La Escuela Municipal de Teatro ‘Ricardo Iniesta’ (Úbeda – Jaén), que recibió el Premio Max de Carácter Social 2020, es una institución que tiene como pilares básicos los valores de la educación, la formación y la cultura como vías para mejorar la calidad de vida de las personas y la comunidad, y aún hoy los consideran el mejor modo de vivir la diversidad, proporcionar un estado de bienestar físico, mental y social a grupos y a individuos. Nati Villar, directora de la Escuela, nos cuenta lo que supuso para ellas recibir uno de los más prestigiosos galardones de las Artes Escénicas nacionales. «Tener este galardón tan importante para la Escuela ha supuesto ser visible y ser ejemplo de cómo desde las administraciones públicas se debe trabajar por la Inclusión. Desde que recibimos el Max han sido muchas las felicitaciones recibidas y sentimos que ha cambiado la mirada hacia nuestro proyecto de alguna manera, teniéndonos en cuenta para congresos y festivales de cualquier rincón del país. También hemos observado que después de este reconocimiento la mirada ha cambiado en nuestra ciudad, siendo varios los colectivos que se han sumado a lo largo del curso 2020/2021 a nuestro proyecto. El mayor cambio que ha llegado después de recibir el Max ha sido el cambio de ubicación de nuestra Escuela, pasando de ocupar un aula a tener un edificio con diferentes espacios de trabajo y biblioteca propia; creemos que el reconocimiento nacional ha acelerado este cambio que nos da posibilidades de crecer. Pero sobre todo entendemos que el Max es un reconocimiento que conlleva una responsabilidad tremenda que nos obliga (así lo entendemos) a seguir trabajando en la línea que llevamos sin desviar nunca la mirada de tener la Diversidad como bandera para la creación».
Gracias a lo que ha supuesto este reconocimiento, como nos indica la propia Nati Villar, pueden abarcar más proyectos y trabajar en más vías de investigación y desarrollo dentro de la Artes Escénicas. A la VI Edición del Festival Visibles llegan para presentarnos dos de estos proyectos. El primero será la obra El triciclo, que es una de las primeras obras escritas por Fernando Arrabal, máximo exponente del Teatro del Absurdo en nuestro país. En ella nos presenta, con toda su crudeza, a personajes despojados, a merced de la calle, y que sólo disponen de una propiedad, un viejo Triciclo en el que cada día dan viajes a los niños y niñas que hay en el parque, a cambio de unas perras, para poder tener un mendrugo que echarse a la boca. Son personajes excluidos, pertenecientes a una escala social que pasa desapercibida en demasiadas ocasiones, pero que viven entre nosotros; la similitud con los actores y actrices de nuestra escuela es grande ya que muchos de éstos, personas con Diversidad Funcional, demasiadas veces no son tenidas en cuenta.
En esta adaptación, la obra está atravesada por la situación sanitaria y social absurda que vivimos en estos momentos de pandemia, y los personajes son víctimas directas: un payaso de circo y una trapecista que ya no tienen circo en el que trabajar, un hombre que vive en un contenedor porque se ha quedado sin casa, un menor no acompañado que encuentra compañía en la calle y que lucha en todo momento por encontrar recursos económicos para pagar los plazos del triciclo que les da de comer en una ciudad en la que los niños y niñas ya no salen a los parques. Por otro lado, encontramos al Capitalismo salvaje, al acecho, dispuesto a servirse de lo que sea para seguir sosteniéndose, y los vigilantes de la ley, de una ley al servicio, demasiadas veces, de los que más tienen. La obra podrá ver el 24 de septiembre.
El 21 de octubre, también en la Sala Tarambana, asistiremos a la presentación del segundo proyecto de Escuela Municipal de Teatro ‘Ricardo Iniesta’, se trata en este caso del libro 12 vidas. La propia Nati Villar nos explica cómo se ha elaborado este libro. «Este libro es fruto de un taller de escritura dramática que desarrollamos en la Escuela Municipal de Teatro ‘Ricardo Iniesta’ de Úbeda a lo largo del curso 2018-2019, abierto a personas con y sin diversidad funcional. En el proceso de creación de cada texto ha sido fundamental el trabajo de todo el grupo en las diferentes dinámicas con las que nos hemos acercado a los fundamentos básicos de la escritura dramática. El resultado son doce piezas de teatro breve y mínimo, en su mayoría autobiográficas, que no hacen sino ahondar y dar visibilidad a problemas sociales como la soledad en la vejez, vivir con discapacidad, violencia de género, etc. Doce textos teatrales escritos por gente corriente que han encontrado, a través de la palabra, una salida a sus sueños, frustraciones, pensamientos… El libro ha sido publicado por la editorial de teatro Ñaque y esperamos que estos textos lleguen a la gente de teatro y que esta gente los ponga en escena, porque ponerlos en escena significa dar luz a vidas corrientes invisibles demasiadas veces».
