Sufrida Calo es un concierto en forma de monólogo (o monólogo musical) en el que la artista Elena Lombao Pardo parece invocar a la artista mexicana Frida Khalo para hablarnos, a través de su estética y de personalísimas ‘ranchéforas’ (mezcla de rancheras y metáforas), de su particular tragicomedia cotidiana. Un espectáculo de café-teatro, con el surrealismo rural como telón de fondo, en el que Lombao nos canta sus penas y alegrías y nos explica su biografía sentimental. Todo a través de Sufrida, personaje (con acento gallego) que ya se ha hecho un hueco en la escena cabaretera de nuestro país, de la mano del guitarrista y productor musical Javier Vidal, quien le acompaña en escena.
En palabras de la propia Lombao, “Sufrida Calo nació por la necesidad de expresar los dolores de un pecho infinito, el mío. 2013 fue un año tan lleno de imprevistos que propició el nacimiento de este personaje que, contra todo pronóstico ha culminado en la presentación de un disco de canciones propias”, explica. “En mi búsqueda incansable por encontrar la felicidad, me doy cuenta de que el dolor es inevitable y que intentar huir nos hace viajar en círculos convirtiendo la vida en una absurda rotonda sin salida. Solo hay dos caminos para liberar el alma: aprender y amar. Y una herramienta para entender ambos: el humor”.
Sufrida Calo surgió en 2014 dentro de la programación del Hija Qué Seca Fest, organizado por Rocío Saiz, en la Sala Siroco. Después de dos años desarrollando el concepto en el Café Berlín, Elena Lombao estrena en febrero de 2016 la versión teatral en el Teatro Lara, dirigida por Borja Echeverría, quien también colabora en la dramaturgia. Ese mismo año, la propuesta teatral se traslada a los Teatros Luchana, donde permanece durante casi ocho meses. Después de su paso por salas de conciertos y teatros, Elena decide llevarlo a espacios más atípicos, adaptando la propuesta para una audiencia más reducida. Y mientras se va desarrollando el atípico estilo comienza a fraguarse el disco Canciones alegres para suicidas. Así las músicas y los textos terminan de fijarse para dar paso a un espectáculo ya maduro y encaminado.