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El alma porteña de El Umbral de Primavera

“Nos sigue alimentando lo que acontece en Argentina”

Viviana López Doynel es, junto a Israel Giraldo, la impulsora de El Umbral de Primavera y también de este Ciclo de Teatro Argentino, una iniciativa que nos ofrece propuestas teatrales cuyas raíces están en el país sudamericano.

Durante el mes de febrero siete serán las propuestas escénicas que nos ofrecerá la sala de Lavapiés dentro de la octava edición de un ciclo que la propia Viviana se encarga de dibujarnos con sus palabras.

VIII Ciclo de Teatro Argentino

Foto de portada: Las cuerdas, de Ana Schimelman

 

Viviana, ya vamos por la VIII Edición del Ciclo de Teatro Argentino. ¿Qué balance hacéis de las ediciones anteriores?

Empiezo por lo que sería mi sensación en este momento y haciendo referencia a los años anteriores esta iniciativa es y sigue siendo parte de nuestra identidad como espacio alternativo, un referente de lo que acontece allá y un espejo de una realidad que nos anima a continuar.

 

 

¿Cuál es el objetivo principal de levantar cada año un ciclo como este?

Básicamente es crear puentes, vínculos e intercambiar experiencias.

 

¿Y cuáles son los mayores problemas a los que os enfrentáis en cada edición? Porque hay que recordar que es una iniciativa enteramente vuestra, organizada con gran esfuerzo de todo tipo por vuestra parte. ¿Recibís el apoyo de alguna institución de aquí o de Latinoamérica?

La falta de apoyo institucional brilla por su ausencia. La precariedad es ya una constante, es algo vergonzante, y siento que aquí en Madrid no hay muchas esperanzas de un cambio. Espero equivocarme. Allí, en Argentina, suele haber apoyo en la financiación de los pasajes, pero se atrasó su publicación y los posibles beneficiados vendrán en la próxima temporada de 2023. Será una nueva edición del ciclo en este mismo año, estamos trabajando en esta posibilidad.

 

En la pasada edición estuvo, por ejemplo, Daniel Veronese. Por aquí han pasado ya Lucía Trentini, Pablo Razuk, Georgina Rey, Fernando Ferrer, Andrea Garrote, Jorge Sánchez, solo por citar a algunos… nombres que ya resultan familiares al público madrileño gracias a que les ofrecisteis un lugar de representación. ¿Ese altavoz que vosotros brindáis a los creadores es la mayor satisfacción de una iniciativa como la vuestra?

Sin lugar a dudas, nos emociona la infinita generosidad que todas las creadoras aportan con su sentir hacia el teatro y con su presencia en nuestro espacio. Y con un esfuerzo que no está pagado.

 

En principio van a ser siete las propuestas que podamos ver en este 2023. ¿Qué nos puedes decir de cada una de ellas?

Bueno, es algo difícil resumir en pocas palabras lo que se esconde tras cada uno de los trabajos. Cada una de las obras explora diferentes inquietudes cercanas a nuestro presente, cada una indaga en lenguajes que nos seducen, siempre apoyados por el trabajo de interpretación. Así, pensando un poco, puedo adelantar cómo el amor en Las cuerdas hace posible lo imposible, Mirta y el tiempo de las flores es la fuerza del dolor. Neva y El sueño de la actriz indagan en las penumbras y perseverancias de los actores y actrices, Si la memoria no me falla es un canto a la tercera edad, La Yoli el relato de una niña sobre su vida y muerte que transcurre en el norte argentino, un detalle para entender su relato. El Pantano nos habla del poder y la codicia como única finalidad sin ningún escrúpulo, algo muy presente en la sociedad actual.

También, dentro del ciclo, tendremos un intensivo de actuación a cargo de Analía Couceyro, una reconocida actriz, directora teatral, dramaturga y docente de Buenos Aires.

 

¿Y por qué son estas las obras que forman parte de este VIII Ciclo? ¿Qué criterio habéis usado para conformar la programación de este año?

No es criterio la palabra que nos identifica, eso es muy subjetivo. Son las personas, los equipos humanos, los proyectos de riesgo y su coraje lo que nos contagia y enamora para programar estas obras.

 

¿Sueñas con traer a algún nombre o alguna obra concreta que aún no hayáis podido?

Soñar que no falte, pero la realidad impone. Para esta edición quedaron propuestas por concretar, pero como te adelantaba antes seguramente habrá una nueva edición antes de que termine 2023, algo que no estaba previsto.

 

En ediciones anteriores has comentado que el objetivo a largo plazo sería que compañías españolas también viajaran a América para ‘crear una circulación escénica’. ¿Cómo está ese objetivo? ¿Se va logrando?

En el marco económico en el que se mueven las Compañías Españolas del Teatro Alternativo no hay muchas oportunidades. Además, con la actual crisis en Argentina y después de una pandemia todo resulta poco viable, pero no deja ser un objetivo.

