrero, en coproducción con el CDN,  Forever, su tercer espectáculo de máscara tras el éxito de sus anteriores montajes André y Dorine y Solitudes.

La obra, que comenzó a gestarse hace dos años, es una creación colectiva con dramaturgia de Edu Cárcamo, José Dault, Garbiñe Insausti e Iñaki Rikarte y dirigida por este último.

La pieza se desarrolla sobre un escenario giratorio, con un lenguaje cinematográfico, en el que cada máscara y cada objeto forman parte de esta historia universal sobre la familia. Este minucioso trabajo sin palabras se adentra en la vida de una pareja que soñaba con tener un hijo y que, al tenerlo, se da cuenta de que no era lo que habían proyectado juntos.

Una historia atravesada por la paternidad, la educación, la discapacidad, la sobreprotección, la sexualidad o la violencia.

Esta conversación con Edu Cárcamo pretende ser un pequeño avance para los lectores de la revista. Tú decides, después de leernos, si te subes a este columpio y te dejas balancear por esta compañía.

Este es el tercer montaje de teatro de máscaras de vuestra compañía. Con la trayectoria que tenéis a vuestras espaldas y el éxito acumulado a nivel mundial, ¿seguís enfrentándoos al miedo previo al estreno?

Nuestra primera experiencia con máscaras fue para la creación de André y Dorine en 2010 y nos lanzamos con una incertidumbre total. Nunca habíamos trabajado con máscaras, no conocíamos el lenguaje; nos pusimos a jugar e investigar con una técnica nueva. André y Dorine se creó desde el no saber, el juego y la inocencia, en un tiempo récord. En ese momento, ni se nos hubiera pasado por la cabeza que 13 años después lleváramos hechas casi 800 funciones, visitado más de 30 países y la repercusión que la función ha tenido, para nada.

En 2015 creamos Solitudes, que en 2018 fue la ganadora de los Premios Max, y este año hemos estrenado Forever. Una vez que ya hemos ido descubriendo el lenguaje de la máscara expresiva, que hemos ido haciéndonos un poco con la técnica y con las limitaciones que la máscara tiene para el actor, nos hemos ido planteando nuevos retos. Con cada espectáculo hemos tratado de evolucionar a nivel dramatúrgico, a nivel técnico, a nivel de espacio escénico… Supongo que los montajes también reflejan nuestro momento vital, cómo nos encontramos, cómo ha ido evolucionando la compañía, cómo hemos ido relacionándonos nosotros como creadores en esta familia teatral que hemos formado. Nuestras creaciones cada vez son más complejas, los retos son mayores, nos conocemos más, es más difícil sorprendernos y hacerlo con el público. Tal vez nuestras historias cada vez son más maduras, con más matices.

 

¿Cómo se orquesta montar un espectáculo que no tiene texto, pero que a su vez tiene tanto que decir o contar? 

El reto para nosotros es la dramaturgia. Es lo que nos cuesta más porque, aunque la máscara es un lenguaje muy potente, también es un lenguaje limitado, oculta el rostro de los actores, no tenemos palabras. Y luego, por nuestra propia infraestructura, el hecho de ser tres personas en escena condiciona lo que podemos contar. Lo que perseguimos es contar historias que nos interesen y con las que nos sintamos comprometidos. Es un proceso de búsqueda con la máscara que te obliga a ser muy esencial, a tratar de encontrar qué es eso que quieres decir, de la manera más elocuente y precisa, para que sea inequívoco para el público.

 

Si con un texto se construye y se van haciendo diferentes versiones, ¿cómo se realizan las distintas versiones de la dramaturgia de un espectáculo como este?

El proceso de creación de Forever han sido siete meses de ensayos repartidos en los últimos dos años. Cuando nos metemos en la creación, invertimos mucho tiempo. En Forever hemos estado básicamente Iñaki, Garbiñe, José y yo en la sala de ensayos. Luego, ya se ha ido incorporando el resto del equipo artístico porque, por ejemplo, la música y el espacio sonoro para nosotros es un elemento fundamental de la dramaturgia. Para crear la historia, que es el grueso del trabajo, en este caso partíamos de una situación extrema en el núcleo familiar y lo que pretendíamos era tratar de entender cómo se puede llegar hasta ahí. Qué les puede pasar a los personajes para llegar a esa situación. Desde ahí vamos planteando las escenas, las vamos tratando de poner en pie y, poco a poco, vamos matizando, vamos modificando, qué nos encaja, lo grabamos, lo vemos, lo discutimos… es un proceso laborioso. Hay veces en las que nos estancamos en estas diferentes fases que te he contado de Forever, nos poníamos unas metas, a veces las cumplíamos, la mayoría de las veces no, dejábamos el trabajo grabado y teníamos un periodo para darle vueltas, para pensar, para retomarlo y siempre probando. Lo que, de repente, parece que funciona luego lo ves con la perspectiva del tiempo y no era como pensábamos o no nos transmitía lo que creíamos. Un proceso muy democrático, muy artesanal.