Y para saber aún más de la labor que se desarrolla en esta gran Escuela de Teatro de la ciudad de Úbeda, hemos hablado con dos actrices que se han formado en ella y que son integrantes del elenco de El triciclo. Francisca Villacañas Jimena y Candela López Marín.
¿En qué momento empezáis a interesaros por las Artes Escénicas?
Francisca Villacañas: Esto no lo he contado a muchas personas pero, precisamente, hace unos días me vino a la memoría un recuerdo de cuando tenia 11 ó 12 años y me eché a reír. Recordé que los fines de semana nos juntábamos una compañera de colegio y yo para jugar. Digo jugar, ya que para nosotras era un juego, pero lo que hacíamos en realidad era hacer teatro. Cada fin de semana ‘montábamos una obra’ (muchas de ellas no duraban ni diez minutos) y los domingos por la tarde invitamos a las amigas a ver esa ‘obra’ previo pago de una peseta (risas). Sin yo ser consciente, ya que lo veía como un juego, las Artes Escénicas me interesaban desde pequeña.
Candela López: A mí desde pequeña ya me gustaba bastante todo el mundo de la actuación, pero me lo empecé a tomar más en serio cuando ya llevaba un tiempo dentro de la Escuela de Teatro.
Habladnos un poco de la Escuela Municipal de Teatro Ricardo Iniesta. ¿Cuándo y por qué entráis en ella?
Francisca Villacañas: En el año 2010 estaba pasando por un momento malo en mi vida a consecuencia de que mi entonces pareja me había dejado porque su familia no me aceptaba por ser una persona con diversidad funcional. Él decidió hacer caso a todos los comentarios que su familia le hacía y me dejó. Yo estaba casi apunto de entrar en una depresión. Cuando me enteré que en la asociación a la que pertenecía iba a hacer un taller de Teatro y que dicho taller lo impartiría la Escuela Municipal de Teatro Ricardo Iniesta vi una oportunidad para salir de la oscuridad en la que estaba y decidí hacer el taller. Así fue como llegó a mi vida la Escuela.
Candela López: Entré en ella con siete años y lo hice a través de mi hermana, que ya estaba formándose allí. Gracias a ella veía todas las actividades que hacían y me llamó mucho la atención, así que decidí apuntarme yo también.
¿Cómo es la dinámica de trabajo?, ¿Qué habéis aprendido en los años que llevas allí?
Francisca Villacañas: Lo primero que hacemos al empezar un montaje es leer la obra y analizarla un poco. Después estudiamos las características de cada personaje y comenzamos con el montaje. Durante el montaje puedes aportar ideas, aunque la directora es la directora (risas). La escuela me ha aportado seguridad en mí misma y saber valorarme.
Candela López: En la Escuela trabajamos de forma muy participativa, todos podemos dar ideas. Las clases se pasan muy rápido porque estamos haciendo diferentes actividades todo el tiempo. Yo he aprendido muchísimo allí, desde cosas que están más relacionadas con la actuación en sí hasta el tema de valores, creo que estar en la escuela me ha ayudado mucho a desarrollarme como persona.
¿Qué nos podéis decir de Nati Villar como directora de la escuela?
Francisca Villacañas: Es una mujer a la que le apasiona su trabajo y sabe transmitir esa pasión a cada uno de los montajes que se hacen en la escuela.
Candela López: Nati es una muy buena directora, siempre piensa diferentes actividades interesantes para que podamos hacer y que todos nos sintamos incluidos, además, siempre se le ocurren cosas diferentes para incluir en las obras.
