Goizalde Núñez: "El teatro clásico me despierta un imaginario más amplio y mágico"
Goizalde Núñez protagoniza, junto a Jorge Basanta, Prince Ezeanyim, Alberto Gómez Taboada, Rebeca Matellán, Manuel Moya, Alfredo Noval, Antonio Prieto e Irene Serrano, la versión de Declan Donnellan y Nick Ormerod de la obra Los dos hidalgos de Verona de Shakespeare. Una producción de la CNTC, LAZONA y Cheek by Jowl dirigida por el propio Donellan que podremos ver en el Teatro de la Comedia del 10 de abril al 1 de junio.
¿Cómo ha sido el reencuentro con Declan Donnellan tras haber trabajado con él en 2022 en la La vida es sueño?
Emocionante, siempre es un gran placer encontrarte con él y con Nick Ormerod porque tienen tal respeto y amor a los actores que sientes un gran vínculo con ellos. Es algo que va más allá del trabajo, como un reencuentro con un sabio amigo.
¿Cómo se podría definir su forma de trabajar con los intérpretes y la visión que tiene del hecho teatral?
Es un poco indefinible, no hay solo una manera de hacerlo. Cada día, cada momento, cada nuevo proyecto, es siempre distinto a lo que hemos hecho antes. Lo que se mantiene es que él es un gran humanista y, más allá del montaje concreto, habla mucho con el elenco sobre su forma de ver la vida. Da mucha libertad al intérprete y eso es una gran responsabilidad, a veces incluso puede asustar. También le gusta crear compañía, fomentar un vínculo entre todos los compañeros para que vayamos todos a una, y eso es estupendo. Además, siempre nos insiste en un aspecto, en que tenemos que estar vacíos, en que cuanto más vacíos estemos, más nos podemos llenar de lo que veamos en escena. Para él no se trata de hacerse con el personaje en sí, sino de tener en cuenta lo que pasa en escena, de trabajar desde lo que ves, porque el espectador va a ver lo mismo que ves tú como actor.
¿Qué tiene el teatro clásico que no experimentas en obras más actuales?
Me despierta un imaginario más amplio y más mágico. Y sientes un placer especial al decir palabras de una gran riqueza literaria y musical.
Más allá de la versión del texto que ha realizado Donnellan y Ormerod, ¿qué otra información os han facilitado de esta obra y de los personajes?
Declan, como gran conocedor de Shakespeare, nos ubicaba en el tiempo y en las circunstancias en que el texto estaba escrito. Esta fue una de las primeras obras que escribió el autor inglés y hay que pensar en él como un chaval joven de unos 20 años que llega a Londres queriendo comerse el mundo y triunfar. Quizá aquí falta la madurez que tienen sus siguientes textos, pero ya está el germen de lo que luego va a desarrollar en otras obras posteriores como, por ejemplo, en La comedia de los errores, con la que tiene bastantes similitudes o, incluso en Romeo y Julieta u Otelo. Aquí nace mucho de lo que será la obra futura de Shakespeare.
La obra trata la disputa entre qué sentimiento es más poderoso, la amistad o el amor. ¿Qué otros temas presenta?
Aborda lo humano y lo mundano, la naturaleza juvenil de las relaciones, la traición, la idealización del amor, el narcisismo, las dependencias, las traiciones, el poder… Creo que todo esto está en esta obra. También, la violencia, por supuesto.
¿Crees que Shakespeare hace una crítica a la idea de que el amor justifica todo?
Es más bien una exposición de la naturaleza humana. En el caso de Proteo y de Valentín, que son dos personajes bastante bizarros en sus comportamientos, más que el amor como justificación, lo que están es enamorados de la idea de lo que ellos creen que es el amor, pero no lo que es la atención. Pueden decir grandes palabras románticas, pero luego la realidad es otra. La crítica, a mi parecer, es al comportamiento humano en general, sobre todo a esta bisoñez de las primeras pasiones.
Como en muchas obras clásicas, parece que las mujeres y los siervos son los personajes más sensatos de la historia. El retrato ridículo, e incluso crítico, con el comportamiento masculino, ¿crees que responde solamente a la búsqueda de la comedia?