 

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Viviana López Doynel

 Los temas globales y universales son los que a todos nos atraviesan y sobre los que el teatro se hace eco: el amor, la política, las desigualdades sociales… ¿Pero se puede detectar alguna preeminencia por un tema en el teatro con raíces argentinas que del que se hace aquí?

No puedo responderte con total certeza, es mucho lo que se oferta, si bien percibo que la creatividad no para. Pero sí he notado que el avance en la lucha por la igualdad de derechos tanto feminista como LGTBIQ+  ha impulsado la necesidad de hablar de la realidad desde miradas diferentes a lo hegemónico y siempre atravesado por lo político, o sea; las propias vivencias. Estamos pendientes de un montaje que se desarrolló en 2022 y es nuestro deseo que puedan viajar. Ojalá. Sería un regalo para nosotras sabiendo el proceso que tuvo. También estoy muy atenta de las nuevas generaciones, algo se empieza a gestar. Me interesa mucho saber cómo perciben la realidad y qué les inquieta.

 

Siempre dices que la pandemia ha resultado un antes y un después en muchos sentidos. ¿A qué te refieres con esto?

Ya han pasado más de dos años desde entonces y si echamos la vista atrás todo parece haber sido un mal sueño y en el caso de Argentina su duración fue mayor. Esto obligó a buscar salidas, nos volvimos a reinventar y en eso seguimos. Un ejemplo son las compañías que tendremos. Para abaratar costes forman equipos aquí, veremos actores y actrices de allí y de acá. Pero todo suma y propicia nuevas aventuras. Resistir para no desaparecer.

 

¿Crees que, a raíz de la pandemia, hay un cambio de tendencia a la hora de consumir teatro? Me refiero no solo a la forma, sino sobre todo al fondo, a la temática de las obras que se consumen.

Solo puedo hablar desde nuestra experiencia. Al comienzo de la reapertura de las salas, la necesidad de encontrarse era enorme y los Teatros fueron una de las mejores opciones. Las temáticas, sería pretencioso de mi parte sacar conclusiones, pero surgieron historias directamente ligadas a las nuevas tecnologías y el encierro permitió el tiempo para entender su influencia en la vida de cualquiera.

 

Las personas que nunca hemos tenido que dejar nuestro país, ni siquiera nuestra ciudad. ¿Crees que llegamos a entender lo que pasa por el corazón y la mente de alguien que emigra?

Hay que diferenciar si emigras por una guerra o dictadura, por hambre o por abrirte nuevos caminos en tu profesión. Y en este caso el idioma lo facilita y los vínculos de Argentina y España son históricos. España también cuenta con un pasado no tan lejano de emigración cultural, política y por hambre también. Pienso que ahora las nuevas generaciones de aquí son conscientes que abrir horizontes es un aprendizaje que siempre resulta revelador, rompe estructuras mentales y hasta se identifican con lo que desconocen. No son tan distintos los temas que les preocupan.

 

¿Este Ciclo de Teatro Argentino te ayuda a seguir manteniendo el contacto con la vida cultural de tu país de nacimiento, de alguna manera?

Me encanta esta pregunta… No solo mantenemos el contacto con lo que acontece allí, también nos alimenta. Incluyo a mi compañero en El Umbral, Israel (Giraldo), ya que su vínculo con Argentina es de enorme sensibilidad. Nada sería lo mismo sin las amistades y afectos que se han conformado en estos años.

 

Llevas ya mucho tiempo en España siempre inquieta y siempre ofreciendo alternativas culturales incluso en la época en la que Madrid era un páramo con muy pocos espacios artísticos, hablo de la época de tu maravilloso LavArte Bar (2005 su comienzo, hasta 2012). ¿Te sientes como una referente de la cultura independiente madrileña? ¿Sientes que el sector cultural reconoce tu labor?

No soy tan consciente de lo que describes si no cuentas con el apoyo de las instituciones que se requiere en estos proyectos. Tampoco concibo estar ajena a lo que acontece si emprendes un proyecto de nuestras características. Sí fue importante LavarteBar, fue el motor que permitió que El Umbral se concibiera, una consecuencia de esos años de crisis que hizo posible que fuera una oportunidad. Y me das pie para nombrar a Verónica Doynel. Sin ella, que me acompañó desde el 2005, Marinela Pensado cuando abrimos El Umbral en 2014 e Israel Giraldo dos años después que se sumó al proyecto, no habría sido lo mismo. Gracias a ellos también, logramos formar parte del tejido actual y espero que las sucesivas crisis sean gasolina para seguir siendo ese referente.

 

El Umbral ya nació para ser un espacio de resistencia, y lo sigue siendo. Tú ya las visto de todos los colores (dictadura militar, corralito, crisis 2008, covid…) ¿Pensaste que tendrías que aguantar tantas embestidas?

La verdad que no. Pero lo peor es que en este momento todo parece ser más difuso. Siento contradicciones y cierta incertidumbre a lo que puede virar el mundo. No hay que bajar la guardia.

 

Al final siempre nos queda el teatro, ¿no?

Qué buen final… así es, al final el teatro es por lo que luchamos cada día. Y es el teatro el que nos salva un poco.

 

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí 

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