En 2020 la Escuela recibió el Premio Max de Carácter Social, ¿Cómo sentiste ese momento?, ¿cómo de importante es la escuela como motor social de la zona?
Francisca Villacañas: Yo, al principio lo viví con mucha confusión. Comencé a recibir mensajes de WhatsApp dándome la enhorabuena porque la escuela había ganado el MAX, y yo pensaba: «¿cómo vamos a ganar el MAX? En todo caso esteremos nominados». Ya me explicaron que era un MAX de carácter social y que lo otorgaban por la labor social que hacía la Escuela. Me dio una gran alegría porque el MAX es de todo el alumnado de la Escuela. Tanto de los que están en la actualidad y de los que por un motivo u otro ya no están. Que la escuela haya recibido el MAX de carácter social ha sido muy importante ya que, se convierte en un referente a nivel provisional
Candela López: Yo me alegro muchísimo de que la escuela haya recibido el premio, es una forma de reconocer el trabajo que se lleva haciendo tantos años y fue como un chute de adrenalina para seguir trabajando. Es muy importante, el teatro reúne mucha gente y es un espacio para que todo el mundo pueda estar a gusto.
En esta edición venís con El triciclo, un texto de Fernando Arrabal. ¿Qué nos queréis transmitir con este montaje?
Francisca Villacañas: Fernando Arrabal en esta obra nos muestra a unos personajes que están excluidos de la sociedad. Por eso lo que se pretendió con este montaje de El triciclo fue el paralelismo que hay entre los personajes de la obra y los vidas de cada uno de los miembros elencos. Ya que por distintas diversidades la sociedad los excluyen sin más sin dar ningún tipo de oportunidades para que esas personas se desarrollen como cualquiera.
Candela López: La obra habla de la realidad que viven las personas sin hogar, pero nosotros lo hemos interpretado como una forma de mostrar la realidad de cualquier persona que siente el rechazo social.
¿Cómo ha sido el proceso de creación de este trabajo? ¿Cuántos días soléis ensayar a la semana?, ¿con cuánto tiempo preparáis un montaje nuevo?
Francisca Villacañas: Este montaje ha sido relativamente sencillo a pesar de lo complejo del texto. Hemos conseguido hacerlo en unos cinco meses ensayando un día a la semana durante hora y media. A lo mejor la última semana antes del estreno solemos ensayar dos días a la semana, aunque lo normal es un día semanal.
Candela López: Por lo general, un montaje se prepara en un curso entero, pero esta obra la hemos montado en menos tiempo, como dice Francisca. A pesar de haberlo montado rápido hemos llevado un buen ritmo y no ha sido para nada acelerado.
Nati Villar es también la directora de Triciclo, ¿Cómo os ha guiado para preparar esta obra nada sencilla de llevar a cabo?
Francisca Villacañas: Como he dicho antes, Nati es toda una apasionada de su trabajo y consigue envolver a todo el equipo con esa pasión e ilusión que le pone. Además ella ya nos conoce lo suficiente como para saber el papel con el que cada uno nos sentimos más cómodos.
Candela López: Nos ha ayudado a entender más a los personajes, y nos ha guiado en todos los ensayos aconsejándonos de forma constructiva en todo momento.
A nivel personal, ¿Cómo os gusta prepararos los personajes que tenéis que interpretar?
Francisca Villacañas: A mí me gusta inventar una historia por detrás del personaje. Por ejemplo, en el personaje que interpreto en El triciclo, Apal, he inventado que era un empresario con mujer e hijos, tenía una clase social alta y vivía acomodadamente. Debido a una crisis económica perdió su empresa, su casa, su familia lo abandonó y se ve viviendo solo en contenedor y que no le importa nada, le da todo igual. La única compañía que tiene es un viejo libro que es lo único que le queda de su vida anterior. A partir de esa historia voy creando mi personaje y comprendiendo más los matices para luego transmitirlos en la obra.
Candela López: Yo suelo empatizar mucho con ellos pensando en cómo son, cuáles son sus objetivos y su pasado. Personalmente debo decir que me suele costar entender a los personajes, pero con Climando, mi personaje de la obra, me fue todo muy sencillo.
¿Qué sientes cuando actúas?, ¿cómo te sientes encima de un escenario?
