Con la mirada puesta en los nuevos lenguajes urbanos, Naves Matadero acoge el primer Festival Internacional de Palabra, Acción y Sonido, FLIPAS, que reúne, del 7 al 25 de noviembre, diversas propuestas de cine, vídeo, música, slam poetry, hip hop, spoken word y performance en torno a conceptos que tienen que ver con lo comunitario y lo identitario.
Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer
Desde que Mateo Feijóo llegó a la dirección de Naves Matadero se propuso que su programación no quedara reducida a un catálogo de artistas que se suceden de forma efímera y, muchas veces, estéril, sobre sus escenarios, sino que pretendía dejar una impronta más allá de los muros del Matadero con un trabajo más “invisible”, más a largo plazo, que permeara sobre todo en las comunidades jóvenes y periféricas -en sentido geográfico y social-. Un camino de ida y vuelta que se hace patente en propuestas como FLIPAS, el primer festival centrado, como explica el propio Feijóo, en “las culturas urbanas desde el punto de vista de los nuevos lenguajes que desarrollan las comunidades más jóvenes. Pocas veces los espacios institucionales acogen las prácticas artísticas de la gente de la periferia de la ciudad. Para mí toda esta gente no deja de ser una comunidad importantísima, de alguna manera es el futuro y queríamos crear un vínculo con ellos”.
Palabra entretejida
Gran parte de la actividad de FLIPAS se puede llevar a cabo gracias al acuerdo de Naves Matadero con Alliance Française y el Goethe Institut, entrando de lleno en el laboratorio de culturas urbanas que teje la red Berlín-París-Madrid. Gracias a esta colaboración el colectivo breaker FromScratch estará tres semanas de residencia con adolescentes de los diferentes Enredaderos de Madrid (red de espacios autogestionados para adolescentes del INJUCAM). «Había que buscar la manera -comenta Feijóo- de gestionar una parte económica que permitiese que el proyecto tuviera más desarrollo, porque realmente para mí lo importante del FLIPAS ya no es lo visible, el espectáculo que se presenta, sino que es todo lo que sucede fuera de Naves Matadero a lo largo del mes: los talleres, las residencias, los encuentros. Y queríamos traer a gente muy potente».
Por estos talleres pasarán Nabil El Khayer, Razy Essid, Deinos MC o la street poet Jessy James. También volverá a impartir taller el poeta spoken word Ken Yamamoto, que el año pasado generó una experiencia inolvidable con chicos y chicas de las ASPAS (centros para adolescentes y jóvenes en riesgo de exclusión social del Ayuntamiento de Madrid). Y lo mismo hará el campeón de poetry slam de Reino Unido Keith Jarret. El resultado de todos estos talleres se verá en una sesión conjunta que se ha titulado Explosión sonora y que sucederá el 23 de noviembre, donde además de los mencionados, estarán también artistas locales como Marcos García Barrero, Chefa Alonso y Ojo Último.
Música, cine y vídeoarte
No queremos dejar de citar también, por lo relevante de su figura, el taller que impartirá el dramaturgo alemán Roland Schimmelpfennig, germen de futuros proyectos entre Naves Matadero y la Opera Neukölln de Berlín.
Y luego hay que hablar del concierto de Rael, máximo exponente de la última ola musical brasileña, y el de los investigadores de la belleza del ruido Joey Baron y Robyn Schulkowsky.
Bajo el paraguas FLIPAS encontraremos también la propuesta de feminismo pop Leer ¿es sexy?, relectura en clave irónico-reflexiva de vídeos de estrellas del pop remezclados con textos filosóficos. Y otra propuesta en clave feminista, Beat G. Con un latido diferente, en torno a las mujeres poetas que también había en el grupo de Kerouac y Ginsberg.
Por último, hay que hablar del fin de semana del 17 y 18 de noviembre, donde La Plaza en Invierno acogerá actuaciones de, entre otros, Tami T, James Massiah, Bye Papi Nazareth o Putochinomaricón, que presenta su nuevo trabajo.
Y en Cineteca, el ciclo Palabra vista en torno, por un lado, al cineasta iraní Hadi Afarideh, y por otro al inglés Jay Bernard.
De lo que se trata con todo esto, en palabras de Mateo Feijóo, es de «atravesar, en definitiva, diversos territorios, pero teniendo como hilo conductor la palabra, el sonido, el movimiento, y desde una perspectiva totalmente urbana y vinculada al género, a la comunidad, a la sociedad. Para mí también es importante escuchar la palabra de la gente joven, porque realmente están utilizando el vocabulario de una manera diferente, igual que me importan mucho los idiomas. Estamos en un momento que casi tenemos que pensar lo que decimos, lo que hablamos, en cada instante, y me gusta la espontaneidad que tiene el lenguaje urbano».