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Por Carmen Nieves
Es impactante que aún hoy en día, dos mujeres tan representativas e importantes para la historia de España y de la democracia sean tan poco conocidas. Uno de los deseos de Victoria viene a cenar es acercar sus vidas a todo el mundo, haciendo un recorrido por sus biografías a través de un encuentro ficticio entre ellas, que lamentablemente nunca llegó a suceder.
Con esta obra vemos a dos mujeres situadas en un momento atemporal, muy cercanas al público, rompiendo en ocasiones la cuarta pared y usando la fuerza de un cuidadoso diálogo. Lograremos que cada uno de los y las asistentes, salgan del espectáculo empapados de cuáles fueron los momentos más significativos de sus vidas y de todo lo que ambas aportaron a la sociedad de entonces y por consiguiente, a la actual. Es necesario recordar sus vidas, sus luchas, sus logros. Es necesario dar a conocer a nuestros referentes femeninos y enseñar con ellas, homenajearlas y ver las similitudes de sus luchas y sus esfuerzos por conseguir avanzar en términos de igualdad en una sociedad pasada, porque hoy en día tenemos mucho camino por andar.
En el entreacto de la obra ofrecemos la posibilidad de presenciar en vivo un fragmento del tan resonado debate sobre el derecho al voto femenino que ocurrió el 1 de octubre de 1931. Los personajes dejan de lado la atemporalidad del primer y segundo acto para situar al público en el día de las votaciones.
Con esta obra, con este encuentro, contamos lo que nos hubiera gustado ver en la realidad; un acercamiento entre mujeres catalogadas como ‘rivales’ como ‘enemigas’, dos perspectivas históricas, dos versiones que convergen en un mismo punto, que se liberan de sus fantasmas en este encuentro.
Clara Campoamor ha invitado a Victoria Kent a cenar. Lo tiene todo preparado para este encuentro atemporal. Se trata de una noche decisiva, las dos intentarán defender sus posturas ante uno de los hitos más importantes de la historia española contemporánea: la lucha por conseguir el sufragio femenino.