Francisca Villacañas: Lo que siento cuando estamos esperando a abrir el telón es muchos nervios, los nervios lógicos de la responsabilidad. Esos nervios yo pienso que son hasta buenos y necesarios. Cuando no sienta esos nervios me replantearé si seguir haciendo lo que hago o hacer otra cosa. Una vez termina la actuación y el público empieza a aplaudir, ¡buff! Eso no sé cómo explicarlo. Es algo mágico y que te hace pensar que todos esos nervios han merecido la pena.
Aún recuerdo el primer día que me subí al escenario. A mí, debido a mi diversidad funcional, todo el mundo me interrumpe cuando hablo y no me dejan terminar. Desde el escenario y con las luces yo no veía si en el patio de butacas había poca o mucha gente. Cuando terminamos y las luces se encendieron y vi a más 100 personas aplaudiendo lo primero que pensé fue: ¿Todas estas personas han estado escuchándome y sin interrumpirme? No me lo podía creer y sentí un algo por dentro difícil de explicar.
Candela López: Antes, cuando era más pequeña tenía algo de miedo escénico, pero con los años lo he superado y ahora me siento muy bien cuando actúo, a veces incluso no siento que lo esté haciendo, por eso, cada vez me gusta más subirme al escenario, siento que puedo interpretar sin miedo a que me juzguen.
Tras estos tiempos de encierro y pandemia, ¿es más especial poder subirse ahora a un escenario?
Francisca Villacañas: Sí, sí que es especial. El público necesita que les cuente historias para poder olvidar por un momento la situación tan complicada que está viviendo el mundo. Y los actores y actrices necesitamos sentir el calor del público aunque sea a cierta distancia.
Candela López: Claro que lo es, ahora es cuando más falta hace el teatro. Sobre todo, sabiendo cómo tras el encierro hay mucha más violencia y mucha menos conciencia social.
Francisca, ya has participado en otras ediciones del Festival Visibles. ¿Te parece interesante y necesaria esta iniciativa organizada por Sala Tarambana?
Francisca Villacañas: Este tipos de Festivales son necesarios e interesantes. Hay que dar visibilidad a los que la sociedad invisibiliza y dar voz a los que quieren dejar mudos y sordos.
Aunque lo ideal sería que no hubiese que celebrar este tipo de festivales que quieren reivindicar derechos que todos deberíamos tener, independientemente de nuestra condición, ¿no?
Francisca Villacañas: Así es, este tipo de festivales no debería de existir. Somos personas y como tales tenemos los mismos derechos. Por el momento son necesarios pero yo tengo la esperanza de que algún día este tipos de festivales desaparezcan porque llegue la total normalización entre todos.
Candela López: Claro, pero desgraciadamente no todos tienen esos derechos así que se tiene que seguir reivindicando hasta, paso a paso, conseguirlos.
¿Creéis que las Artes Escénicas son una poderosa herramienta de transformación social?, ¿Esa debe ser su labor?
Francisca Villacañas: El arte en general es una de las armas más poderosas para la transformación social. Gracias al arte se han conseguido muchas cosas y más que se deben conseguir y claro que debe de ser su principal labor.
Candela López: Por supuesto, son una forma de dar visibilidad a todos los colectivos y concienciar a la gente, y aunque sí creo que esa debe ser su labor, pienso que también deberían esta ahí para entretener a pesar de quizás no llevar un mensaje tan social.
Si cada ser humano es único y diferente, ¿Por qué vivimos en una sociedad que no tolera nada bien la diversidad?
Francisca Villacañas: La sociedad se rige por una serie de cánones, estereotipos, etiquetas… Si una persona no está dentro de ellos no es perfecta y por tanto hace daño a los ojos y la gente los rechazan. Pero yo me pregunto: ¿Qué es la perfección?, ¿La perfección existe? Para mí no existe, lo que es perfecto para ti a lo mejor parar mí no lo es. O viceversa.
Candela López: La sociedad tiene un ideal de persona ‘promedio’: un hombre cishetero, blanco, neurotípico y sin ningún tipo de discapacidad. Todo lo que se salga de ese molde es rechazado, esto no solo perjudica a las personas excluidas, sino también a la sociedad en su conjunto, ya que no se puede avanzar si no es con todo el mundo, no puede ser que algunos quieran hacerlo todo por sí mismos.