 

 

Todo este proceso del que me hablas, ¿se llega a testar con público?

¿Sabes qué ocurre? Que con el tema de las máscaras es muy difícil hacerte a la idea realmente si no tienes el contexto de la puesta en escena, de los objetos que se están utilizando, porque al no tener palabras al final estamos dialogando con ellos. Todo el contexto es muy importante. Si no conoces el lenguaje y yo te lo cuento, o te lo enseño a medias, a veces es un poco difícil hacerse a la idea de qué estamos hablando concretamente. Cuando lo hemos ido mostrando a nuestra gente más cercana es cuando, de alguna manera, está muy elaborado o muy avanzado el proceso, porque sino es un poco difícil hacerse a la idea.

 

En Forever se habla de una pareja que desea tener un hijo que, de hecho, lo tiene, pero que luego las circunstancias de la vida comienza a alejarlos. 

Todos proyectamos cosas en nuestras vidas y casi nunca se cumplen, un poco en eso consiste vivir. Forever cuenta la historia de una pareja que cada vez se aleja un poco más de lo que un día soñaron que iban a ser. Habla de nuestras ilusiones, de nuestros sueños, de lo que proyectamos en el futuro y de cómo a veces los avatares de la vida y nuestras decisiones hacen que esos sueños que teníamos, esas ideas o esos deseos, no puedan realizarse. Ahí las cosas ya empiezan a complicarse, a resultar más interesantes teatralmente. Y ahí es cuando vamos a ver a los personajes en conflicto, cuando vamos a tratar de entenderles y cuando vamos a ver cómo actúan. Unas veces con acierto y otras muchas, equivocándose.

 

¿Hasta dónde puede arrastrar la incomunicación a una familia? 

En Forever hablamos de muchos temas, pero quizá el tema nuclear sea la incomunicación, y quizá sea el mayor conflicto que tienen sus personajes. ¿Por qué ocurre?, ¿qué ha podido pasar para llegar a esa situación? Eso es lo que vemos durante la función…

 

La búsqueda, la familia y la máscara de Kulunka Teatro en Madrid
El actor Edu Cárcamo.

En esta situación que se lleva al límite, ¿cómo se logra ese equilibrio para que el público no juzgue a los personajes?

Esto también ha formado parte de la creación. A medida que íbamos avanzando en la dramaturgia, hemos tenido que tomar decisiones para poder mantener el interés de la trama, para no tener un personaje que sea malísimo y otro buenísimo, para no tener víctimas y verdugos, sino para que de alguna manera los errores, los aciertos, las culpas, estén un poco repartidas para que la historia te enganche y tratar de comprender a todos los personajes.

 

¿Qué papel juega la música en esta historia?

En nuestros espectáculos de máscaras la música es fundamental. Luis Miguel Cobo ha sido el encargado de la música y el espacio sonoro de Forever. Al no tener texto, al no tener palabras, hay muchas veces que la música se convierte en la atmósfera, o en un personaje, y en ocasiones el silencio, en contraste con la música o con el espacio sonoro, cobra relevancia también.

 

¿Se encuentra al mismo nivel de la música y el espacio sonoro el movimiento del cuerpo?

Esto es algo que nos lo preguntan mucho y la verdad, creo que no. No dedicamos demasiado tiempo al trabajo corporal. Ten en cuenta que estamos ensayando mucho. Nosotros en vez de escribir con el ordenador y el teclado, estamos escribiendo en la sala de ensayos con el director, el espacio y los intérpretes. Estamos muy habituados a repetir las escenas y no sentimos la necesidad de meternos en un trabajo específico de composición de personaje porque lo vamos incorporando durante todo el proceso y es algo, en principio intuitivo, que se termina ajustando a fuerza de repetir.

 

Y se parte de la decisión de tener un escenario giratorio que, de hecho, viendo el tráiler parece como un plano secuencia.

Efectivamente, la función podría parecer un plano secuencia. En esta ocasión, esta plataforma giratoria y circular nos ayuda como metáfora de las vueltas que da la vida y, al final, estas vueltas forman una especie de espiral que va ahondando en el interior de estos personajes y de los conflictos que han ido surgiendo durante todos estos giros que su vida ha ido dando.

 

Trabajar con esta premisa imagino que ha tenido que ser un reto…

Pues sí. Técnicamente es un reto. Nos parecía que por lo que nos aportaba artísticamente merecía la pena correr ese riesgo. Y los productores, Garbiñe y José, lo han asumido. En un momento pensamos que la historia lo necesitaba y han apostado por ello.

