Cuenta Sergio Toyos, en entrevista telefónica, que tras enterarse de aquello en 2021 no pudieron dejarlo pasar. Fue a través del programa de radio La Cafetera, ese día, el director de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva, contaba el episodio de la granja de cerdos en la fosa común de El Rellán, de donde se han podido exhumar 37 cuerpos, y no se sabe todavía cuántos más se pueden encontrar allí enterrados. “Desgraciadamente, somos conscientes de que en toda España habrá muchos casos parecidos, pero como asturianos, el hecho y la imagen nos atrapó. Mi hermano David, que fue quien lo escuchó en la radio, estaba sobrecogido. No sabemos si hubo intención o no, si quien construyó aquella granja de cerdos sabía lo que había bajo el terreno, nosotros queremos contar las cosas de la manera más objetiva posible, así que solo planteamos los hechos con datos”.

 

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UNA INVESTIGACIÓN EXHAUSTIVA

Sobre este punto se extiende una de las principales características de Gochos, la pieza que pudo verse en diciembre en Nave 73 y ahora vuelve los viernes de febrero: reproducir o contar acontecimientos reales a través del movimiento. Es por eso que han querido llamar a lo que hacen, con mucho acierto, danza documento. Una manera novedosa, además, de envolver la pieza. En este sentido, cuenta Toyos que el trabajo de investigación ha intentado ser muy exhaustivo. También constante y a la escucha. Pero, sobre todo, al margen de posibles interpretaciones políticas. “Desde un principio quise ser muy tajante con todo esto: en la pieza no debía aparecer nada parecido a la opinión, solo hechos contrastados, públicos y elaborados por fuentes fiables”, explica. “Y creo que lo hemos conseguido. Si al finalizar la obra una persona tiene la necesidad de levantar el puño es por la injusticia que se ha cometido desde un punto de vista histórico”.

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PROPUESTA MULTIDISCIPLINAR

Otro aspecto importante de la obra, que conecta con la necesidad de ser fieles a una realidad, es la mezcla disciplinaria que viste a la obra. La danza, que Sergio Toyos y David Blanco han estudiado y practicado (teatro musical, danza contemporánea, urbanas, burlesque…) convive en escena con el texto, el que interpretan ellos mismos y el que se escucha en la grabación de una mujer que habla sobre el pericote asturiano (danza tradicional), y la música original y espacio sonoro de Pilar Calvo. Una musicalidad que es también narrativa por los sonidos que se escuchan y sirven para situar la escena. “Se puede identificar el gruñido de un cerdo, ese retumbar de una pala en el terreno… todo, unido con una composición original de Pilar, que realmente sitúa y ayuda a crear la escena”. Para las próximas actuaciones en Nave 73, la pieza crece aún más y una pequeña instalación en tres puntos situados antes de entrar en la sala, refuerzan de significado el espectáculo. “No teníamos referencias de otros trabajos de danza documento y para evidenciar que se trata de hechos reales, hemos dispuesto fotografías de la fosa, de los familiares, etc”.

 

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UNA PIEZA EXIGENTE

A pesar de los mimbres objetivos por los que transcurre la pieza, basada en hechos reales, o tal vez por eso, Gochos, de una hora de duración, es una obra dura que exige de los intérpretes una entrega absoluta a nivel corporal, de voz y emocional. Una pieza agotadora, física y mentalmente, que conecta con la desesperación de todos esos familiares de las víctimas enterradas. “Nos importaba mucho llevar al cuerpo lo agotadora que puede ser una espera”, declara Toyos. “Personas que se van haciendo mayores, que ven cómo pasa el tiempo y no podrán recuperar los cuerpos de sus familias. En una parte de la obra, en la que repetimos hasta seis veces seguidas una secuencia de frases, muy cercanas a la tabla de gimnasia, acabamos respirando tan fuerte que al final, algunas personas nos preguntan si era intencionado. Nada más lejos, dejamos ver el agotamiento y la desesperación a través de nuestros cuerpos”.

 

LA PRIMERA CREACIÓN EN COMÚN

Estructurada en escenas de cinco minutos, que se suceden sin más hilo argumental que el de la triste estampa sobre la que versa el montaje, Gochos se apoya en el texto para arrojar datos al patio de butacas. Pequeñas intervenciones de David Blanco y Sergio Toyos que, junto al lenguaje de signos de Blanco, componen una amplia radiografía artística de la danza como documento. También como testigo de la formación de los dos hermanos, que se complementan a la perfección, asegura Sergio Toyos, a la hora de trabajar juntos. “Después de bailar muchos años juntos en musicales, seguimos formándonos en la RESAD en dramaturgia y dirección escénica y ha sido curioso ver cómo cada uno coreografiábamos desde un sitio distinto. Pero nos conocemos a la perfección y funcionamos bien juntos”.

Gochos es la primera creación conjunta. Nació de una pieza de 40 minutos para el festival Danza en la Villa 2022, que pudo verse en el Teatro Fernán Gómez. En su tierra solo han podido mostrar un pequeño fragmento. “Nos encantaría bailar esta obra en Asturias, somos conscientes de toda la carga geográfica que contiene”.