Un largo fin de semana de verano. Dos desconocidos y una vieja mesa de ping pong.
Una comedia dramática que habla de los puntos de inflexión, de los ritos de paso, de cómo madurar dando un salto al vacío, de cómo encontrar en nosotros las respuestas cuando nuestros referentes ya no las tienen, de nuestra necesidad de conectar para crecer. Un texto divertido, tierno, profundo, sobre la conexión, el descubrimiento y la empatía.
Cata está a punto de cumplir la misma edad que tenía su madre cuando murió de forma repentina. Para afrontar ese momento decide ir con Carlos, su novio, a hacer limpieza en un antiguo refugio subterráneo que tenía su familia en el jardín de su casa, en el que ocupa casi todo el espacio una vieja mesa de ping pong. Allí conocen a Mia, una joven tenista profesional que ahora vive ahí con su padre, y que está a unos pocos partidos de ganar un importante torneo.
Aislados del mundo exterior, en un espacio de protección, los tres personajes tendrán que poner orden en su pasado para deshacerse de lo que ya no necesitan y afrontar su presente.
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