 

La búsqueda, la familia y la máscara de Kulunka Teatro en Madrid

 

¿Qué tipo de público viene a veros? ¿Os encontráis con espectadores que han tenido prejuicios con montajes de estas características porque, por ejemplo, pensaran que pudieran aburrirse? 

Yo creo que hay un sector del público que igual tiene prejuicios o que, a priori, pueden pensar que es un poco aburrido; o, a lo mejor, que no lo van entender porque no hay palabras y es con máscara. Puede resultar un poco ajeno e incluso un poco extraño. Nuestra experiencia en estos trece años que llevamos, con casi mil funciones, es que realmente no es así. Por lo general, el público entiende sin ningún tipo de dificultad lo que estamos contando y, en principio, tiene una aceptación estupenda. El público al que va dirigido es a partir de 12-14 años. Las funciones no son para público infantil, son para público adolescente y adulto.

 

Habéis contado muchas veces que la gente recuerda vuestros espectáculos con texto, o que las máscaras sufren cambios de expresión, ¿puedes contarnos cómo se logra esa magia? 

Nosotros utilizamos la máscara expresiva que es una máscara rígida, no se mueve, perdemos las expresiones de los actores y no hay texto, lo que hace que el público esté muy activo. Y con lo que nosotros aportamos, con nuestras interpretaciones, con lo que va sucediendo en escena y con las reacciones de los personajes, el público completa la función y lo que sucede en las escenas. Es verdad que hay gente que pasado un tiempo lo recuerda con texto. Imagino que eso es porque son las frases que el público va completando de una manera intuitiva, de una manera casi automática para ellos. Y muchos, efectivamente, ven a las máscaras reír, llorar, sorprenderse, enfadarse… precisamente por eso, ¿no?, porque es como que el público va completando cada fotograma, va completando cada escena, pero de una manera totalmente natural, fluida, sin esfuerzo.

 

Es como enfrentar el poder de la máscara frente al poder de la palabra, ¿no?

Sí, desde luego, y también por la conexión entre la propuesta que hay en escena y el público que está asistiendo. La función la hacemos los actores, los técnicos y el público, la hacemos juntos. Y yo creo que eso es una de las cosas más especiales que tiene el asistir a un espectáculo de máscaras.

 

Las historias que contáis son universales, pero no sé si percibís algún tipo de cambio cultural cuando se representan en otros países. Pienso en China, viendo a André y Dorine, con el respeto que tienen a sus mayores, algo que en España no está tan inculcado o, por ejemplo, ahora con Forever que se habla mucho de la incomunicación en el seno familiar, igual en Argentina que tienen más relación con ir a terapia la gente se comunica más en su familia…

Es una pregunta súper adecuada. Es cierto que tratamos de contar historias universales. Por ejemplo, una cosa muy recurrente en nuestros espectáculos de máscaras es que el contexto sea la familia. En parte es porque, al trabajar con este lenguaje, con las limitaciones de las que hemos estado hablando, los contextos que de alguna manera para nosotros son reconocibles, nos ayudan mucho porque nos ahorra tener que dar muchas explicaciones, nos ahorra tener que invertir tiempo en crear escenas para explicar la situación en la que estamos. Y como, finalmente, estamos hablando de cosas como la familia, el amor, la muerte, el dolor… son cosas universales que nos afectan a todos. Dentro de esta atmósfera familiar se puede contar prácticamente todo. Pero lo que dices es cierto, nosotros temíamos eso al principio. Nuestro segundo destino fue Nepal; a priori piensas: «¿pero qué tenemos qué ver personas de lugares tan diferentes?, no lo van a entender». Y la sorpresa que nos hemos llevado durante todo este tiempo es que somos mucho más parecidos de lo que podemos pensar. En China hemos hecho más de cien funciones, hemos estado en Rusia, hemos estado en la Patagonia, en Nueva York, Turquía… yo qué sé. Y, en general, la comprensión de la historia ha sido muy parecida en todos sitios. Es verdad que también hay algunas pequeñas diferencias culturales o de carácter; cuando actuamos por países del Caribe, por ejemplo, Cuba, República Dominicana, Colombia, el público es más expresivo y se pueden reír más alto o llorar de una forma más visible, más evidente. El público chino es más tímido en sus reacciones, se contienen un poco más. Pero lejos de eso, las reacciones son muy parecidas. Respecto a lo que comentas de China sobre el respeto hacia los mayores, puede que tengas razón, la historia de André y Dorine, que es una historia de amor en la vejez, yo creo que allí les toca especialmente.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

Comparte este post