No pienso que sea únicamente para hacer reír. De hecho, a veces la realidad supera la ficción en circunstancias terriblemente tragicómicas o inverosímiles. Más bien, expone a los personajes con sus miserias humanas y con sus locas pasiones que les desquician, pero sin juzgarlas. A veces, cuando nos vemos reflejados en eso, nos hace gracia, pero en realidad nos estamos riendo de nosotros mismos.
Interpretas a tres personajes: Lucetta, Lanza y Bandido. Son tres personajes secundarios, pero siempre se ha alabado la importancia cómica de Lanza en esta obra. ¿Estás disfrutando interpretarle y combinarlo con los otros roles?
La verdad que me lo estoy pasando muy bien. Hacer tantos personajes es muy divertido, tanto delante como detrás del escenario. Disfruto mucho con Lucetta, que es la criada del personaje de Julia, que interpreta Irene Serrano, por el vínculo y la relación que hay entre ellas. En el caso de Lanza, es una maravilla, es un gran regalo de Declan porque es el primer bufón de Shakespeare. Por lo visto, en aquella época había un cómico que hacía mucha gracia en la corte y al público y tenía un perro, algo que funcionaba muy bien en escena. Se cree que Shakespeare introdujo este personaje posteriormente como añadido a la trama principal. De hecho, Lanza está bastante al margen de toda la historia central y tiene su propio viaje y tragedias junto a su perro. Es alguien que, al tiempo que es muy cruel con el animal, siente una gran devoción por él. Tiene unos monólogos fantásticos y muy graciosos porque, además, da una visión muy peculiar de esos dos grandes pijos que son Valentín y Proteo y de los problemas de esta gente que está tan forrada y tiene tanta tontería encima. Por último, también interpreto a un personaje del grupo de bandidos junto a Antonio Prieto y Prince Ezeanyim. Formamos un trío cómico que pienso que funciona muy bien.
Al leer el texto, ciertos diálogos se intuyen en escena con una velocidad muy elevada. ¿Cómo lo estáis trabajando?
La acción se precipita y exige un pulso bastante rápido, pero no hemos recibido indicaciones específicas de aquí más despacio o aquí más rápido. Sí se ha puesto mucha precisión en el ritmo de las transiciones, porque eso es lo que Declan considera que da el carácter a la función.
¿Cómo es la puesta en escena ideada para esta producción?
De todo este apartado se ha encargado Nick Ormerod y se ha contado con un equipo artístico y de técnicos magnífico con los que ya se trabajó La vida es sueño. Todo está diseñado para ir muy a favor del actor, de exponerle muy desnudo en primer término y resaltar su trabajo.
Corrígeme si me equivoco o me dejo algo. Actualmente, también estás con Estrelladas con Ana Belén Beas y Caídos del Cielo. Y no sé si sigues con Desencantadas, Todas las hijas… ¿Qué nos puedes contar de proyectos tan distintos?
Hoy en día hay que estar pluriempleada para tirar hacia adelante tal y como están las cosas, pero no es una queja. A todas las hijas, por ejemplo, yo me incorporé un poco a posteriori. Es un texto de creación colectiva que hicieron con Andrés Lima una compañía de actrices vascas. Es un trabajo con testimonios reales fuertes hablando del abuso hacia las mujeres con La casa de Bernarda Alba como fondo. Ha sido una experiencia muy bonita trabajar con esta cuadrilla de chicas. Desencantadas, ya lo acabamos, pero me permitió conocer a Tío Caracoles, la productora de Ana Belén Beas y Miguel Ángel Chulia, con la ahora hemos hecho Estrelladas. Es un texto bastante absurdo, muy loco y desternillante, sin más pretensión más que entretener. Y luego está Caídos del cielo, que es un proyecto en el que estoy trabajando con El Tato, un bailador flamenco maravilloso que conocí al apuntarme a unas clases. Hemos creado un vínculo muy bonito y montado un espectáculo con el que estamos muy emocionados. Es una fusión del flamenco con sonetos y textos de Lorca en el que también participan las bailaoras La Flaca y La Sultana con música en directo.
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