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De risas con… Dani Mares

“La risa es curativa y contribuye a la felicidad”

Dani Mares (Valencia, 1970) no tiene muy clara su procedencia porque llegó al mundo con un trajín de mudanzas que quizá ya avecinaban su futuro. Porque así es su agenda desde años: un salto de ciudad en ciudad, riendo y haciendo reír. Cómico, maestro de ceremonias, escritor y creativo sempiterno, Dani Mares viaja por las salas de toda España -ahora mismo- con su espectáculo Vintage; y sí, siempre se está embarcando en diferentes proyectos. Nuestro invitado considera que la risa es curativa y recalca que le encanta ver a la gente contenta: acaso de ahí surge su irreemplazable destino en la comedia. “Si lo deseas de verdad, pero de verdad, se cumple. Pero tienes que desearlo de verdad”, afirma con conocimiento de causa.

¡Bienvenido a Godot el gran Dani Mares!

 

¿Cómo te definirías a estas alturas del show, Dani?

Me defino como creativo, inquieto y feliz. Me encanta lo que hago y, sobre todo, me encanta ver a la gente alegre y contenta.

 

¿Cómo surge la pasión por la comedia y tu primera vez… en escena?

De siempre me ha gustado hacer el tonto con la única pretensión de entretener y divertir. Pensaba que la vida, con una sonrisa, era más bonita. Y no me equivocaba. Recuerdo mi primer regalo de niño, que era una caja de marionetas: los tres cerditos. ¡Pues me dedicaba a hacer pequeñas obras a mis sobrinos y amigos! Después, en la pandilla, estaban el ligón, el guapetón y el gracioso… (risas). ¡Supervivencia! Hasta que un año, en los ‘playbacks’ de mi pueblo, en los ensayos entre actuación y actuación, hacía el idiota… hasta que uno de los organizadores -al que le tengo mucho cariño por ese primer empujón- me dijo: “Tú tendrás un número para hacer reír”. Y fue la primera vez que subí a un escenario a hacer reír. A partir de ahí, el gusanillo se quedó dentro de mí.

 

¿Qué significa el ‘stand up comedy’ para ti?

Tengo una buena experiencia con el ‘stand up’, los monólogos… La primera vez que tuve que hacer un monólogo fue en verano en mi pueblo. Hicieron un concurso porque era lo que estaba emergiendo. En menos de una semana me preparé un texto y me presenté ¡con la buena experiencia de que gané! Y me gustó. Al poco tiempo, me dieron mi primer bolo. Nunca se me olvidará… Yo tenía un texto que duraba una media hora más o menos. Llegué al local -donde se hacía mucha comedia- unas dos horas antes porque estaba mega nervioso. El dueño me preguntó si sabía cómo funcionaba aquello. Le dije que era contar cosas y hacer reír. “Sí, claro, pero tienes que hacer media hora, descanso y media hora más”… Se me pusieron de corbata, me senté en un rincón ¡y me puse a escribir como un loco! Chistes, cosas que había oído, cosas que se me ocurrían… e hice unos 50 minutos. La gente se lo pasó genial y el tío me dijo: “Me ha gustado mucho, pero un poco corto. ¡Volverás!”. Y me puse a escribir como un loco… otra vez.

 

¿Referentes del humor -de aquí y allá- de Dani Mares?

De pequeñín, me encantaba Pedro Ruiz, por las imitaciones, que con el tiempo estuve yo también imitando en radio, que era lo que se estilaba, Emilio Aragón -por hacer un humor cercano y para todo el mundo- y, ya en el tema de comedia, Miguel Lago me marcó mucho.

 

¿Cómo es tu estilo de humor y dónde verte en escena, ahora con Vintage?

Tengo un humor cotidiano, cercano, para todos los públicos, intentando no ser soez. Vintage es un espectáculo donde se mezclan recuerdos, comparativas y participación de los asistentes. No deja indiferente a la gente.

 

La cultura es para ti…

La gran olvidada, porque no le damos la importancia que merece, y la que nos une, la que nos aporta magia.

 

Las redes sociales son…

Entretenidas, una buena herramienta; y peligrosas si no sabes utilizarlas. No deben ser una dependencia.

 

‘Crowdwork’, impro…

Es lo que está de moda. La gente piensa que un espectáculo de comedia es meterse con el público; y no necesariamente hace falta.

 

 

Valencia, Che

El espectáculo de Che fue un momento maravilloso de mi vida que me hizo crecer. Con mis compis aprendimos, disfrutamos e hicimos felices a muchísima gente.

 

Quiero té…

Es mi gran novela. Acción, erotismo, emociones y sentimientos enfrentados. Disfruté mucho escribiéndola, y eso que conlleva mucho dolor, y leyéndola fue una experiencia increíble. Cada vez que alguien me escribe y me felicita por la novela, ¡me emociono!

 

Un lugar para reír a carcajadas…

Cualquier sitio es bueno, el día a día, lo cotidiano. Donde más me he reído ha sido en la iglesia, en una misa por una chorrada que dijo el de al lado: ver que tienes que parar porque estás en un acto solemne… y, cada vez que lo intentábamos, nos reíamos más.

 

¿Y cómo te inspiras para hacer comedia?

Observar y escuchar son la clave. Mis momentos creativos son cuando voy en el coche escuchando la radio, una noticia, un comentario, algo que pasa… y ¡zas! ¡Empiezo a crear!

 

Mi mantra en RNE y otros medios, como Godot: ¿vivimos una edad de oro del ‘stand up’?

Estamos en muy buen momento. Hay mucho nivel de comedia en todas las facetas. Hemos evolucionado del cuentachistes o el cómico tradicional a buscar la chispa currada, el doble sentido, el juego de palabras. Y seguimos evolucionando.

 

Una película, canción o libro para sentirnos bien en épocas difíciles…

La canción que ha marcado y me sigue dando subidón es Insurrección, la versión de Miguel Ríos y Manolo García. Levanta el corazón.

 

¿Algo que te parezca ignominioso que se me pase preguntar?

Uno de los momentos más bonitos en mi vida profesional fue una actuación en un hotel. Había una señora mayor con sus dos hijos que se lo pasó genial, con momentos incluso de llorar de risa. Cuando acabó, se acercó a mí y me preguntó:

  • “¿Puedo decirle algo?”
  • “Por supuesto, claro que sí”.
  • “Me lo he pasado genial, me he reído como hacía mucho tiempo que no hacía”.
  • “Ya la he visto, ya… y de veras que me alegro mucho”.
  • “Es que he venido a este hotel con mi marido desde hace 40 años. Él faltó hace un par de años y pensé que tenía que seguir viniendo, ya que es lo que a él le gustaba. Y hacía dos años que no me reía de verdad. Muchas gracias por lo que has provocado”.

 

Lloré como una magdalena. Lloré de alegría; y sabiendo que tenemos la mejor profesión del mundo donde, aunque sea de una forma fugaz, hacemos felices a los demás. Pienso que la risa, el sentido del humor es curativo, imprime energía positiva, genera endorfinas, contribuye a la felicidad. Por eso, si estás triste, busca un vídeo, un recuerdo divertido y ríe.

 

¿Un mensaje para la posteridad a los lectores de Godot?

Todos en la vida tenemos dificultades y pensamientos de tirar la toalla… Por experiencia, tengo una frase en mi corazón que me ha ayudado mucho y que doy fe de que es verídica: “Si lo deseas de verdad, pero de verdad, se cumple. Pero tienes que desearlo de verdad”.

 

¡Mil gracias, abrazos y risas, Dani! ¡Y enhorabuena por el libro! 😉

 

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